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Acerca de Con la huella en la bota de Joan Cantarero

Una llamada de urgencia

Fuentes: Rebelión

Con La huella de la bota Joan Cantarero pone ante nuestros ojos y nuestra conciencia un problema que desde hace ¿cuántos años? las instituciones, los gobiernos, los medios de comunicación, obedientes como siempre a intereses de los poderosos, mercenarios de los círculos de poder, callan, rebajan o tratan de manera residual: el autor expone la […]

Con La huella de la bota Joan Cantarero pone ante nuestros ojos y nuestra conciencia un problema que desde hace ¿cuántos años? las instituciones, los gobiernos, los medios de comunicación, obedientes como siempre a intereses de los poderosos, mercenarios de los círculos de poder, callan, rebajan o tratan de manera residual: el autor expone la relación entre pasado y presente, vínculos organizativos, financiación y objetivos a corto, medio y largo plazo de las organizaciones o la trama nazi-fascista en el estado español.

En el prólogo, Esteban Ibarra, presidente del Movimiento Contra la Intolerancia nos recuerda lo escrito por Elie Wiesel, premio Nobel de la Paz y superviviente de Auschwitz: …Hemos aprendido a no ser neutrales en tiempos de crisis, porque la neutralidad siempre ayuda al agresor, no a la víctima. Hemos aprendido que el silencio no es nunca la respuesta. Hemos aprendido que lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia. Y ¿qué es la memoria sino la respuesta a la y contra la indiferencia? Por lo tanto permítasenos recordar por la seguridad de todos…

Elie Wiesel, judía, también debía poner esas palabras para la defensa del pueblo palestino, masacrado, estigmatizado, encerrado en pueblos y ciudades sin salida como son los campos de concentración, bombardeado, sin agua, sin comida, sin energía eléctrica, sin medicamentos, sometido a la tortura diaria por los sionistas, esos que llevan su misma nacionalidad.

Esteban Ibarra, a continuación, nos llama desde el prólogo para recordar a las víctimas que, como Lucrecia Pérez, Guillem Argulló, Aitor Zabaleta, Jimmy Dnombele, Carlos Palomino… formaban un todo con quienes aspiran y procuran una sociedad justa y prevenida contra el nazi-fascismo.

En el libro, el autor hace un seguimiento a los nazis en el Estado español desde el triunfo en 1939 de la sección española del fascismo y el nazismo en su guerra contra el pueblo: primero se emplearon en los negocios, pudieron circular libremente por el territorio y crearon una estructura con la que proyectaban el espionaje, y, después, con su derrota en la Segunda Guerra, además, hicieron del Estado español un lugar de refugio y preparación de todo lo pertinente para que los nazis que no querían quedarse aquí pudiesen ocultarse en otros países, preferentemente Latinoamérica; su objetivo entonces era evitar los banquillos de los tribunales internacionales que los juzgarían por crímenes de lesa humanidad.

Los fascistas españoles, como sus homólogos alemanes e italianos, no reconocían el derecho internacional, como tampoco ahora lo reconocen, de ahí que a Garzón, que ha querido juzgar a la sección de Hitler y Mussolini, franquistas, falangistas y demás fascistas de España, quieran impedírselo juzgándole a él y apartarle de la carrera judicial, -aviso de dónde ponen su pensamiento político, la base de la sociedad que quieren sostener.

En La huella de la bota, se señala a los principales implicados en la red de huida de los asesinos, generadores y proyectistas del régimen nazi; los capitalistas impulsores más conocidos: el presidente de IG-Farben, de AEG y Siemens, banqueros, empresarios de minas… Quienes explotan a los trabajadores en un solo país, siempre quieren extender su negocio, y operan en los mercados para hacerlo en el resto del mundo; llegado el momento financian el crimen global, entre sus acciones, como enseña la Historia, se encuentra la creación de la estructura organizativa que los preservase en su día y los preserve hoy. El ejemplo en tiempos de mayor peligro para ellos, de aquel entonces de su derrota, fue la creación de ODESSA (Organización de Antiguos miembros de las SS); las dos rutas de huida que establecieron las denominaron «La Araña» y «Ruta de los Conventos», la primera y principal se refería a España, donde imbricados en la dictadura podían refugiarse, hacer negocios, espiar, como ya se ha dicho, y viajar a otros países con contactos, con documentación y medios para no ser molestados. La segunda vía, «La ruta de los Conventos», la creó otro aliado fiel del nazismo que tampoco se ha visto ante los tribunales internacionales: el Vaticano, que estableció como puntos principales de paso con garantías para los nazis, el camino era: Roma-Convento San Girolamo-Nápoles ó Génova-Buenos Aires. En la Ruta Vaticana de ocultación y huida de los criminales, la Cruz Roja y Cáritas les abastecían de documentación falsa y medios.

