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Entrevista a Antonio Espejo, autor de “El eco de la palabra” (Araña Editorial)

«Valle-Inclán convirtió el lenguaje popular en obra de arte»

Fuentes: Rebelión

Junto a Antonio Machado y Federico García Lorca, Valle Inclán es el autor más investigado en la historia de la Literatura Española. Además de su compromiso con la idea republicana y la participación en campañas contra el nazi-fascismo antes de la segunda guerra mundial, fue un gran renovador del lenguaje teatral. Sobre todo, por la […]

Junto a Antonio Machado y Federico García Lorca, Valle Inclán es el autor más investigado en la historia de la Literatura Española. Además de su compromiso con la idea republicana y la participación en campañas contra el nazi-fascismo antes de la segunda guerra mundial, fue un gran renovador del lenguaje teatral. Sobre todo, por la manera de trabajar lo popular y lo grotesco en los «esperpentos». «Convirtió el lenguaje popular en obra de arte», destaca Antonio Espejo, autor de «El eco de la palabra. Claves literarias e intelectuales de Ramón del Valle-Inclán en algunas páginas olvidadas» (Araña Editorial).   

El libro es producto de la investigación en revistas, periódicos, cartas y documentación en archivos como el de la Asociación de Escritores Argentinos en Buenos Aires, la Biblioteca Nacional de París o el de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Además de Profesor de Lengua y Literatura Española en un instituto de Valencia y miembro del Frente Cívico, Antonio Espejo es autor de una treintena de artículos sobre Valle-Inclán en revistas y congresos; también es consejero de «Cuadrante. Revista semestral de Estudos Valleinclanianos e Históricos».

-¿Qué aportaciones o informaciones desconocidas sobre Valle-Inclán se recogen en «El eco de la palabra»?

Decir cosas nuevas de Valle es muy difícil. Hay revistas monográficas, incluso una cátedra específica en Galicia. Afirman los especialistas que en los últimos años se han publicado entre 3.000 y 4.000 trabajos sobre Valle. Junto a Machado y García Lorca, son los autores españoles más investigados. Con casi 500 páginas y una estructura muy sencilla, «El eco de la palabra» incluye documentos inéditos rescatados de archivos que clarifican aspectos de la vida y obra de Valle. Uno de los más importantes, la entrevista que recuperé en el Archivo de la Residencia de Estudiantes de Madrid publicada por la revista «Cine Mundial» (enero de 1922), que se editaba en Estados Unidos para un público en castellano.

¿Qué revelaba la entrevista?

En la entrevista Valle-Inclán comenta uno de los viajes que hasta la fecha no estaba claro o se negaba. Se trata de un viaje realizado en enero de 1920 a Bruselas, invitado por una comisión cultural del gobierno belga para un homenaje póstumo al escritor, poeta y dramaturgo belga Èmile Verhaeren. Se trata de una figura mítica de las letras en Bélgica, que muere en la primera guerra mundial. Constituye un símbolo de la resistencia a la agresión alemana. Valle, que era amigo de Verhaeren, asiste al homenaje. Lo importante de este viaje es que se trata de la única persona invitada de España. Además, pone de relieve que a estas alturas de su trayectoria, Valle-Inclán evoluciona con el resto del movimiento de la intelectualidad europea de su época. Que invitaran a un intelectual de un país «neutral» en la primera guerra mundial, es muy significativo. No se invitó a políticos y diplomáticos. Esto pone también de relieve su talla como escritor.

-En tus investigaciones para el libro has espigado en la prensa de la época. ¿Cómo caracterizarías la relación de Valle-Inclán con los periódicos?

A finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, los escritores utilizaban la prensa como «laboratorio». En los periódicos avanzaban sus obras y así mantenían el contacto con el público. La prensa incluía poemas, fragmentos de obras de teatro, novela, ilustraciones de pintores y dibujantes… Desde los orígenes como escritor (principio de la década de los años 90 del siglo XIX), Valle colabora en los periódicos. Lo último que publica en vida es en el periódico republicano «Ahora» (finales de 1935), dirigido por Manuel Chaves Nogales. Allí publica una parte de su novela «El trueno dorado». En las indagaciones previas al libro hemos descubierto un relato muy corto de «Sonata de invierno» en el periódico «La Vida Española» (1905).

