La Generalitat de Catalunya está fomentando la actividad médica privada en numerosos hospitales de la red pública catalana (XHUP) según informan fuentes sanitarias de diversas poblaciones de Catalunya. De forma frecuente se trata de abrir por las tardes salas de operaciones para las aseguradoras privadas. Esta eventualidad era una rareza que solía afectar a un […]
La Generalitat de Catalunya está fomentando la actividad médica privada en numerosos hospitales de la red pública catalana (XHUP) según informan fuentes sanitarias de diversas poblaciones de Catalunya. De forma frecuente se trata de abrir por las tardes salas de operaciones para las aseguradoras privadas. Esta eventualidad era una rareza que solía afectar a un 5% de los ingresos. Había dos excepciones. En Terrassa, donde en un hospital de la Red Hospitalaria de Utilización Pública (XHUP) los ingresos de mutuas son un 15% y en el Hospital Clínico de Barcelona, en el interior del cual hay Barna Clínic, privado y muy caro. Representa un 10% de los ingresos del Hospital.
En otros grandes centros, como el de Sant Pau de Barcelona, no había hasta ahora ingreso por vía privada. Pero la Generalitat quiere que se instaure, excepto si potencia el Hospital Dos de Maig, muy cercano, derivándole enfermos. Este hospital estaría en venta, por 23 millones de euros. Un grupo médico ya ofrece 18 millones. El objetivo, pésimamente disimulado, de la Generalitat es fomentar dos vías de entrada y atención a la XHUP. La vía pública y la privada. Quiere disminuir la pública y potenciar la privada, ahora mínima. Hay que recordar que, gracias a los recortes, los tiempos de espera en la sanidad pública se han alargado. Ya hay «acumulación» (expresión cínica y oficial para barnizar los retrasos indefinidos) de pruebas médicas, tanto de diagnostico como preoperatorias.
Por tanto, habrá personas que, para ser atendidas, se verán obligadas a hacerse miembros de una aseguradora privada. Entonces, serán intervenidas mucho antes en instalaciones hasta hoy casi siempre de uso público y gratuito. Ahora tendrán que pagar. Pero un especialista en economía de la salud considera, y así me lo dice, que un 70 o 80% de la población adulta no tiene bastante dinero para hacerse miembro de una aseguradora privada, posibilidad que nunca había considerado. Se dijo que tendría suficiente con la sanidad pública y se lo creyó. El desorden creado por los políticos lo pagarán los enfermos. Más claro, el agua.
Lo que no significa que ello deba tranquilizar en lo más mínimo a aquellas personas que se puedan pagar una aseguradora privada. Al margen del sentimiento de humanidad que siempre hemos de tener, todos los tratadistas de la salud acreditan que una epidemia del tipo que sea es más peligrosa para toda la población cuando surge en un medio pobre o degradado que no cuando nace en uno acomodado. En este último, los afectados pueden y suelen hacerle frente pronto, mientras que en medios empobrecidos se suele tardar más en detectar y la extensión es más rápida. O sea que la atención universal es una necesidad vital para todos, ricos y pobres.
Lo peor que está pasando en Catalunya es que el decrecimiento -«escandaloso», me dice una fuente- de la atención sanitaria pública, desde el inicio de los recortes sanitarios de Convergencia i Unió (CiU) y por causa de estos, es muy superior al incremento de la atención privada. Esta última, muchas personas no la pueden pagar y, además, en los problemas de salud graves no tiene el alto nivel de la pública, excepto en algún centro de precio astronómico, y aún eso es discutible. En estos momentos de crisis económica, muchas personas a las cuales se les había garantizado por parte de todos los partidos y coaliciones, incluida CiU, que siempre tendrían asistencia gratuita, se encontrarán con que no podrán pagar una aseguradora privada, normalmente con fuertes cuotas mensuales y con muchos otros pagos, en función de la calidad de la asistencia: podrán tener que elegir entre una prótesis buena y cara o una de menos buena y más barata. Han matado la función integradora de la asistencia médica. Todo lo que estuvo diciendo Jordi Pujol durante decenios ha resultado ser una inmensa mentira.
Ahora ya la situación es escalofriante. Pero empeorará. Hace pocos días descubrí una manifestación de personal sanitario, donde vi una médica, esposa de un médico amigo mío, cirujano de un gran hospital público. Me dijo que pronto llegaría su marido, que entonces ya llevaba más de diez horas continuas trabajando, si bien no llega ni a cobrar como un «mileurista». De repente, su marido la llamó por el móvil para decirle, y después decirme a mi, que aún tardaría tres o cuatro horas en finalizar la jornada. «Hemos podido abrir -me dijo- unas salas de operación que estaban cerradas por los recortes. Estamos operando a marchas forzadas, por nuestra propia iniciativa. Por supuesto, sin cobrar ninguna hora extraordinaria».
El incremento de la actuación médica privada de la XHUP, o sector concertado, el mundo defendido y servido durante años por Ruiz y Josep Prat [1], preocupa también al sector totalmente privado, como es en Girona la parte privada (también tiene una de concertada) de la Clínica Girona, o en Barcelona la Quirón, la Teknon o el Instituto Dexeus. Este sector privado puro suele estar integrado en la patronal ACES (Asociación Catalana de Empresas de Salud), diferente de la que presidió y siempre beneficia el Conseller Ruiz [2], la Unió Catalana d’Hospitals (UCH), que agrupa los hospitales concertados. La ACES teme que el favoritismo de Ruiz a favor de la UCH, vaya en contra de los hospitales integrados en la ACES. Vaya, como era sabido y ha estado expuesto, en un montón de artículos, la cosa va de clanes económicos, no de mejora sanitaria.
Notas t.:
[1] Hay que recordar que Josep Prat es el presidente del Institut Català de la Salut (ICS) que es la empresa pública adscrita al Departamento de Salud y el proveedor público de servicios sanitarios más grande de Catalunya. Con una plantilla de más de 40.000 profesionales, presta atención a unos seis millones de usuarios, cifra que representa a más del 75% de asegurados de Catalunya. Josep Prat está vinculado a la filial española de la multinacional USP, dedicada a la gestión y explotación de hospitales y centros de salud.
[2] Boi Ruiz antes de ser elegido en las últimas elecciones autonómicas de Catalunya era el presidente de la patronal Unión Catalana de Hospitales (UCH).
Alfons Quintà es periodista y oficial de la marina mercante es un columnista del www.diaridegirona.cat
Traducción de Sergi Raventós
Fuente: http://www.diaridegirona.cat/catalunya/2011/11/13/privat-xarxa-hospitalaria-publica/528986.html