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Universidad de Chile: entre la ceguera y el deber (I)

Fuentes: Rebelión

Con Palestina nos jugamos el seguir bajo una ceguera oportunista e inaceptable o el deber de actuar.

En estos días, como nunca en los últimos tiempos me di el trabajo, penoso, a regañadientes de leer más allá de algunos párrafos de la llamada prensa nacional y que se han referido a lo que denominan el “conflicto” al interior de la Universidad de Chile entre estudiantes movilizados en solidaridad con el pueblo de Palestina y la rectoría presidida por la Sra. Rosa Devés y al cual se habían sumado tanto la Facultad de Derecho en el bando oficialista y desde la otra trinchera la Facultad de Filosofía y Humanidades con una toma de posición digna y valiente en el campo de los estudiantes y sus demandas.

Es interesante referir en esto, lo acontecido en la Facultad de Filosofía y Humanidades pues al interior de ella un par de “filósofos”, los académicos Francisco Abalo y Luis Placencia mostraron el lado menos humano de este campo del saber, al privilegiar la relación con el que ocupa, coloniza y extermina. Esto, en aras de su visión privilegiada y ajena a lo que sucede en el mundo, donde la práctica de la solidaridad viene a ser, parafraseando a Hu Fuming, el criterio para probar la verdad o tal vez y espero no se atraganten, apelar al viejo Marx y considerar que la práctica es el criterio valorativo de la verdad (1). No es malo darse una vuelta por las movilizaciones para que conversen o se adentren en el conocimiento de 76 años de exterminio del pueblo palestino y les aseguro que fariseo o no, verán la maldad sionista más allá de algo presunto.

Sostengo esto pues ambos académicos en el oficio del filosofar, en lugar de solidarizar más allá de lo que denomina este dúo Abalo/Placencia, la necesidad de mirarnos internamente y analizar cómo sentimos, expresamos y actuamos frente al proceso de exterminio que sufre el pueblo palestino a manos del régimen israelí, ambos pensadores se alejan completamente de dicha necesidad, hoy imperativa, sumergiéndose en una discusión tan bizantina como abyecta y afirman en su carta pública: “Nada más ajeno entonces al espíritu universitario que la condena farisaica de la presunta maldad ajena, que suele ir acompañado de un confortable silencio acerca de los vicios propios” (2). Un humilde consejo desde el planeta Tierra, no debemos criticar, denunciar ni perseguir la “presunta” maldad ajena sin antes hacernos una severa introspección. ¡Vaya par! Diría mi buena amiga Ángeles.

Alejado de este inútil disentir con estos pensadores encerrados en su torreta de marfil – cuando el tema es condenar a un régimen de exterminio – planteada por una supuesta necesidad de oponerse a lo que llaman cancelación por considerarla impropia de la esencia de la universidad, deseo entrar en lo importante y es que no creo que exista un conflicto de los estudiantes de la Universidad de Chile sino más bien la expresión de un derecho de aquellos que, cargados de humanidad, han hecho presente su fraterna solidaridad con Palestina y su pueblo, sometida a un proceso de exterminio y que enfrenta la visión elitista de una rectoría, un decanato y algunos profesores que al menos dan la cara y no se esconden en el anonimato cobarde y pueril de los murmullos de pasillos, que desean mantenernos en el estado de lo que consideran es lo políticamente correcto.

Acampe Casa Central de la Chile. Respuesta a declaración de rectora Devés por estudiantes en el campamento por Palestina

Resulta inaceptable frente a crímenes de guerra y lesa humanidad por parte de un régimen que ocupa y coloniza, ese consenso pueril y al mismo tiempo timorato, pues se trata de equilibrar la visión que se tiene del legítimo derecho de un pueblo sometido a una ocupación, colonización y exterminio con las acciones que son parte de 76 años de expolio, saqueo y asesinato por parte del régimen nacionalsionista israelí. Un proceso que viola los derechos de millones de seres humanos a través de un sistema de apartheid, con la existencia de dos enormes campos de concentración: la Franja de Gaza y Cisjordania donde acontece el exterminio a manos del ejército SS –soldados sionistas-. En esta realidad no hay dos víctimas, sino que una: el pueblo palestino. El otro actor es victimario claro y sin discusión. ¿Qué tipo de persona es aquella que ante la evidencia de los crímenes horrendos cometidos por el sionismo israelí y avalado por su sociedad en lugar de condenarlos entra en la dinámica discursiva que “nada más alejado del espíritu universitario que la condena farisaica de una presunta maldad” ajena…”

Vuelvo a Abalo y Placencia, pues ponen en duda los crímenes de lesa humanidad, y que además de hablar de una supuesta maldad ajena, la denuncia de ella no es aceptable si “además va acompañado de un silencio confortable que oculta nuestros propios vicios como seres humanos”. Abalo y Placencia, diletantes del verso filosófico sin aterrizaje, que suelen influir con su filosofía sobre jóvenes en formación alejándolos del necesario sentido universal del ser humano. No hay presunta maldad ajena en el régimen israelí ¡es la maldad hecha sociedad! Pues no es sólo quienes gobiernan sino también aquellos que participan activamente del saqueo, robo, expolio y crímenes contra el pueblo palestino. No hay equilibrio entre la víctima y el victimario, no existe posibilidad de presentar este genocidio como una conducta basada en la supuesta autodefensa del ente israelí, porque una potencia usurpadora no posee ese derecho, que es propio y exclusivo del ocupado, del colonizado que está por más de siete décadas siendo aniquilado.

