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Una satisfacción republicana

Fuentes: Rebelión

El día de hoy supone para mí, personalmente, una gran satisfacción. Soy de los que piensan, que aún es pronto para realizar un referéndum sobre Monarquía/República en este país tan extraño siempre. Me declaro totalmente republicano, y ésto, obviando las connotaciones emotivas y nostálgicas de aquel régimen, ya que no depende de la ideología de […]

El día de hoy supone para mí, personalmente, una gran satisfacción. Soy de los que piensan, que aún es pronto para realizar un referéndum sobre Monarquía/República en este país tan extraño siempre. Me declaro totalmente republicano, y ésto, obviando las connotaciones emotivas y nostálgicas de aquel régimen, ya que no depende de la ideología de la que uno sea, aunque para ser de cierta ideología ésta sea una condición necesaria.

Todos, lo queramos ver o no, somos conscientes de que el régimen republicano es bastante más avanzado que el monárquico. Por unas cuantas evidencias:

  1. El rey, sin importar su ascendencia, está en dicho puesto sin ningún tipo de representatividad del pueblo. El presidente de una república, por el contrario, puede salir del pueblo, sin importar su origen. Por tanto, el rey es colocado y el presidente elegido.
  2. Al rey es difícil sacarle de su trono, aún participando en asuntos turbios, mientras que el presidente de una república puede dimitir, o incluso ser sustituido.
  3. La limitación de poderes de un rey queda algo difusa, mientras que el presidente de una república es limitado por el pueblo, tanto o tan poco como la multitud quiera.
  4. Debido a esa limitación difusa o más bien inexistente, la capacidad adquisitiva del rey es inimaginable, sacado del bolsillo de todos sus siervos, también llamado pueblo. El presidente de una república podría hacer lo mismo, pero al ser un ciudadano mas, sería juzgado como tal.
  5. La ciencia, aunque a algunos les cueste reconocerlo, ha demostrado, que en cuanto a capacidades intelectuales, todos los seres humanos somos iguales, por tanto, dotar a una familia y sus descendientes de una casta innata, es decir, de estar por encima de los mortales, es algo bastante absurdo.

Supongo que estas razones las entiende todo aquel que tenga sus capacidades mentales mínimamente desarrolladas. Luego ya entran otras cuestiones, como por ejemplo, que en un país del que se dice ser tan desarrollado, tenga un sistema estatal totalmente obsoleto. Pero estas cuestiones, solo se ven si uno quiere ser consciente de la realidad.

Ahora pasamos a las razones sentimentales. El hecho de que la Segunda República Española significara la proclamación de los principios democráticos en España es algo que nadie puede rebatir. Por todo lo que conllevó y con la Constitución que se aprobó, la cual invito a leer, sabemos que fue el referente para la Constitución del 78, y otras muchas constituciones del mundo. Que los sectores fascistas de la sociedad dieran un golpe de estado y las potencias llamadas democráticas (entiéndase Francia, Inglaterra y EE.UU.) dejaran al régimen legítimo aislado y sin recursos, no puede hacer obviar la veracidad de estas afirmaciones. Lo peor es que hay quienes dicen que aquel golpe a las libertades estuvo totalmente justificado, y en el mejor de los casos, que pertenece al pasado. Ahí va una frase de Cicerón: si obvias lo que ocurrió antes de que nacieras, siempre serás un niño.

Luego entramos en otras consideraciones, para muchos sin relevancia, para otros, como una losa que arrastramos cada día. El hecho de que El Caudillo, conocido de otras muchas maneras, no siempre afectivas, eligiese a dedo a su sucesor. Ni siguió la línea dinástica, ni se pudo preguntar al pueblo, que temía las represalias de una contestación equívoca aunque totalmente lógica, como lo era la causa republicana. En cuanto al papel del rey en el 23-F, creo que nunca sabremos la verdad, o tal vez si, pero lo que está claro es que no jugó un papel tan importante, como todos los juancarlistas acreditan, mas bien fue el pueblo el que le obligó a tomar una u otra decisión. No es necesario decir, que caída la dictadura, lo más lógico hubiera sido restablecer el régimen legítimo, pero por miedo, presión y sentimentalismo no se hizo justicia.

En cuanto a los que piensan que la Ley de Memoria Histórica sirve para reabrir heridas, creo que la realidad es que esas heridas nunca fueron cerradas para los vencidos y profundamente curadas para los vencedores, ahora que tanto se utilizan esos términos demagógicamente. No es cuestión de que se hayan tenido mas o menos muertos en uno u otro bando. No se trata de sacar a relucir las lápidas, aquellos que las tengan. Se trata de dotar al pueblo español de la soberanía que un día tuvo y que le arrebataron de forma criminal.

Por mi parte, me he criado en un ambiente de derechas, y seguramente haya habido muertes en aquella injusta Guerra Civil dentro de mi familia. Ni lo sé ni me importa. Porque yo no lucho por una cuestión de intereses sino por una cuestión de principios.

Volviendo al comienzo de mi escrito, me siento feliz. Feliz, porque empiezo a ver síntomas republicanos. Porque voto y leo encuestas, y parece ser que la población empieza a reaccionar sobre esta causa. Sabemos que las encuestas no son enteramente fiables, pero si nos dan ciertas pautas de la sociedad en la que vivimos.

Como siempre digo: ¡VIVA LA REPÚBLICA!