Isabel Mendieta, ex trabajadora de CC.OO. en Córdoba, denunciará en los próximos días ante el juzgado de lo social a este sindicato a nivel provincial y regional por «fraude» en la vinculación laboral que ha mantenido con esta organización y porque «decidieron no renovarme por cuestiones políticas internas». Solicita su readmisión en su puesto de […]
Isabel Mendieta, ex trabajadora de CC.OO. en Córdoba, denunciará en los próximos días ante el juzgado de lo social a este sindicato a nivel provincial y regional por «fraude» en la vinculación laboral que ha mantenido con esta organización y porque «decidieron no renovarme por cuestiones políticas internas». Solicita su readmisión en su puesto de trabajo en el que ha permanecido 15 años.
Mendieta, que desempeñó su labor en la federación provincial de Comunicaciones y Transportes, sostuvo que «he estado estos años cubriendo con contratos temporales una plaza permanente en la que no cabe la eventualidad, la de control de la afiliación».
Fijó el inicio de sus problemas con la llegada, tras una asamblea, de Juan Illescas en abril de 2005 a la Secretaría provincial de la Federación de Comunicaciones y Transportes de CC.OO. A partir de ahí, «se me discrimina, no me dan trabajo, me aislan…». «He sufrido acoso laboral», señaló, si bien en la demanda, a la que ha tenido acceso ABC, ante los juzgados se acusa al sindicato de haber incurrido en «un hostigamiento personal y profesional». Mendieta achacó este comportamiento a que Illescas es miembro de la «línea oficialista» del sindicato. «No sé si él se ha sentido amenazado por ser hija de un «crítico», afirmó.
El 4 de enero no se le renovó un contrato temporal que había finalizado.
Por su parte, Illescas rechazó esta versión. Matizó que «lo que ha sucedido es que desde Sevilla, de donde dependía el contrato de esta trabajadora, se ha decidido no renovarla». Indicó que «la señora Mendieta, al llegar la nueva directiva, fue la que no se relacionaba con nosotros, generando una situación insostenible, incurriendo hasta en la falta de respeto. No se adaptó a que llegara una nueva dirección». Y negó que «no se le diera trabajo, porque su labor, de control de la afiliación, no había que decírsela».