Busquen en la trastienda de un fotógrafo y verán otra imagen de la inmigración. Los inmigrantes envían sus fotos a los familiares pero también a los poderes públicos. Dependiendo del destinatario la foto será reivindicativa o intentará dulcificar una situación penosa. El consejo editorial de hoy busca pintar un retrato boliviano de la irregularidad y […]
Busquen en la trastienda de un fotógrafo y verán otra imagen de la inmigración. Los inmigrantes envían sus fotos a los familiares pero también a los poderes públicos. Dependiendo del destinatario la foto será reivindicativa o intentará dulcificar una situación penosa. El consejo editorial de hoy busca pintar un retrato boliviano de la irregularidad y está inspirado en el maravilloso libro de John Berger y Jean Mohr traducido como Un séptimo hombre. Es un libro de imágenes y palabras sobre la experiencia de los trabajadores emigrantes en la Europa de los sesenta. Allí aparecemos los españoles, griegos y turcos en Suiza, Francia o Alemania.
El domingo 26 de diciembre se publicaba en este periódico una doble página titulada «Sin papeles, sin navidad». En ella aparecían tres fotografías de inmigrantes bolivianos. Cada una de las mismas retrataba las diferentes piezas que componen un piso de 70 metros cuadrados en un barrio de Madrid. Lo habitan nueve personas. En la primera imagen dos hombres y dos mujeres comparten la comida en un comedor-dormitorio. Hacinamiento, siete metros cuadrados por persona. Alquiler y hacinamiento. He aquí un primer rasgo de la inmigración boliviana en situación irregular.
En las tres fotos despuntan las mujeres. La inmigración boliviana es una de las más feminizadas. Hay ocho hombres por cada diez mujeres. Vemos a una madre sentada con su pequeño sobre la rodilla. Ella mira al fotógrafo de frente, pero el niño está de espaldas, protegiendo el rostro de la cámara. La mujer trabaja como asistenta de hogar pero carece de permiso de residencia. Feminización y reproducción es otra característica de esta inmigración. Y, como contraste a la irregularidad, un estudio revela que la mujer boliviana en situación legal tiene una notable presencia en las fuerzas armadas españolas.
La inmigración boliviana presenta una alta tasa de irregularidad. La diferencia entre empadronamientos (290.000) y permisos de residencia (104.000) es muy abultada. La recesión económica se ha desplomado sobre ellos nada más llegar a España. Pero, en los últimos meses, según parece, empieza a crecer la contratación de inmigrantes. Y la teoría dice que, cuando eso ocurre, es porque el mercado se despierta. Los trabajadores más vulnerables, y los bolivianos están entre ellos, sirven como banco de prueba. Es justo que si trabajan estén documentados.
Antonio Izquierdo. Catedrático de Sociología
Fuente: http://blogs.publico.es/delconsejoeditorial/1120/una-foto-reivindicativa/