Es «el rey de los monstruos inmobiliarios», que ataca el barrio de Vallcarca. Llega Núñez y Navarro, rampante y con los ojos proyectándose sobre la barriada barcelonesa. El fotomontaje ocupa toda la portada del número 10 (invierno de 2017, II Era de la Burbuja Inmobiliaria) de la revista «La Metxa», publicación autogestionada por los colectivos […]
Es «el rey de los monstruos inmobiliarios», que ataca el barrio de Vallcarca. Llega Núñez y Navarro, rampante y con los ojos proyectándose sobre la barriada barcelonesa. El fotomontaje ocupa toda la portada del número 10 (invierno de 2017, II Era de la Burbuja Inmobiliaria) de la revista «La Metxa», publicación autogestionada por los colectivos de Vallcarca, la Salut y la Vila de Gràcia de Barcelona. Desde hace 65 años, según informa su página Web, el grupo empresarial Núñez y Navarro de Barcelona se dedica a la construcción, rehabilitación y promoción inmobiliaria, a la venta y alquiler de oficinas, pisos, plazas de aparcamiento, locales comerciales y naves industriales.
La empresa también ofrece a sus clientes una decena de hoteles «para pasar un fin de semana romántico» en la ciudad. Presidente del Fútbol Club Barcelona entre 1978 y 2000, José Luis Núñez Clemente fue condenado en julio de 2011 a seis años de prisión por la Audiencia Provincial de Barcelona; la audiencia consideró probada la implicación de Núñez en el «caso Hacienda», relacionado con los sobornos a inspectores y exaltos cargos de Hacienda para rebajar las contribuciones al fisco; la audiencia estableció la misma pena para su hijo, José Luis Núñez Navarro. «No pueden armonizarse los intereses de la sociedad Núñez y Navarro -también de otros promotores e inversores, como Josep Fité- con la voluntad de los vecinos de mantener un barrio popular, para vivir, con alquileres accesibles, no elitizado y con un comercio de proximidad», apunta en la revista «La Metxa» la Assemblea de Vallcarca.
Vallcarca i els Penitents es uno de los cinco barrios que integran el distrito barcelonés de Gràcia. Según el censo municipal de 2013, Vallcarca cuenta con 15.479 habitantes, el 22,5% de la población tiene de 65 años en adelante y el 16,8% ha nacido en otras ciudades del estado español; además el porcentaje de población extranjera alcanza el 17,7%. El barrio, que ocupa una superficie de 1,2 kilómetros cuadrados, se encuentra encajonado en un valle, entre las colinas del Putxet y el Coll. La arquitectura tradicional y popular, el trazado histórico de las calles, los huertos y las eras están en sus raíces. Tres hitos de la planificación urbanística permiten poner en contexto la evolución de la barriada: el Plan General Metropolitano (PGM) de Barcelona, de 1976; la modificación del PGM en el ámbito de la avenida del Hospital Militar-Farigola, de 2002; y el Plan de Mejora Urbana para la ordenación entre el viaducto de Vallcarca, la avenida de Vallcarca y la calle Gustavo Adolfo Bécquer.
El pasado 22 de junio el Ayuntamiento de Barcelona, regido por Barcelona en Comú, presentó el proyecto ganador del concurso de ideas -convocado por el consistorio- para la nueva ordenación urbanística en la parte del Vallcarca afectada por la modificación de 2002. La nota de prensa del Ayuntamiento anunciaba el comienzo de un proceso de participación pública, que finalizará en diciembre. Según el consistorio, con esta iniciativa se trata de «recuperar la identidad» del barrio y promover un urbanismo diferente al que proponía la modificación del PGM de hace 15 años; esta «no permitía preservar las casas bajas ni la trama urbana característica de la barriada», según el comunicado municipal. En 2014 se celebraron las jornadas participativas de Vallcarca («El barri que volem»), en la que además de los vecinos y el consistorio, tomaron parte la Unión Internacional de Arquitectos y Arquitectes Sense Fronteres.
