La crisis del capitalismo abierta por el llamado krach del sistema financiero global el 2008 afectó directamente la industria extractiva de minerales. Se contrajo la demanda global por estos productos. Países locomotoras de la economía planetaria como China y otros consumieron mucho menos. Bajó el precio del cobre. Y se paralizaron por años grandes inversiones […]
La crisis del capitalismo abierta por el llamado krach del sistema financiero global el 2008 afectó directamente la industria extractiva de minerales. Se contrajo la demanda global por estos productos. Países locomotoras de la economía planetaria como China y otros consumieron mucho menos. Bajó el precio del cobre. Y se paralizaron por años grandes inversiones en yacimientos cupríferos del mundo entero. Las poderosas multinacionales extractivas están a la espera del aumento de precio de los minerales.
En aquel momento (a partir del 2008) los Estados de Europa y de América del Norte optaron por salvar sus bancos y sistemas financieros inyectando enormes cantidades de dinero que no fueron utilizadas en programas sociales ni en inversión productiva. Simple. El estancamiento y baja global de los salarios debido al aumento de la tasa de explotación que impone el neoliberalismo determinó la baja del consumo y, por lo tanto, de la demanda industrial del cobre.
El crecimiento capitalista y la inversión productiva se frenó en el planeta. Hubo, como consecuencia de la crisis del 2008, una pérdida de riqueza social considerable: 20 % del PIB en la zona Euro y 10 % del PNB mundial. Los países de la Unión Europea destinaron 37 % del PIB para evitar el derrumbe del sistema financiero. La deuda pública por el salvataje de bancos privados en EE.UU. entre el 2007 y el 2010 aumentó de 65 a 93 % (*). Por ese hoyo provocado por el sistema financiero mundial que capta los ahorros se fue una parte del dinero de los trabajadores chilenos en manos de las AFP, que ahí lo pusieron.
Como consecuencia de aquello se aplicaron y siguen aplicando en Europa y Norteamérica programas de recortes presupuestarios y, por supuesto, hubo un aumento de la cesantía, la pobreza y los conflictos sociales en varios países del mundo «desarrollado».
Los pueblos son los primeros afectados con el aumento de la desigualdad social. Y el mundo de la guerra infinita y permanente que surge después de la caída de los muros y del triunfo del neoliberalismo, la crisis migratoria y de refugiados genera racismo y xenofobia con las cuales los partidos de ultraderecha hacen campaña política. El tema de la «seguridad» se transforma en tema «securitario» y le sirve a los Estados para promulgar leyes represivas contra los sectores populares y atentar contra las libertades y derechos civiles.
El giro autoritario y la ofensiva capitalista-neoliberal (las mentadas políticas de austeridad) contra los programas sociales, son consecuencias de la crisis del régimen neoliberal al cual están sometidos los gobiernos (como el de Grecia), los pueblos y las subjetividades individuales. Así como también la destitución de gobiernos elegidos democráticamente como en Brasil corresponden a esa lógica general adaptada a los contextos de las relaciones de fuerzas locales. No obstante, se asiste a la paradoja siguiente: la crisis del neoliberalismo ha reforzado y profundizado la lógica de los poderes neoliberales.
Lo anterior sucede en un marco de alternancia de bloques políticos sin presentar alternativa política, ni social ni económica al neoliberalismo. Como en Chile, y en el mundo entero, las llamadas socialdemocracias (PS, PPD y la DC chilena por influencia de la CDU alemana) se han totalmente neoliberalizado, es decir adoptado el punto de vista del empresariado con todo lo que ello implica: la lógica de la acumulación del capital, de la primacía del mercado con dominio del capital especulativo, de la propiedad privada de los medios de producción y de la explotación y precarización del trabajo asalariado a través de la desprotección legal y desmantelamiento de derechos colectivos.
El hecho que el Partido Comunista de Chile (PC) se haya convertido en furgón de cola del neoliberalismo desde que ingresó a la Concertación cabe destacarse. No sucede lo mismo en todos los países. La prueba, el PC acepta las decisiones del cerebro económico de la Nueva Mayoría y no se juega por un sistema de reparto, que como vemos es condenado por la ministra Ximena Rincón; ella misma ex directora de AFP. Y cabe preguntarse si hay un economista más creyente de la dogmática neoliberal que el ministro PPD de Hacienda Rodrigo Valdés.
Aunque en el marco de crisis mundial y de arremetida no faltaron las instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) que hicieron votos de virtuosismo y llamaron a los Estados a no contraer más la economía y a regular los mercados financieros para evitar el aumento de la desigualdad. Pero este tipo de posiciones son meras recomendaciones sin efecto. El FMI se plegará siempre a la tendencia global. Y la dinámica de los mercados y dispositivos financieros se reforzó y no hay reglamentación efectiva que los controle. Los Estados y las castas oligárquícas que los gobiernan se aprovechan de la crisis para acentuar los procesos neoliberales en el mundo pese a que el krach financiero del 2008 llevó a pensar lo contrario. Los «Panama Papers» revelaron un mecanismo para eludir impuestos de los más ricos y la corrupción inherente a la expansión del neoliberalismo.