Existió una tercera ruta de huida para los criminales, pero esta yo no fue creada por los nazis con la colaboración de la dictadura franquista ni de la iglesia católica, sino que la creó el gobierno de EEUU que ocultó, protegió y empleó a espías, a expertos en torturas, a científicos… Para escarnio y mofa de los luchadores por la libertad y la justicia los gobernantes estadounidenses llamaron a su ruta ocultadora de los criminales: Ruta de la Libertad. ¿Qué tribunal internacional ha llamado a juicio a los gobernantes estadounidenses? Estos protectores-colaboradores de los nazis no se han desprendido ni del lenguaje, aún hoy siguen empleando el término libertad para denominar, sustantivar, adjetivar sus golpes de Estado, sus invasiones, sus secuestros y cárceles por el mundo.

El libro hace un recorrido hasta el momento presente, muestra la red establecida y las colaboraciones de hoy, los pasos que tienen previstos dar y los objetivos marcados.

En la rueda de prensa autor y prologuista mostraron una grabación con cámara oculta en la que un dirigente fascista español que se presentará en Cataluña bajo el nombre de Plataforma per Catalunia, hacía alarde de saber camuflarse: si tenemos que ser nacionalistas somos más nacionalista que Jordi Pujol y más que Ezquerra. Hay que decir a la gente lo que quiere oír. Seguidamente se puso a hablar en catalán.

Esteban Ibarra y Joan Cantarero denunciaron la táctica empleada de las amenazas, por ejemplo a Clara Sánchez, premio Nadal de novela de este año con Lo que esconde tu nombre, que precisamente toca el tema, la actitud del PSOE y Ezquerra en Vic que venía a sostener las medidas fascistas del alcalde contra los emigrantes, y la difusión que se hace del discurso xenófobo en todos los ámbitos desde hace 20 años para acá, desde las medias tintas, la mezcla de asuntos diferentes y el lenguaje xenófobo aprovechando la crisis económica; advirtieron del cambio de imagen que han llevado a cabo los nazis y fascistas para presentarse como gente democrática ya que aquella de las tribus urbanas se les ha agotado. Subrayaron con trazo grueso cómo en estos 20 años ningún gobierno ha elaborado ningún informe oficial sobre el fascismo en el Estado español, cuando en todos los países, anualmente, se hace ese informe para conocimiento público y como muestra de cuál es el resultado del control sobre tales organizaciones.

¿Recuerdan lo que decía Elie Wiesel?: Hemos aprendido a no ser neutrales en tiempos de crisis, porque la neutralidad siempre ayuda al agresor, no a la víctima. Hemos aprendido que el silencio no es nunca la respuesta. Hemos aprendido que lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia. Y ¿qué es la memoria sino la respuesta a la y contra la indiferencia? Por lo tanto permítasenos recordar por la seguridad de todos…

Se hizo hincapié en que su objetivo para las próximas elecciones es entrar con nombre propio, que no les esconda, en las instituciones de gobierno, un paso que los presentaría constituidos en, y formando parte de, la democracia como unos más, y su discurso, filtrado hasta ahora por la derecha que los reúne y potencia con su lenguaje de apariencias, alarmismo, vago y simplista, pasaría a constituirse en propuesta nazi-fascista clara, sin tapujos, alimentándose de la crisis, reserva de sus protectores hasta ahora.

Estamos ante la ofensiva ultraderechista más preocupante desde el 23 F, se dijo desde la mesa, y alguien no tiene interés en pararla. Todo depende de la conciencia popular del problema, el proyecto final es acabar con los valores democráticos.

¿Se ha preguntado si hay rasgos antidemocráticos en algunas actuaciones políticas? ¿Se ha preguntado por que hay tanto silencio con respecto a lo aquí tratado? ¿Se ha preguntado quiénes son cómplices?

Es una llamada de urgencia. ¿Qué piensa hacer?.

Título: La huella de la bota.

Autor: Joan Cantarero.

Prólogo: Esteban Ibarra.

Editorial: Temas de hoy.

Fecha de edición: 2010.

Ramón Pedregal Casanova es autor de Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Edita Fundación Domingo Malagón y Foro por la Memoria.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.