-¿Vierte Valle-Inclán sus ideas políticas en los periódicos?

La actitud republicana de Valle-Inclán nace con el golpe de estado de Primo de Rivera en 1923. Una de sus obras de teatro -«La hija del capitán»- se publica en una edición de quiosco. Hasta 1931 escribe sus opiniones contra la dictadura en «La Libertad», «El Heraldo de Madrid» o «El Sol». En 1931, cuando llega la II República, Valle ya es reconocido como un intelectual republicano.

-¿Tuvo dificultades para representar su teatro? ¿Cuál fue la relación de Valle con el «establishment» teatral?

En su época muchos críticos y sobre todo empresarios decían que las obras de Valle eran muy difíciles de representar. Pero en diferentes entrevistas, por ejemplo con Ángel Lázaro en la revista «Crónica» (13 de julio de 1930), afirma: «Yo creo que mi teatro es perfectamente representable»; «yo creo que mis esperpentos por lo mismo que tienen una cosa de farsa popular entre lo trágico y lo grotesco, lo harían a la perfección nuestros actores». Además, Valle-Inclán se enfrentó contra el medio teatral. Muy pocos empresarios apostaron por su obra: «Luces de Bohemia» no se representó nunca en vida de Valle, en España hubo que esperar hasta 1972. Durante el franquismo muchas obras de Valle-Inclán no pudieron estrenarse, otras sí pero con muchos cortes y escenas censuradas. Cuando uno de sus hijos intentó que se estrenara «Luces de Bohemia» en los años 60, fueron tantos los problemas que puso la censura (cortes en la escena del anarquista catalán o referencias a la iglesia católica) que prefirió no representarla. Lo que más molestaba eran las críticas de Valle-Inclán a la religión.

-¿Destacan las obras teatrales de Valle-Inclán por una fuerte carga política?

En la II República estrena «Farsa y licencia de la reina castiza» (1931), una crítica al reinado de Isabel II. «La hija del capitán», obra que no llega a ver estrenada, es una crítica a la corrupción en el ejército de la época de Primo de Rivera. Incluso «Luces de Bohemia», es la agonía de un sistema que perece. En su novela también. Por ejemplo «Tirano Banderas» inaugura un género en América Latina, la «novela del dictador».

-¿Se puede asociar a este autor a un partido político o movimiento en concreto?

No es un intelectual de carné. Desde sus inicios Valle critica al sistema. De joven milita en el carlismo frente al régimen de la Restauración. Esto se pone de manifiesto en las «sonatas». Pero cuando adviene la dictadura de Primo, defiende los valores republicanos. Se relaciona con intelectuales y escritores socialistas, comunistas y anarquistas. En las investigaciones hemos recogido una entrevista del 13 de marzo de 1931 en la edición barcelonesa de «Solidaridad Obrera», en la que critica el nacionalismo burgués de Cambó y la Lliga: «Una castaña, sus juicios sobre la realidad política no pueden ser más estultos». Al final de esta entrevista Valle hace un elogio de Salvador Segui, «el noi del sucre», asesinado unos años antes.

-A Valle-Inclán se le ha inscrito tradicionalmente en la Generación del 98. ¿Es esta una etiqueta excesivamente rígida?

Éste es un problema que no afecta sólo a Valle, sino a todos los escritores de su época. La división modernismo/Generación del 98 es equivocada. Parte de un prejuicio: los modernistas no son autores comprometidos socialmente (se dedican a «el arte por el arte»), pero los «noventayochistas» sí. Por ejemplo en la literatura inglesa, a todo este periodo literario se le conoce como «modernismo». Hay autores como Azorín a quienes les interesaba esta distinción.

-En los libros de texto de los institutos se ha zanjado el ideario político de Valle con un liviano recorrido desde el carlismo al anarquismo…

Interpretar a Valle-Inclán o a otros autores de esta época con esquematismos actuales me parece un error. Valle no es una persona de carné, sino un intelectual comprometido que no tiene necesidad, como otros (Alberti o Fernando de los Ríos), de tener un partido. Es un intelectual independiente. La palabra «independencia» es clave en Valle-Inclán, incluye una idea de libertad muy auténtica. Aunque no fuera uno de sus escritores favoritos, firma en 1898 un manifiesto de apoyo a Zola que se promueve en España por el «caso Dreyfus». Destaca también el respaldo sobre todo a Francia y Bélgica durante la primera guerra mundial. En España y Francia se convierte en una figura intelectual. Entendía, de manera general, que Alemania representaba un peligro frente a los valores occidentales. Tenía una cultura vastísima y veía el problema desde una perspectiva muy amplia. Esto es lo que le lleva a pelearse con Vázquez de Mella y romper con el carlismo.