Extraigo del artículo del medio periodístico La Tercera, titulado “la creciente tensión en la U. de Chile que ha obligado a la rectora Devés y sus equipos a dormir en la universidad» (3), una historia propia de la farandulización de aquello que acontece en la Universidad y que fue replicado por Pablo Ruiz-Tagle Vial (4), decano de la facultad de Derecho de la misma casa de estudios. Acción que el vespertino La Segunda ridiculizó llamando “pijamada” a la puesta en escena mediática de la máxima autoridad de la facultad de Derecho de la U. de Chile. La Tercera, por su parte, nos presenta la conducta de la rectora Devés con características de “heroica” por defensor a la Universidad de lo que se deben imaginar los lectores “hordas bárbaras” que ensucian lo impoluto y sagrado de los recintos universitarios. Una narrativa que no profundiza en las razones de fondo de la acción estudiantil, que indudablemente tiene otros elementos reivindicativos relacionados con la marcha de la universidad y las propias dificultades de su organización estudiantil, del tema de recursos desiguales en sus diversas facultades, pero cuyo puntapié inicial es solidarizar con Palestina y denunciar los crímenes de la entidad cuyas universidades tienen vínculos con las nuestras. Ese es el punto hoy.

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La acción de la rectora Devés es presentada – ya a estas alturas profusamente en los medios de información nacionales – como una especie de defensa de un castillo medieval, para impedir que un grupo de estudiantes lleven una muestra simbólica de simpatía y solidaridad con Palestina, sometida a un genocidio durante 76 años, pero que se ha incrementado con decenas de millas de muertos a partir del 7 de octubre del año 2023 cuando la resistencia del pueblo palestino llevó a cabo la operación Tormenta de Al Aqsa. Una operación que dio cuenta que la lucha de este pueblo sigue viva, que no puede ser enterrada bajo el peso de las armas y el asesinato del sionismo. Si no se conoce la historia suele arropar ideas preconcebidas y con las cuales nos han machacado por décadas respecto al supuesto derecho de colonos extranjeros de someter a la población palestina, a pena de ser denunciados como antisemitas. Idea falsaria, pues el único pueblo semita en este proceso de exterminio es precisamente el pueblo palestino. Como tampoco es un tema antijudío, pues no es un proceso donde se enfrente lo judío y lo musulmán, como interesadamente lo presentan precisamente aquellos que han ocupado la religión judía en función de sus intereses ideológicos y hegemónicos y han hecho de la islamofobia un campo de batalla despreciable.

Considera que no es aceptable entrar en la dinámica del equilibrio hipócrita entre la operación militar de los palestinos y el proceso de la entidad infanticida israelí. Proceso que no comenzó el 7 de octubre del 2023 sino que se extiende ya por más de siete décadas. Si eso se esconde, no aparece en la discusión y por tanto deviene en una disputa incompleta e hipócrita propia de la teoría del buenismo, donde pretendemos quedar bien con dios y con el diablo. Recordemos que el inicio de la movilización estudiantil coincidió con una charla que daría una viceministra de economía del régimen de Kiev, que ha sido un país con presencia permanente en la universidad y de apoyos gubernamentales. Una muestra evidente de abrir la universidad a la causa de un régimen que cumple un papel de testaferro del gobierno estadounidense, Washington y la OTAN, en su enfrentamiento contra Rusia y que es responsable de al menos 25 mil muertos en la zona de la zona oriental de Ucrania llamada Donbás desde febrero del año 2014.

Hasta ahora no se ha emitido opinión alguna sobre esos crímenes del régimen kievita y más bien se han expresado simpatías y gestos de amistad, que hacen dudar de esa idea de una universidad tolerante y abierta como lo expresan los mencionados Abalo y Placencia en su escrito publicado en el portal de radio Bio Bio titulado “La paradoja de la Cancelación: reflexiones desde la Facultad de Filosofía de la U. de Chile”, en que nos convocan a encontrar la verdad como una tarea conjunta, en la que los diferentes miembros de una comunidad se pueden beneficiar de la perspectiva ajena, incluso de aquella que es adversaria. Esperamos entonces el mismo trato con las Universidades rusas, palestinas (aquellas que logren quedar en pie), de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Corea del Norte e Irán, entre otras. ¿Es posible avanzar en esa dirección y alejarnos de la política de la cancelación?

