Todo un comandante del cuartel de alta disponibilidad de la OTAN en Bétera (València), hasta tres veces tuvo que ser llamado por el funcionario del juzgado en los pasillos del Palacio de Justicia de Lliria, para que quedara bien patente su cobardía, al rajarse de verse las caras con los payasos antimilitaristas. Los dos payasos […]
Todo un comandante del cuartel de alta disponibilidad de la OTAN en Bétera (València), hasta tres veces tuvo que ser llamado por el funcionario del juzgado en los pasillos del Palacio de Justicia de Lliria, para que quedara bien patente su cobardía, al rajarse de verse las caras con los payasos antimilitaristas.
Los dos payasos acudieron acompañados de muchos amigos y amigas del circo, la mayoría de las cuales habían participado en la irrupción a la base de Bétera del pasado diciembre (Ver información de cabecera en la web). Asimismo el juzgado había recibido decenas de autoinculpaciones y cartas de protesta a causa de este injusto juicio.
Recordemos que la OTAN reclamaba a los payasos antimilitaristas cerca de 52 euros en concepto de la reparación de la valla que fue cortada para que la troupe pudiera salir al exterior de la base, una vez concluída su acción de persentación de la campaña Desobedece a las Guerras, de Alternativa Antimilitarista-MOC.
Los y las payasas antimilitaristas realizaron un bonito pasacalles que entusiasmó a grandes y pequeños en Lliria, y a la entrada de los juzgados se encontraron con más payasos, alguno de ellos con zancos.
A pesar de que el juicio se podía haber suspendido debido a la cobarde incomparecencia del comandante, y a la arbitrariedad de la estimación de los daños a la alambrada, los payasos insistieron en explicar su versión de los hechos al tribunal. Tras esta explicación quedó como hecho palpable la legitimidad de la acción política antimilitarista realizada contra esta instalación dedicada a la preparación de la guerra. Así lo tuvo que reconocer la misma fiscalía retirando los cargos contra uno de los dos payasos, y solicitando para el otro, que en ningún momento quiso negar su particpación en el acto de cortar la alambrada, una pequeña sanción de 40 euros. El caso quedó visto para sentencia, y todo el circo se fue a tomar unas cañas al bar «El Comunista» de Lliria, cuyo dueño, nos pidió que no dejáramos de reseñar su apoyo y el de su cuñado a nuestra causa antimilitarista.
más información y fotos del evento en la web de Tortuga, el colectivo antimilitarista de Elx http://www.nodo50.org/tortuga/article.php3?id_article=525