La Comissió d’Urbanisme de l’Assemblea de Vallcarca, el col.lectiu d’Arquitectes Volta y el Arxiu Observatori Actiu de Vallcarca han elaborado un documento -titulado «Carregades de raons»-, que cuestiona la modificación de la planificación urbanística de mayo de 2002, cuyos efectos se arrastran hoy. El texto fue presentado en el Ateneu Llibertari de El Cabanyal (Valencia) la pasada semana. En el año 2002 desempeñaba la alcaldía de Barcelona Joan Clos, del PSC, partido que gobernaba en un tripartido con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV). El barrio y sobre todo el entorno de la calle Farigola, su principal eje vertebrador, «han sufrido las consecuencias devastadoras de ese plan», sostiene el citado documento.
La Assemblea de Vallcarca denuncia que el diseño urbanístico de 2002 establece el derribo de la práctica totalidad del casco antiguo de Vallcarca, modifica el trazado de las calles -por ejemplo, la calle Argentera- dispone nuevos viales, promueve alturas en los edificios nunca antes vistas en el barrio y la construcción de una rambla entre la avenida de Vallcarca y la calle Bolívar. La assemblea apunta que a partir de entonces se «intensificaron» en la barriada los conflictos por abandonos, derribos, expropiaciones y compras. Aunque ya con el PGM de 1976 se iniciaron los derribos y podían otearse amenazas como la ronda denominada Vía «O», finalmente desestimada, explica el documento «Carregades de raons».
Aunque la fase de las demoliciones no se ha completado, sostiene la Assemblea de Vallcarca, «la mayor parte de comercios y talleres que vitalizaban el barrio ha desaparecido», lo que ha forzado a una parte de los vecinos a abandonar la barriada; «donde había viviendas, tiendas y talleres, actualmente hay solares vacíos y suciedad». Fachadas de las casas que languidecen y edificios con síntomas de degradación retratan el abandono. Más aún, en solares sin uso y cerrados con vallas se ha establecido población sin apenas recursos, que subsiste gracias a la recogida de cartón o chatarra; muchos de ellos son inmigrantes, que sólo tienen como espacio habitacional las barracas autoconstruidas. Tal vez sea la otra cara de la marca BCN, los juegos olímpicos de 1992, el Barcelona Meeting Point, el Mobile World Congress o el B-Travel (Salón Internacional de Turismo de Cataluña).
Frente a la dejadez de las instituciones, la iniciativa vecinal ha promovido plazas, huertos o campos de fútbol. Por ejemplo, el pasado 10 de junio un grupo de vecinos se congregaron en el número 24 de la calle Farigola, para derribar un muro que dificultaba el paso por la acera, principalmente a personas mayores o en silla de ruedas; durante años, recuerdan los activistas, habían requerido la intervención municipal para resolver el problema, sin que ésta se produjera; «un pretendido conflicto sobre la propiedad, en manos de Núñez y Navarro, se argumentó para la inacción», afirman. Además el pasado 10 de mayo tuvo lugar una manifestación con el lema «Salvem el nucli antic de Vallcarca; Barcelona no està en venda!», que contó con el apoyo de más de una veintena de colectivos vecinales; tras recorrer las calles Argentera y Farigola, la marcha llegó a uno de los solares que Núñez y Navarro tiene en el punto de mira para construir.