La problemática palestina ha sido un tema espinoso para esta rectoría y la del ex rector Vivaldi, siempre sujeto a las presiones de los académicos simpatizantes de Israel, y las organizaciones que nuclean a los defensores a ultranza del régimen nacionalsionista, que suelen ejercer sus influencias de las más diversas formas. Un campo de disputa, el palestino, en el seno del senado universitario cuya presidencia le corresponde a la Sra. Devés. Una autoridad que obligadamente ha tenido que transitar desde la absoluta mudez, a tener que emitir opiniones que levanten el velo de silencio de la máxima autoridad de esta casa de estudios frente a un evidente genocidio, que ha transitado en la inaceptable posición de tratar de equilibrar a la víctima con el victimario. Con cartas públicas que evidencian esa disputa y ese temor, lo medroso del actuar del cuerpo universitario, por ejemplo en aquella carta que sólo 10 de 37 senadores universitarios se atrevieron a firmar en favor de Palestina, dejando en evidencia que los otros 27 senadores o no tienen voz o la deshumanización ha llegado a niveles inaceptables. Tal vez siguiendo a los filósofos criollos “un cómodo silencio acerca de los vicios propios”.

Han sido los estudiantes y las organizaciones vinculadas a la defensa del pueblo palestino las que han permitido dar un giro necesario en la universidad, que permitió que la Facultad de Filosofía y Humanidades haya decidido romper todo vínculo con universidades israelíes y que los haga parte así, de la defensa de los derechos humanos del pueblo palestino, alejados de despreciables políticas de equilibrio. La Tercera, en su lógica de atizar las dificultades, nos dice que “la tensión interna que se vive en la Universidad de Chile mantiene varios flancos abiertos y movilizaciones por distintos conflictos. De golpe y porrazo, la situación ha escalado a tal punto que la propia rectora de la Casa de Bello, Rosa Devés, tomó la decisión de dormir en la institución el miércoles 15 de mayo para evitar una toma. Y luego de ella, distintos equipos de Rectoría realizaron turnos con el mismo fin, pernoctando en la institución”.

¿Era necesario aquello? ¿La Universidad estaba en un peligro tal, que necesitaba la presencia de su máxima autoridad durmiendo en las dependencias de la casa central? Desde la ignorancia de los mecanismos de asesoría que maneja esta institución en su alta dirección, tal vez un buen consejo hubiera sido: “Rectora, baje a los pasillos, converse con los estudiantes, veamos cursos de acción, conocer su visión y discutamos al estilo de lo que se suele hacer en una casa de educación superior”. El diálogo siempre es positivo más que gestos que visualizan el deseo de medir fuerzas en lugar de avanzar en crear espacios de entendimiento. En conversación con un medio nacional – T13radio –, la rectora Devés señaló que “las universidades son muy importantes, en el sentido de que son muchas veces las últimas instancias de diálogo posible, de diálogo racional”, es por ello, que -reforzó- “romper relaciones con universidades de Israel es llamar las voces disidentes y las voces críticas. Creo que es un grave error y me preocupa que los estudiantes no lo vean así” (5).

Con Palestina nos jugamos nuestra condición de seres humanos capaces de conmoverse y actuar frente a los crímenes que se cometen hace ya 76 años por parte del régimen nacionalsionista israelí e incrementados a alturas de perversidad extrema. Un exterminio que estamos viendo en tiempo real, con declaraciones de la dirigencia y la sociedad israelí que avalan los asesinatos contra millones de seres humanos. Con Palestina nos jugamos el seguir bajo una ceguera oportunista e inaceptable o el deber de actuar.

1. En 1845, Marx planteó la cuestión de qué criterio debemos utilizar para determinar si algo es verdad: «Que el pensamiento humano tenga una verdad objetiva no es una cuestión de teoría, sino una cuestión de práctica. Uno debe probar en la práctica la verdad de su propio pensamiento, es decir, la realidad y el poder de su pensamiento, el aquí de su pensamiento. La discusión sobre si el pensamiento aparte de la práctica tiene realidad es una cuestión sólo de textos filosóficos». Esto nos dice muy claramente que una teoría, si refleja correctamente la realidad objetiva y si es la verdad, sólo puede ser puesta a prueba por la práctica social. Este es un principio básico de la epistemología marxista. https://legrandcontinent.eu/es/2023/01/07/la-practica-es-el-unico-criterio-para-probar-la-verdad-por-hu-fuming/

2. https://www.biobiochile.cl/noticias/opinion/tu-voz/2024/05/24/la-paradoja-de-la-cancelacion-reflexiones-desde-la-facultad-de-filosofia-de-la- u-de-chile.shtml

3. https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/la-creciente-tension-en-la-u-de-chile-que-ha-obligado-a-la-rectora-deves-y- sus-equipos-a-dormir-en-la-universidad/3CLUSWDDPBDDBDSQBV7T5LCGXY/

4. https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2024/05/24/decano-de-derecho-u-de-chile-dormira-en-universidad-por-movilizaciones-estudiantiles/

5. https://uchile.cl/noticias/216648/entrevista-a-rectora-rosa-deves-en-t13-radio