Asamblea Contra la Mercantilización de la Educación (ACME)
El Pasado 17 de Noviembre de 2005 vimos como más de 5000 personas entre estudiantes y profesores de la universidades de Madrid secundaron una huelga promovida por la Asamblea Contra la Mercantilización de la Educación (ACME) y salieron a la calle a manifestarse para mostrar su resistencia a converger en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) que viene gestándose desde hace más de cinco años en los inasibles foros europeos. Lo mismo ocurrió en otras universidades del Estado español y de todo Europa.
En Madrid, la Asamblea Contra la Mercantilización de la Educación convocó a la huelga tras debatir y tener claro que lo que este proceso de convergencia supone es una injerencia brutal y descarada de las empresas en las universidades, los cuales pretenden tener el control sobre la producción del conocimiento para que éste se supedite sólo y exclusivamente a los intereses neoliberales, es decir, a eso que en los tratados y normativas de la Convergencia se llama falsamente «la sociedad del conocimiento»
En ningún momento en la ACME ha habido debate sobre qué tipo de universidad queremos, si pública o autogestionada -tal y como se decía en el artículo publicado en Rebelión.org titulado «Manifestación contra el Plan Bolonia en Madrid: Todo el poder para las asambleas«- porque lo único que se ha puesto sobre la mesa (en la ACME) es lo que no queremos (el EEES) y el porqué no lo queremos: porque atenta contra la universidad pública. Por ello, me parece que el artículo al que me he referido, no sólo no recoge bien el porqué de la manifestación, sino que plantea el debate Universidad pública / Autogestión estudiantil como si ése hubiese sido el debate central de la ACME y como si ese dilema fuese el que llevó a las 5000 estudiantes que se pusieron en huelga el pasado 17 de Noviembre para manifestarse en las calles de Madrid. Además, el artículo en cuestión está dedicado casi en exclusividad a la posición de ciertos militantes de CNT, que como Nina (según se recoge en el artículo) salieron a la calle «por una universidad libre, pero eso sí, ni privada ni pública sino autogestionada». Igualmente, cuando se recoge la postura de la ACME o se habla del movimiento estudiantil anticapitalista, se vuelve a hablar de autogestión. ¿Quiere decir lo mismo autogestión en estás distintas voces? A mi juicio es claro que no. Lo primero que debiéramos tener claro -si es que va a empezarse este debate- es qué entendemos por autogestión, para poder ver, así, a qué se contrapone. Desde luego, la postura de la militante de CNT, Nina, que dice querer una universidad libre pero ni pública ni privada, sino autogestionada, debiera de aclarar de quién va a depender la gestión de eso que dice defender (una universidad libre) ya que no debe ser, según ella, ni tarea del Estado ni de una entidad privada sino de un algo autónomo. Y digo yo ¿no es eso ya la Universidad? ¿No es esa autonomía, esa autogestión, la que hemos salido a defender? ¿No es el carácter público de la universidad el que permite su autonomía tanto respecto del Estado como de las entidades privadas? ¿No es su carácter público el que permite a la universidad ser libre en cuanto a la gestión de su organización, es decir, en cuanto a la transmisión y producción de conocimientos se refiere?
Cuando se habla del movimiento estudiantil anticapitalista, también se habla de autogestión. Pero ahora, Gustavo (que según el citado artículo tampoco eludió el dilema entre universidad pública o autogestionada) nos dice que también está de acuerdo con que no hay que dejar la educación en manos del Estado, aunque sí está de acuerdo con la consigna de «Educación Pública». Según parece, ahora, la autogestión de la que hay que hacer depender la educación es la » sociedad autorganizada». Pero ¿qué es una sociedad autoorganizada? ¿Algo que está por llegar? ¿El capital? ¿El Estado? ¿La sociedad del conocimiento?
Por último, tenemos la autogestión de la que habla el portavoz de la ACME, Miguel. Nos dice que la universidad no puede ser pública si la controlan las empresas; que no puede ser libre ni puede tener autonomía mientras quien ponga el dinero y controle los planes de estudio sean las empresas. Es decir, que para que la universidad sea universidad tiene que ser pública. Y que es su carácter público el que le da autonomía, el que permite a la universidad gestionar sus planes de estudio libremente sin depender de los intereses privados. Miguel, aún así, dice que debemos ponernos de acuerdo en qué modelo de Universidad queremos, que está de acuerdo en que queremos una universidad autogestionada. De nuevo ¿qué se está entendiendo aquí por autogestión? Pues tal y como se puede deducir de sus palabras («pública, libre y autónoma»), «autogestión» quiere decir aquí autonomía de la universidad frente a los intereses neoliberales. Y en efecto, es esa autonomía, la defensa de esa autonomía, que es resultado del carácter público de la universidad, la que salimos a defender los estudiantes de Madrid, convocados por la ACME, el pasado 17 de diciembre.