El 19 de abril cuatro activistas de AFA Montseny, Volta Arquitectes y la Assemblea Vallcarca, en representación de una decena de colectivos, consiguieron reunirse con representantes de Núñez y Navarro, primer propietario privado del barrio; el objetivo era trasladarle el rechazo a sus iniciativas para construir en el núcleo histórico de Vallcarca. Sin embargo, la tradición de lucha se retrotrae años atrás, a hitos como la plataforma Salvem Vallcarca, constituida en 2004; a la actividad del Ateneu Popular Vallcarca, inaugurado en 1996 y también a los cortes semanales de la avenida Vallcarca, a lo largo de seis meses; fueron los años de mayor agitación -2005 y 2006-, y un periodo en que podían contarse cerca de 30 okupaciones. Hoy se recoge esta tradición. El pasado 27 de febrero los vecinos convocaron otra jornada reivindicativa. La acción consistió en «reapropiarse» de solares que el grupo Núñez y Navarro mantiene abandonados en la barriada desde hace ocho años. Se denunciaron además las alianzas «nunca suficientemente depuradas» -y trabadas durante décadas- entre el capital inmobiliario y las elites políticas de Barcelona.
Vecino del barrio, Jordi Ariola participa en el espacio colectivo La Reina d’Àfrica, afectado por los embates de la planificación urbanística. En una parte de este espacio se desarrollan actividades culturales (de poesía o salsa, entre otras), talleres, asambleas y fiestas para el apoyo a asociaciones; «lo que básicamente afecta a la casa es que no pueden promoverse reformas en la fachada, ni obras siquiera en el lavabo; debido al PGM la casa se halla en un estado muy precario». El joven vecino y activista explica que en Vallcarca conviven dos realidades: la de los espacios pendientes de derribo (como edificios, un bar o una asociación cultural); y los solares en los que planean construir tanto el Ayuntamiento -viviendas protegidas o equipamientos- como los propietarios privados; la Assemblea de Vallcarca señala a estos actores como principales responsables de la destrucción del barrio: el ayuntamiento, en su condición de principal propietario (junto a la empresa municipal BAGURSA) y los grandes inversores inmobiliarios.
No son pocas las amenazas especulativas y depredadoras que penden sobre este sector de Barcelona. Una, de las más relevantes, la influencia del park Güell. Se trata de uno de los grandes iconos turísticos, construido por el arquitecto Antoni Gaudí e inaugurado como parque público en 1926; en el año 2016 el Park Güell recibió 2,9 millones de visitantes, aunque unos años atrás alcanzaba los nueve millones. «Hay muchos pisos en Vallcarca que, en lugar de destinarse a vivienda para los vecinos se dedican al turismo y a los ‘apartahoteles’ ilegales», subraya Jordi Ariola. Se explica en parte esta tendencia por la «saturación» de hoteles, restaurantes y comercios alcanzada en Gràcia, lo que ha hecho que la administración reconduzca hacia Vallcarca estas actividades; «muchas de las construcciones planificadas tienen que ver con plantas bajas para restaurantes, hoteles y tanto comercios como residencias destinadas a turistas», afirma Ariola.
El 10 de junio recorrió las calles de Barcelona una manifestación con el lema «#BCN No Està En Venda. Habitatge per a totes!» En el frontispicio de las reivindicaciones, la subida en el precio medio de los alquileres de la vivienda, que la cartelería de la convocatoria cifraba en un 17% entre los años 2014 y 2016 (de 680 a 800 euros mensuales). En Vallcarca también ha tenido fuerza la reclamación de este derecho. Así, el 26 de noviembre se presentó la Comissió d’Habitatge de la Assemblea de Vallcarca («La Clau»), con tres ejes: la lucha contra los desahucios, la pobreza energética y la «gentrificación».
El mismo día se reivindicó la Okupación de un edificio de titularidad municipal, en desuso, ubicado en la calle Cambrils. Allí se exhibió una pancarta con la consigna «L’habitatge és un dret com una casa». Los colectivos más críticos del barrio proponen un Plan Popular de Vallcarca, «participativo», «sostenible» y «ecológico». No son los únicos damnificados por el rodillo especulativo en la ciudad. Miran a otros barrios: el Born, el Raval, el Gòtic o la Barceloneta. ¿Y Vallcarca? «Es una barriada que sufrió una década de urbanicidio salvaje (entre 2004 y 2014), hasta que los vecinos empezaron a organizarse, politizarse y combatir los flujos del capital especulativo», explica Ariola.
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