Rafael González García de Vinuesa, dirigente de la Juventudes Comunistas en Extremadura, militante de IU y de Ecologistas en Acción, ha sido acusado por diferentes medios de derecha conservadora, de ser el instigador de un acto vandálico en el Colegio de los Salesianos de Mérida. Los estudiantes que participaron en esa manifestación niegan que se […]
Rafael González García de Vinuesa, dirigente de la Juventudes Comunistas en Extremadura, militante de IU y de Ecologistas en Acción, ha sido acusado por diferentes medios de derecha conservadora, de ser el instigador de un acto vandálico en el Colegio de los Salesianos de Mérida. Los estudiantes que participaron en esa manifestación niegan que se cometieran actos vandálicos durante los quince minutos que permanecieron en el recinto del Colegio, que no entraron en el interior del edificio, que estuvieron escoltados por la policía más de una hora, todo el tiempo que duró la manifestación, y que se retiraron pacíficamente una vez acabada ésta. Se trata de mentiras inventadas por la prensa por motivos que tienen un indudable calado político.
Rafael González García de Vinuesa también ha desmentido los hechos que han sido propalados mendazmente por la prensa amarilla. Esperamos que la policía realice una investigación que aclare definitivamente la falsedad de las acusaciones. Pero la intoxicación que esa información ha inoculado en la opinión pública española, tiene el objetivo de servir a los intereses nada honorables de la clase dominante oportunista y corrupta, que dirige los destinos de los pueblos y las naciones de la Península Ibérica.
Esa acusación tiene todo el aspecto de ser un montaje dentro de una campaña de propaganda, orquestada desde los medios de comunicación reaccionarios para la agitación de sus bases más radicales. Frente a la intensificación de la movilización popular para frenar la ley de educación del ministro Wert, este político del PP ha respondido acusando a los convocantes de la huelga general de esta semana pasada, la CEAPA y el Sindicato de Estudiantes, de ser ‘batasunos’, es decir, violentos y contrarios a la legalidad vigente. Es claro que el incidente de Mérida viene a confirmar la tesis de Wert, de un modo harto sospechoso. Lo que hace pensar que, si el incidente no había sido preparado de antemano, al menos ha sido magnificado porque le conviene a un gobierno derrotado en la calle por la ciudadanía española.
Es también de esperar que el movimiento ciudadano sea capaz de reforzar su consciencia de la realidad para crear un estado de opinión, que neutralice la mentira propalada desde las más oscuras fuerzas de la sociedad española: el oportunismo de las empresas dedicadas al negocio de la educación, y la prepotencia de la Iglesia Católica, que intenta mantener el control de la conciencia ciudadana a través de la enseñanza privada.
Desde estas líneas quiero mostrar mi solidaridad con el compañero acusado injustamente, y alertar a la opinión pública acerca de esa maniobra de criminalización de la protesta, que las fuerzas conservadoras están desarrollando para controlar el proceso político por la represión en estos momentos de crisis.
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