Codelco y el caso actual de desarrollo frustrado
Ahora bien, las grandes corporaciones mundiales que controlan la producción y los mercados de recursos naturales estudian con parsimonia sus planes de inversión.
En Chile, Codelco, la empresa estatal que suministra «el sueldo de Chile» (y toda clase de granjerías a militares y civiles «amigos») está en crisis abierta. El 10 % de las ventas beneficia a las FFAA y a sus acólitos del mundo político que reciben estipendios por asesorarlos como Francisco Vidal, el ex ministro de Defensa de la Concertación. Situaciones que lindan en la corrupción, sueldos sin techo de ejecutivos y malas inversiones y pronósticos han dejado a Codelco en un estado calamitoso. Es lo menos que puede decirse. El Gobierno de Piñera trató de hundir conscientemente la empresa estatal para privatizarla.
Recordemos que ME-O, asesorado por el economista neoliberal Fontaine hijo, durante su primera campaña, propuso privatizar el 5 % de Codelco.
El ataque neoliberal contra Codelco capturada por la tecno-burocracia de la NM y de la ultraderecha no disminuye. La Nueva Mayoría no tiene política sobre el tema. Menos una política económica de largo plazo que permita encarar los desafíos económicos de un país que es nuevamente un caso de «desarrollo frustrado». Y dónde habrán generaciones frustradas y diplomadas de universidades cuya existencia será precaria, endeudada y sometida a la explotación.
Una información significativa que da mucho para reflexionar entregó el periódico francés, de referencia mundial, Le Monde. El 15 de agosto pasado (en realidad el 14 porque Le Monde se caracteriza por llevar la fecha del día siguiente). El vespertino de centro derecha (no confundir con el mensual Le Monde Diplomatique que corresponde a una visión de izquierda) informaba lo que sigue en la página 9 de la versión papel: » En Mongolia (Oyu Tolgoi), Río Tinto , la poderosa minera australiana (ésta declara en su página web tener 30 % de «interest» en Escondida, administrada por BHP Billiton**), abrirá, apenas repunte el precio del cobre, la mina cuprífera «más grande del mundo». Confirmación corroborada en la página web de la multinacional minera australiana Río Tinto (***).
Era la escueta información. Es el precio futuro del metal el que está en juego. Y si es así, Chile irá perdiendo, es evidente, la «ventaja comparativa» que tenía debido a la apertura de nuevos yacimientos.
Junto con lo anterior se bosquejaba el nuevo orden productivo que viene y en el cual Chile seguirá en desventaja -puesto que los gobiernos del duopolio nada han hecho para enfrentar el futuro-: «Los nuevos polos manufactureros que se estructuran después de la crisis del 2008, además de China, India e Indonesia serán ex países comunistas como Rumania, con mano de obra calificada, explotada y barata como la de China. A los que se agregan Vietnam, Filipinas, Malasia y Tailandia». México es el único país latinoamericano que está en esta posición en el «nuevo orden mundial de la industria» afirmaba el mismo vespertino. Además se consignaba que: » LeEco , propiedad del empresario chino Jia Yueting producirá en China Popular en los próximos años 400.000 automóviles inteligentes por año según anuncio del 10 de agosto recién pasado» (Le Monde , p. 9, Le nouvel ordre mondial de l’industrie , versión papel del lunes 15 de agosto 2016). Lo que significa que los dados ya están echados en lo que respecta a los polos innovadores y productivos del planeta.
Estos temas no son abordados por el bloque que conforma la casta chilena dominante actual. Posiblemente lo haga la academia. Los parlamentarios, que además de recibir dietas y prebendas astronómicas reciben dineros por concepto de la captura empresarial de la política no se interesan por temas de desarrollo económico que afectan al pueblo trabajador. No están ni formados ni tienen interés. ¡La economía para los economistas neoliberales! Es el lema de los políticos. Y los economistas neoliberales no consideran al aspecto depredador y voraz del capitalismo extractivista.
Por de pronto, hay que ser pragmático (ser de izquierda y pragmático significa exigir resultados concretos que benefician a las mayorías asalariadas y no a la casta explotadora). Junto con exigir que se derogue la Ley Reservada del Cobre de Pinochet, que le entrega a las FFAA 10 % de las ventas totales del cobre de Codelco, para darle una finalidad social a esos dineros (educación, pensiones, salud, vivienda) habría que exigir una auditoría independiente en todas las ramas de las FFAA junto con otra auditoría independiente de Codelco, desde la dictadura hasta hoy.
Cabe constatar que las exigencias democráticas en el campo de la educación, en pensiones (NO+AFP), en salud pública y vivienda, contra la corrupción política y por la elección de una Asamblea Constituyente están todas vinculadas.
Estas demandas sociales permiten diseñar un discurso unificador tanto para los distintos movimientos sociales como para las nuevas organizaciones de izquierda que hacen bien en asumirse y reagruparse en este periodo de crisis para ofrecer una plataforma programática unitaria al mismo tiempo que combaten la fragmentación.
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(*) Datos obtenidos de: ATTAC & Basta! Le livre noir des banques, Les liens qui libèrent, Paris, 2015, p. 21.
(**) Ver: http://www.riotinto.com/copper-and-diamonds-82.aspx#chile
(***) Ver: http://www.riotinto.com/copper-and-diamonds-82.aspx#mongolia
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