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Reseña de Breve historia del pensamiento económico, de Alessandro Roncaglia

Una historia del pensamiento con perspectiva propia

Fuentes: Revista Europea de Economía Política

  Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 1ª Edición, 2017 (traducción de Jordi Pascual Escutia).     Con gran gozo presento aquí el nuevo libro de Alessandro Roncaglia, Breve historia del pensamiento económico (en magnífica traducción, una vez más, de mi querido amigo Jordi Pascual Escutia, convertido de facto en traductor de la obra de Roncaglia al […]

 

Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza,

1ª Edición, 2017 (traducción de Jordi Pascual Escutia).  

 

Con gran gozo presento aquí el nuevo libro de Alessandro Roncaglia, Breve historia del pensamiento económico (en magnífica traducción, una vez más, de mi querido amigo Jordi Pascual Escutia, convertido de facto en traductor de la obra de Roncaglia al castellano y con la encomiable y rápida edición de Prensas Universitarias de Zaragoza, 1.ª edición, 2017). Me he ocupado de obras de Roncaglia en varias ocasiones: de su libro «La riqueza de las ideas. Una historia del pensamiento económico», hace ya diez años (en 2007, N. º 30 de SYN@PSIS); de El mito de la mano invisible, hace seis (2011, N. º 55); y de Economistas que se equivocan. Las raíces culturales de la crisis, (en 2017, N. º 88).  

El libro ha quedado compuesto en una breve «Premisa», un primer capítulo introductorio, con alto contenido epistemológico, ocupándose del para qué sirve la Historia de la economía política, de su utilidad, al que siguen los capítulos 2 a 17 en los que se trata verdaderamente de los autores más significativos del recorrido histórico de la economía política, ocupándose el último, «La época de la fragmentación», del período final más cercano a nuestros días. Completan el libro unas sugerencias del autor para adentrarse en el conocimiento más profundo de las obras principales, bajo el título de «Rutas de lectura»; una extensa bibliografía y un utilísimo índice onomástico. En junto, podemos decir que estamos ante una confección de estructura académica de la disciplina: metodología, principales autores representativos de las corrientes de pensamiento y de la épocas hasta el presente, tratado este último más por corrientes que por autores, para no incurrir en la pretensión de convertir en historia lo que todavía no ha transcurrido tiempo suficiente para que haya adquirido relieve como tal. Una guía de profundización y una bibliografía son el complemento académico obligado, o cuanto menos deseable.  

Aquellos que, como yo, disfruten de la epistemología, encontrarán en el capítulo 1 una apretada, pero muy clara síntesis de lo que era su núcleo debatido en los 70/80, repasando a Kuhn, Lakatos, Feyerabend y Popper, entre otros. También podrán seguir el contraste entre la concepción acumulativa del pensamiento económico frente a la concepción competitiva; así como la relación de la Economía política (Teoría) con la historia de la política económica. La posición del autor es clara: «Como reflexión sobre la sociedad, la economía política es una disciplina humanística, con una dimensión histórica. Como ciencia, implica la adopción de los criterios metodológicos predominantes. Por tanto, se produce una tensión difícilmente resoluble entre las reglas de la coherencia lógica y la naturaleza de ciencia social de la economía.» (p. 20)  

El capítulo 2, «La prehistoria de la economía política», señala el nacimiento de ésta en la Antigüedad griega, hasta los siglos XVI-XVII, con una aproximación a los problemas económicos distinta de la actual, reuniendo a la vez moral y ciencia. Para Roncaglia, son hitos de la Antigüedad clásica el Código babilónico de Hamurabi (ca. 1750 a. C.); la Biblia (s. XII y XI a. C.); en la India: Arthasastra, de Kautilya, dedicado al funcionamiento del Estado (S. IV a. C.), y, en China, el Guanzi (s. Va. C. a s. I d. C.). En la tradición bíblica es destacable la distinción entre trabajo obligatorio y trabajo como autorrealización; en tanto, en Grecia, la actividad laboral es vista con desprecio (p. 29). En el ámbito de la economía doméstica encontramos a Jenofonte (ca. 430-ca. 355 a. C.) y su Económico. Nos recuerda Roncaglia que «economía» viene de oikos, casa, y nomos, norma o ley. En las reflexiones económico-políticas entrarían la República, de Platón, y la Política, de Aristóteles.  

