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Un teniente contra la rancia cúpula del ejército

Fuentes: Rebelión

Adentrarse en un cuartel es escarbar en el pasado más rancio de este país, donde las castas están definidas a todos los niveles y donde un autentico inútil puede tener voz, mando y poder para disponer del tiempo y servicio de la tropa. Si diseccionamos la composición del ejército rápidamente nos damos cuenta del principal […]

Adentrarse en un cuartel es escarbar en el pasado más rancio de este país, donde las castas están definidas a todos los niveles y donde un autentico inútil puede tener voz, mando y poder para disponer del tiempo y servicio de la tropa.

Si diseccionamos la composición del ejército rápidamente nos damos cuenta del principal problema, durante el año 2012 habrá un total de 134.000 efectivos. 86.000 de tropa y 48.000 mandos (entre oficiales y suboficiales), dando un porcentaje increíble y desorbitado de un mando por cada 1’8 personas de tropa, ¿se imaginan este ratio en escuelas y hospitales?

Cualquiera que conozca la rama militar sabe que la plantilla de las Fuerzas Armadas (FAS) debe sufrir un recorte drástico, pero a la altura de los mandos, donde si somos pragmáticos con la estructura actual son necesarios 50 coroneles y 25 generales, cuando en la actualidad tenemos unos 1.500 coroneles y 220 generales, y no olvidemos que cada general cobraba, en el año 2012, unos 8.300 euros brutos al mes, más los gastos «protocolarios» que generan.

Hoy no quiero extenderme demasiado en los privilegios de la casta de oficiales, pero desde luego el proteger su arcaica categoría es lo que persiguen con el juicio a Luis Gonzalo Segura, un teniente de complemento autor del libro «Un paso al frente», donde saca a la luz de una forma novelada la corrupción y las barrabasadas que se producen dentro de los cuarteles, y como las aspiraciones de los oficiales se anteponen al bienestar de la tropa y de los propios ciudadanos. Al fin y al cabo no olvidemos que las FAS se pagan con dinero público, y también los privilegios y caprichos de generales, coroneles, comandantes, capitanes…

Basta ya de silenciar los desmanes que se suceden en las FAS, ellos suponen sufrimiento a la tropa y una estafa a la ciudadanía. Hoy es el teniente Luis Gonzalo Segura, ayer (año 2007) fue el brigada Jorge Bravo, presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) y mientras tanto entre sus muros se vulneran los derechos constitucionales en favor de mantener el estatus de muchos «ciervos» que viven anclados en tiempos pasados con el consentimiento de los sucesivos Ministros de Defensa que han pasado por este país.

Miguel Rodero, Portavoz de Izquierda Unida en la comarca de Béjar e indignado

Blog del autor: http://miguelrodero.wordpress.com/