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Una reflexión sobre el voto a Izquierda Unida

Fuentes: Rebelión

Mañana se celebran elecciones generales en el estado español, todos somos conscientes que no hay mucho que elegir, sabemos que la política económica liberal seguirá en manos de Solbes o de otro tecnócrata intercambiable del Partido Popular o PSOE. Lo que si que debería ser objeto de nuestra preocupación es la desaparición de la izquierda […]

Mañana se celebran elecciones generales en el estado español, todos somos conscientes que no hay mucho que elegir, sabemos que la política económica liberal seguirá en manos de Solbes o de otro tecnócrata intercambiable del Partido Popular o PSOE. Lo que si que debería ser objeto de nuestra preocupación es la desaparición de la izquierda transformadora del Congreso de los diputados aunque su presencia sea meramente testimonial. Desde el abandono de la política activa por parte de Julio Anguita , Izquierda Unida ha navegado a la deriva y se encuentra al borde de su desaparición. Esta organización está dividida entre quienes apuesta por seguir el camino de Iniciativa per Cataluña, renunciado a cualquier política radical a cambio de acuerdos de gobierno que se traducen en puestos en la administración para los dirigentes y entre quienes no renuncian a su visión marxista de este mundo.

Frente a la crisis de Izquierda Unida, dos son las posturas en debate. Quienes esperan que se firme el acta de defunción de la coalición y quienes están luchando desde dentro para recuperar el proyecto. La primera de las posturas cree que IU es un tapón que está evitando que surjan nuevas opciones de izquierda, pero quienes hemos conocido la evolución de los movimientos sociales en los últimos treinta años en este país podemos constatar que la crisis de la izquierda institucional no es un fenómeno aislado sino que hay que enmarcarlo en el declive continuo del asociacionismo de la clase trabajadora. Si existiesen movimientos sociales fuertes no sería relevante la desaparición de IU pues rápidamente surgiría otra opción electoral que lo sustituyese pero, como advertía Higinio Polo en esta misma publicación, los que creen que la desaparición de IU sería un acicate para el nacimiento de algo nuevo, deberían ser conscientes de que también puede serlo para la desertización de la izquierda crítica1, tal y como ha ocurrido en EEUU y el Reino Unido, modelos a los que cada vez más, tristemente, se parece el reino de España.

Por contra, los que apuestan por recuperar Izquierda Unida tuvieron que enfrentarse con el resultado de las elecciones primarias para candidato a la presidencia de gobierno, proceso en el que la mayoría de la afiliación de Izquierda Unida revalidó a Gaspar Llamazares, mientras que la militancia que apostó por la radicalidad, representada por la candidatura de Marga Sanz, alcanzó un prometedor pero insuficiente 40% de sufragios. Sin embargo, esta última corriente interna ha triunfado en los procesos asamblearios de Valencia y Sevilla y ha conseguido que sus candidatos encabecen las listas por estos territorios: Antonio Montalbán, Sebastián Martín Recio y Juan Manuel Sánchez Gordillo (este último para las elecciones autonómicas al parlamento andaluz).

La elección de estos candidatos al congreso con posibilidades reales de obtener escaños sería un soplo de esperanza para la supervivencia de la izquierda crítica y poner los cimientos para consolidar una presencia en las instituciones a la izquierda del PSOE, algo que muchas veces desdeñamos pero en otras muchas echamos de menos.

Soy consciente que votar es equivocarse, que el mandato representativo por cuatro años y las listas cerradas son grandes trampas en donde caemos una y otra vez, tengo que confesar que si pudiera retiraría mi último voto al Compromis, coalición con la que concurrió Esquerra Unida del País Valencià con otros socios verdes y nacionalistas, y donde la traición y la estafa no tardó ni una semana en producirse. A pesar de todo ello, no cabe la resignación, sigo creyendo que que frente a la deslealtad de los compromisos no cabe la retirada sino la exigencia, que es preferible la equivocación a ser un espectador de como la derecha vota en bloque y como la socialdemocracia usurpa el espacio político a su izquierda. Además, tengo el más pleno convencimiento que mi voto a una persona de lealtad probada y una dilatada militancia comunista como Antonio Montalban, candidato de Esquerra Unida, es una apuesta útil y necesaria para todos, especialmente para los más necesitados.

P.D. Estoy a favor del derecho a la autodeterminación, en contra de la ley de partidos, de la ilegalización de Herri Batasuna y de las legislaciones excepcionales que recortan los derechos humanos y facilitan la tortura y malos tratos, por todo ello, lo que más aborrezco es la pena de muerte. El tiro en la nuca a un trabajador por el hecho de haber sido concejal del PSOE no es de izquierdas ni revolucionario, simplemente es un asesinato.

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1 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=2060