La masiva concentración que ha tenido lugar hoy en la Puerta del Sol de Madrid marca un hito en la construcción de un indispensable sujeto político antifascista, y también de clase, de la nueva clase obrera joven, precaria y solidaria.
Que algunos miles de personas, en su abrumadora mayoría jóvenes, hayamos conseguido superar el miedo, destruyendo con nuestra presencia el indecente discurso de la criminalización y hayamos impuesto el derecho de manifestación, impidiendo y reduciendo la presencia fascista a los pocos que no han conseguido manifestarse, supone un paso que puede ser decisivo en la constitución de la voluntad política antifascista y anticapitalista.
El asesinato de Carlos, vecino de Vallekas, y el apuñalamiento de Alejandro, vecino de Carabanchel, el posterior ensañamiento de la policía contra los jóvenes antifascistas, junto a la brutal criminalización del movimiento antifascista y de organizaciones de izquierda ejercido de forma indecente por todos los medios de comunicación del sistema, pretendía reducir el asesinato a un asunto de enfrentamiento entre bandas y legitimar la ley y el orden, impuesto por la «política antiterrorista».
Hoy todo eso se ha pulverizado, de la única forma posible, con miles de personas en la calle haciendo creíble y dando cuerpo con sus gargantas a los gritos de «No pasarán», «Madrid será la tumba del fascismo», «Nativa o extranjera, la misma clase obrera» y «Lo llaman democracia y no lo es».
La evidencia de la vinculación de las organizaciones fascistas a sectores de los aparatos del Estado, puesta de manifiesto por la pertenencia del asesino a un batallón, precisamente de la guardia real, plantea de forma descarnada la presencia de tramas nazis y de la extrema derecha en la policía, el ejército, la guardia civil, la judicatura y la administración, jamás depuradas, así como la vergüenza de un Transición que no tuvo nada de democrática.
La brutal represión en Barcelona de una manifestación antifascista, dirigida por Joan Saura, Consejero de Interior de la Generalitat de Catalunya, dirigente de Iniciativa per Catalunya, muestra de forma inequívoca el execrable papel de una «izquierda» que cumple el vergonzoso papel, impagable, o muy bien pagado, de ser ariete de la represión en defensa del orden establecido.
Para el pueblo de Madrid, la ocupación hoy de la Puerta del Sol por miles de personas, haciendo frente, tanto al riesgo de represión policial, como a la anunciada manifestación fascista de Alianza Nacional – que amenazaba aludiendo al asesinato de Carlos con la provocación «vinieron por lana, y salieron trasquilados – , es un emplazamiento de primer orden para acudir masivamente a la prohibida manifestación antifascista del próximo 24 de noviembre.
Nadie que sienta algo tan elemental como que al fascismo se le para luchando, que ninguna agresión debe quedar sin respuesta o que los fascistas son lo terroristas, debe quedarse en casa el 24 de noviembre.
Hay pueblo constituido, de forma autónoma e independiente, frente al fascismo , frente a las clases dominantes y frente a un gobierno del PSOE , representado por una execrable Delegación del Gobierno que es capaz de autorizar manifestaciones fascistas, mientras ilegaliza a quienes pretendemos denunciar los crímenes fascistas.
La dimensión de la respuesta popular, ayer en Vallekas y hoy en Sol, tiene también un importante componente de clase. El asesinato de Carlos y el apuñalamiento de Alejandro son crímenes contra chavales, hijos de la clase obrera de hoy. Ellos y sus compañeros no reconocen representación alguna en los sindicatos mayoritarios ni en la izquierda institucional, buscaban y buscan, como un pulso que golpea las tinieblas, una nueva forma de organización y de representación que aún no existe y que urge construir muy desde abajo. Vincular esa vanguardia de consciencia que hoy se ha manifestado el la Puerta del Sol, con propuestas de organización y formas de unidad que hundan sus raíces, contra el fascismo y en en el malestar social, cada vez más extenso, que late contra la carestía de la vida, la precariedad y por el derecho a la vivienda, es nuestra tarea inmediata.
¡Hoy más que nunca, todos en calle el 24 de noviembre!
¡Carlos, hermano, nosotros no olvidamos!
¡No pasarán!