-¿Cómo evoluciona ideológicamente a partir de esta ruptura?

Desde los años 20, cuando crea los primeros «esperpentos» y la primera versión de «Luces de Bohemia», publicada en la revista «España», cada vez que concede una entrevista critica a Primo de Rivera y al rey. En los años 30 se significa a favor de la República. Precisamente durante la II República ocupa un cargo público, director de la Academia Española de Bellas Artes de Roma, con el ministro socialista Fernando de los Ríos. Es la primera vez que la dirección de la academia se le otorga a un escritor. La adhesión y el compromiso de Valle-Inclán con la II República no le impidió ser crítico desde su independencia de criterio. En una entrevista (junio de 1931) afirma: «Soy un republicano que desea consolidar la República». Se muestra muy crítico, al igual que Unamuno, con el «bienio negro» de la CEDA. En este periodo participa en una campaña de recogida de firmas y apoyo a los presos políticos. En diciembre de 1935, unos días antes de morir, se implica en una campaña antifascista en el ámbito español e internacional. Es una figura admirada en la URSS, donde son traducidas sus obras. Firma manifiestos con el objetivo de parar la segunda guerra mundial con Einstein, Sandino o Ròlland.

-Frustradas las esperanzas republicanas, ¿qué tratamiento otorga la dictadura franquista a la obra de Valle? ¿Hay un vaciamiento del legado artístico del autor, ya fallecido?

En los años del franquismo con Valle-Inclán ocurre lo mismo que con otros muchos autores. Es una gran figura de la cultura republicana, y el franquismo intenta deslegitimarla. Primero, censurando su obra más militante (sobre todo los «esperpentos»); en segundo lugar, dando una imagen de Valle exclusivamente modernista, como autor de las «sonatas». El último ejercicio de apropiación de Valle-Inclán por la derecha es la última biografía de Tusquets, «La espada y la palabra: vida de Valle Inclán», de Manuel Alberca, catedrático de la Universidad de Málaga. La tesis de este libro es que Valle es un autor de ultraderecha, de la cuna a la tumba. A esta conclusión se llega espigando información interesadamente y sacando de contexto declaraciones. Por otro lado, si uno lee la reseña de Benjamín Prado de este libro en El País, se lleva una imagen distorsionada. Detrás de todo ello hay, en parte, el interés de algunos de los miembros de la familia actual de Valle-Inclán. Hay que tener en cuenta que es un autor incluido en los planes de estudio, con los derechos de autor en manos de Espasa-Calpe (Planeta). No interesa asociar a este escritor a los valores de República y progresismo.

-¿Ha ocurrido lo mismo con otros autores y escritores?

Ha pasado con Manuel Chaves Nogales, un republicano «manipulado», por ejemplo, por tertulianos que intervienen en Intereconomía; los asesores de Aznar incluían en sus discursos referencias a Luis Cernuda; ha ocurrido también con Max Aub, socialista que murió en el exilio mexicano. José María Aznar pronunció el discurso inaugural de la constitución de la Fundación Max Aub. Han renegado de su base cultural (Pemán, Panero…) y han intentado apropiarse del memorial popular republicano.

-Por último, ¿cómo resumirías el legado teatral de Valle Inclán? ¿Por qué habría que recordarlo?

Se convierte en un pionero, sobre todo con el teatro que escribe en los años 20-30. Su lenguaje del arte dramático es fundamental para el teatro universal del siglo XX. Destacaría la manera en que trabaja lo popular y lo grotesco. Hay quien considera, como el profesor Juan Antonio Hormigón, que en los «esperpentos» hay un precedente de Brecht. Valle convierte en obra de arte el lenguaje popular. La combinación de expresiones grandilocuentes y latinismos con palabras coloquiales. Es un gran renovador de la lengua castellana, un gran genio de la palabra.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.