La movilización contra la subida del precio del transporte público en Barcelona y su área metropolitana (más de un 5% este año, más de un 25% en estos cuatro o cinco últimos) no se interrumpe. Se inició hace ya unas semanas en Nou Barris, y, poco a poco, semana a semana, se han ido añadiendo […]
La movilización contra la subida del precio del transporte público en Barcelona y su área metropolitana (más de un 5% este año, más de un 25% en estos cuatro o cinco últimos) no se interrumpe. Se inició hace ya unas semanas en Nou Barris, y, poco a poco, semana a semana, se han ido añadiendo más y más barrios y localidades. Son 28 los que convocan a una acción este miércoles 29 de enero. ¿Qué acción? No usar ningún transporte público desde las 20 a las 20:30 de ese día.
¡Hay que difundir la idea, la propuesta, la convocatoria entre amigos, compañeros y conocidos! ¡Es posible, podemos!
Es más que probable que la movilización, la rebelión ciudadana que no está dispuesta a bajar la cabeza ante tanto atropello antipopular, ha empezado a preocupar a las «autoridades». Con la huelga de usuarios del próximo 29 se intenta dar un salto cualitativo a la movilización. No es una locura, no es un desvarío. ¿No podemos estar ante un Gamonal barcelonés?
Hace mucho tiempo hubo una huelga de transportes muy importante, esencial en la lucha antifranquista, en una ciudad que vomitaba por los nombres franquistas y sigue vomitando ahora por la presencia de una estatua dedicada a Francesc Cambó (y una avenida céntrica) en sus calles.
Esteban Pinilla de las Heras habló de ella en estos términos en un libro imprescindible de 1989: En menos de libertad:
Miguel Núñez, Saltor, el que fuera años después responsable político de Manuel Sacristán, fue el máximo dirigente del PSUC durante la huelga de tranvías de Barcelona de febrero-febrero de 1951, una huelga que, ciertamente, el Partido estuvo muy lejos de protagonizar. Nunca lo pretendió y, desde luego,, nunca alardeó de ello. Señala Pinilla de las Heras en el libro (En menos de la libertad, p. 55): «Las huelgas de transportes urbanos (25 febrero-3 marzo 1951) fueron acompañadas de manifestaciones estudiantiles que arrastraron a una gran multitud juvenil (no dejando un tranvía con un cristal íntegro) y preludiaron la huelga general ciudadana del 12 de marzo de 1951, una verdadera huelga de protesta política por las condiciones de vida, la situación alimenticia, etc».
La pluralidad de las manifestaciones revelaba la fragmentación real de las conciencias colectivas apunta Pinilla de las Heras: «Había quien cantaba «La Internacional» y caía bajo las cargas de la policía armada (hubo dos muertos y una docena de heridos), y había quien llevaba una pancarta invocando a Franco contra los burócratas del propio Régimen». Pocos días después, el 16 de marzo, el gobierno del Generalísimo criminal enviaba a Barcelona, con amplios poderes, a Felipe Acedo Colunga, fiscal en los sucesos revolucionarios asturianos de 1934, miembro del Consejo Supremo de Justicia Militar y del Cuerpo Jurídico del Ejército del Aire, general, fiscal militar «en los territorios liberados» durante la Guerra Civil. Intentó que la ciudad fuera suya durante una década. No lo consiguió. Se llegó a ocupar policialmente la estación término del ferrocarril, la estación de França, para reenviar a sus lugares de origen, a Andalucía de forma destacada, a los trabajadores inmigrantes que llegaban sin contrato de trabajo. Mis padres entre muchos otros.
No corremos por el momento los peligros de los que nos habló el sociólogo castellano. No tenemos que invocar, confundidos, a ningún general. Basta con que, unidos, cercanos en lo mucho que nos une, nos neguemos a usar ese día y a esa hora el transporte público. Y, precisamente, ¡porque defendemos el transporte público como un nudo esencial, básico de la ciudadanía!
Surgirán otras acciones. ¡Tienen que rectificar (que es de sabios aunque ellos no lo sean)! ¡Podemos conseguirlo! ¡Apoyemos todos la huelga de transportes el día 29, también, y de forma destcada, los propios trabajadores del metro y del autobús!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.