La patrística corresponde al pensamiento de los intelectuales cristianos más influyentes entre el s. I y el s. XI d. C., entre ellos encontramos a Juan Crisóstomo, Ambrosio, Jerónimo Agustín de Hipona. Para la mayoría de los Padres de la Iglesia el ideal era la propiedad común. La norma general era el respeto de las leyes existentes, en tanto la esclavitud era un dato del orden social y no fue condenada. Se desconfiaba del comercio, pero no se le condenaba y el trabajo era obligación social y alejaba del pecado. Sus tesis se convirtieron en doctrina oficial de la Iglesia por medio de Tomás de Aquino (1225-1274).  

En la escolástica, s. XII-XIII, el problema moral domina lo económico. Hallamos asuntos que hoy en día siguen presentes en la reflexión moral de la economía en sus conceptos básicos, como la legitimidad del tipo de interés o el papel del dinero, reconocido como medio de cambio y como unidad de cuenta, pero no como reserva de valor. Para Pedro de Juas Olivi (1247-1298) el valor de los bienes procede de tres fuentes: virtuositas (satisfacer necesidades), complacibilitas (preferencia) y raritas (escasez). Usura y precio justo serán asuntos dominantes entre los s. XII y XVI, siempre desde la ética.  

En el período de formación y ascenso de los estados nacionales, a teólogos y filósofos, se suman consejeros del príncipe en las reflexiones económicas. El concepto de riqueza nacional es central, aunque se confunde con el oro y metales preciosos. Bullonistas (del inglés bullion), formando parte Thomas Gresham y John Hales. Thomas Mun sostenía el comercio internacional permitía incrementar la riqueza del país, pasando del bullonismo al mercantilismo (balanza comercial global, no bilateral y papel central del Estado en la Economía). Algunos explican el beneficio de la venta (profit upon alienation), acorde con el capitalismo mercantil.  

El capítulo 3, lo dedica a William Petty (1623-1687) y al nacimiento de la Economía Política. Este capítulo parece falto de un esfuerzo adicional para evitar reiteraciones. Petty estudió medicina y ejerció como profesor de anatomía, de música y médico del ejército. Enviado por Cromwell a Irlanda, dedicándose el resto de su vida a administrar su patrimonio. Fundador de la aritmética política e introductor del método cuantitativo en el análisis de los fenómenos sociales, con pretensión de separar ciencia y moral. Fiscalidad, mercado, precio, excedente y balanza comercial son asuntos tratados por él.  

Al comenzar el capítulo 4, el autor nos advierte que «En el siglo transcurrido entre los escritos de William Petty y los de Adam Smith, la reflexión económica avanzó en muchas direcciones» (p.57) y con no pocos autores, entre los que destaca John Locke, David Hume, el propio Isaac Newton (que llegó a ser nombrado director de la casa de la moneda), Bernard de Mandeville, Richard Cantillon, François Quesnay (y su famoso tableau économique), culminando con Turgot (no puedo dejar de sugerir la lectura de Turgot, el último ilustrado, de Paloma de la Nuez. Ver mi comentario en SYN@PSIS N. º 52, mayo-junio 2011).  

El capítulo 5 lo dedica a Adam Smith, empezando por una breve síntesis de su vida, renunciando a la carrera eclesiástica, hasta ser profesor de lógica, en 1751, y luego de moral (incluía economía). Su Teoría de los sentimientos morales (1759) tendría un éxito notable. En viaje por el continente, en París, se encontró con Voltaire, d’Alembert y Quesnay entre otros. A su vuelta a su Kirkaldy natal, entre 1767 y 1773 se dedica a la Riqueza de las naciones, del que Roncaglia nos ofrece una apretada síntesis, muy bien estructurada, para pasar luego a la distinción entre valor y precio; precios naturales y precios de mercado; el origen de la división del trabajo, concluyendo que Smith no ha sido el fundador de la ciencia económica, que su característica esencial fue la de ser académico; o sea, riguroso en la definición y claro en la presentación de sus ideas. La lectura crítica de Roncaglia es recomendable para no caer en lugares comunes.  

De aquí en adelante, el libro recoge la evolución del pensamiento económico de los principales autores, sin olvidar las aportaciones de la escuela austríaca (capítulo 11), hasta llegar al presente, al que dedica un capítulo, el 17, titulado «La época de la fragmentación», anunciando que está en preparación para este año 2018 un tratamiento más amplio de las principales líneas de desarrollo de la investigación económica desde la Segunda Guerra Mundial, de la que nos adelanta esta interesante síntesis.  

Fernando G. Jaén Coll . Profesor Titular UVIC-UCC 

 

Fuente: PROCESOS DE MERCADO, Revista Europea de Economía Política. Vol. XV, n. º 1, Primavera 2018, pp.511 a 514.