Para fines de este mes, el artista visual Francisco Tapia, conocido como «Papas Fritas», presentará su nueva instalación artística, siguiendo la senda política de sus anteriores intervenciones. El artista, que generó gran polémica tras la quema de pagarés de los deudores de la Universidad del Mar, vuelve a la escena pública con otra provocadora apuesta. El […]
Para fines de este mes, el artista visual Francisco Tapia, conocido como «Papas Fritas», presentará su nueva instalación artística, siguiendo la senda política de sus anteriores intervenciones. El artista, que generó gran polémica tras la quema de pagarés de los deudores de la Universidad del Mar, vuelve a la escena pública con otra provocadora apuesta.
El entrevista con eldesconcierto.cl, Tapia detalló las indagaciones y el proceso de creación detrás de «Desclasificación popular», una iniciativa realizará en conjunto con un grupo de ex presos políticos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y que pondrá en tensión las verdades aún pendientes en materia de Derechos Humanos en Chile.
¿Cómo nace la idea de esta propuesta y en qué consiste este proceso de desclasificación colectiva?
Lo primero que se hizo fue una investigación profunda del Valech en sí: dónde estaba, de qué se trataba, cuáles fueron los golazos de parte del Estado y de la misma comisión y cuáles eran los verdaderos intereses. Hubo un equipo amplio que trabajó para poder realizar un proyecto relacionado con el Informe Valech y los 50 años de secreto que se ordenaron para poder ocultar a los torturadores, a las personas que colaboraron y fueron cómplices.
En Chile hay continuismo de las políticas de control y represión ocupadas durante esa época, seguimos teniendo personas desaparecidas y asesinadas en plena democracia, entonces la idea es poder llegar a una investigación que nos permita tener un relato histórico de lo que sucedió y de lo que sucede, de los que están todavía, de los que tienen cargos públicos y que son parte de este grupo de torturadores, de delincuentes que fueron parte de una asociación ilícita que ha sido validada sistemáticamente por los gobiernos.
¿Es un intento de provocación también a la escena política? Esto considerando la discusión actual, que da cuenta de las deudas pendientes de la democracia con el fin a la impunidad.
Esta es una investigación de cerca de 8 meses, en la que se tenía presupuestado realizar un proyecto en noviembre, pero cambió por toda la contingencia. Primero, por la huelga de hambre de los ex presos políticos del MIR en Rancagua. Segundo, por la ruptura del pacto de silencio el ex conscripto que vuelve a tomar todo este tema de DD.HH y lo pone en el tapete. Y luego la muerte de Mamo Contreras me hace entender que seguimos teniendo esta herida más que abierta y las falsas propuestas de un gobierno que ha sido más parte de la familia militar que de a la historia de una ex prisionera política, una persona que fue torturada y que a la que al parecer se le olvidó, porque en materia de DD.HH no ha hecho nada y seguirá haciendo nada o cosas simbólicas.
La instalación está hecha con manuales y las personas podrán retirar estos manuales para ver cómo se hace esta desclasificación, cuáles son las políticas de seguridad, cómo se les va a proteger. Esperamos que no sólo sea un espacio instaurativo de un proyecto de arte, sino un proyecto de desarrollo constante y de una plataforma y actividades que permitirán generar esta instancia de la historia desde la otra vereda.
¿Cómo observas que han vivido el proceso de investigación los ex presos políticos del MIR, considerando la experiencia de impunidad con la que cargan?
El proceso de clasificación popular se ha hecho junto con ellos, si bien hay una persona del grupo de profesionales que trabajan conmigo que fue la que se dio cuenta de este espacio legal, que se podía ejercer y al que se le podía dar una vuelta.
La gracia de esto, es que si juntamos a todas las personas que declararon en el Valech 1 podemos generar un impacto mucho más fuerte en cuanto a empezar a hacer una desclasificación con un listado de cada uno de los tipos de crímenes y torturadores. Buscamos hacer algo diferente al violento Informe Valech que saca el Estado, donde se enumera a las personas que fueron torturadas y se expone sus nombres y rostros públicamente, diciendo que este informe se ha hecho justamente para resguardar su intimidad y su identidad.
Nosotros, al contrario, vamos a desclasificar específicamente los nombres de los torturadores, de sus cómplices y de los violadores sexuales. En esa historia esperamos avanzar, no en la historia institucional ni de victimización, sino de resistencia, de ex presos políticos, de personas que estuvieron combatiendo para que existiera democracia, aunque finalmente se hicieron pactos para el continuismo de esta dictadura neoliberal.
¿Cómo se traduce esta idea en la instalación artística?
No me gustaría adelantar mucho, pero tiene que ver con cómo vamos a generar este proyecto. El proyecto en sí está en un sitio web que se llamará www.desclasificacionpopular.cl y tiene varias etapas. Una de ellas tiene que ver con la compra de un servidor, porque esta es información valiosa que hay que proteger muy bien. Queremos que sea un espacio donde ojalá cada persona torturada que exige su derecho se transforma en un artista que crea su propia historia, su propia verdad. Y al crear su propia verdad se genera una correlación en el sentido de que se pueden obtener datos que se van uniendo con los de otro y así podemos generar un relato complejo y completo.
En el mismo Informe Valech, muchas personas tenían mucho temor al momento de la declaración, entonces las declaraciones fueron un poco escuálidas y también muchas personas que fueron torturadas no habían asumido la gravedad de lo que les ocurrió. Es muy importante que hoy volvamos a hacer un nuevo informe.
Hay varios procesos que se irán dando y que partirán el 26 de septiembre, cuando se cumplen 13 años de este secreto. El montaje tiene mucho que ver con eso, con un cuerpo torturado, pero no desde la victimización y el miedo, sino un cuerpo torturado que quiere volver a enraizarse después de un gran desarraigo que se institucionaliza, y comenzar nuevamente a crear, como antes del golpe, la Unidad Popular que existía, la unión de un cuerpo antes mutilado. Sabemos que sanando esta lucha puede haber una pelea más fuerte por parte de los que vienen.
¿A qué se debe esta persistencia en tu trabajo por la unión del arte y la política, que además suma a la memoria como un ente activo?
Desde que hice el proyecto del Ladrillo Angular vengo con la idea de trabajar hasta los cien años del natalicio de Pinochet con proyectos que tengan relación a la dictadura militar, dejando claro que para mí la dictadura no se ha terminado, entonces no se trata de una memoria del pasado, sino que un presente donde vivimos una violencia que tiene que ver con esa dictadura y su continuidad.
Mi trabajo no pasa por la contingencia solo de hoy, este ha sido un tema para mí siempre y mis trabajos de resistencia tiene que ver con un legado que no nos permite, por ejemplo, iniciar una lucha de clases estando con una herida abierta del pasado que es muy presente. Hay generaciones vivas de las madres, de los esposos, de los padres y de las personas que fueron desaparecidas, ellos están compartiendo con nosotros y caminan con un dolor tremendo en el cuerpo.