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Verdaderos merecedores del Premio Nobel de la Paz

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Durante casi seis décadas Cuba ha enviado a sus valientes soldados pacíficos de batas blancas a todo el mundo, llevan en sus manos no armas sofisticadas, sino un estetoscopio, y en su equipaje amor y sabiduría para derrotar las enfermedades, además de consagración, altruismo y esperanza, dejando una huella imborrable de generosidad y humanidad donde quiera que van. La radiante isla caribeña cada día da nuevas lecciones de valentía y solidaridad.

En medio de esta pandemia sin precedentes en la historia moderna, hay una misión cubana formada por un grupo de bravos guerreros que desde hace más de 20 años ha estado trabajando dignamente y con toda dedicación por el bienestar y la salud del pueblo gambiano, y hoy continúan proporcionando vida y arrancando muchos seres humanos a la muerte.

En Biwan, una de las regiones de esta nación del occidente africano, labora la Dra. Daylis Sánchez Villafañes, especialista de segundo grado en Medicina General Integral y jefa de la brigada cubana allí.

La joven galena con su quehacer diario y su vocación humanista de cubana criolla y patriota acaba de salvar una vida más en Gambia.

El pasado martes, durante su guardia en horario de la tarde en el Hospital de Bwian, atendió en la sala de observación del cuerpo de guardia a un niño de 7 años de edad, quien fue traído por su madre refiriendo que hacía 3 días presentaba dolor de cabeza intenso y fiebre persistente.

En el servicio de observación tuvo tres convulsiones generalizadas, prácticamente seguidas una de otra, después continuó con deterioro del estado de conciencia y cae en coma.

Cuando la doctora le prestaba asistencia, la madre recibió una llamada telefónica con la triste noticia de que su otro hijo, de 11 años, que había quedado en la casa con fiebre, dolor de cabeza y vómitos, había fallecido.

En el examen físico al paciente de 7 años se constataron como signos positivos las mucosas pálidas y húmedas, piel sudorosa, temperatura corporal por encima de 40 grados, importante rigidez de nuca y después de la última convulsión permanece en coma con una escala de Glasgow de 6/15. Se le realizaron estudios hematológicos en el laboratorio resultando la hemoglobina baja y la gota gruesa positiva (Blood film +++).

Al no disponerse en el hospital de una sala de cuidados intensivos se admitió en el servicio de pediatría con un diagnóstico de un cuadro severo de Malaria Cerebral y anemia leve.

Se le aplicó tratamiento con antibióticos de amplio espectro por vía parenteral, medidas anti edema cerebral, anti anémicos orales, vitaminoterapia, antitérmicos, anticonvulsivantes y otras para contrarrestar la hipoglucemia y mantener el soporte vital.

Como medicamento antimalárico de elección se prescribió el Artesunate por vía endovenosa en tres dosis a las 0 horas, 12 horas y 24 horas continuando luego con dosis diaria por 5 días más.

El niño quedó ingresado bajo la tutela de su abuela debido a la novedad familiar son su hermano.

A las 48 horas de su estancia hospitalaria se comienza a observar una respuesta positiva del infante al tratamiento, recuperando la conciencia y parcialmente el apetito, no presentó más convulsiones, pero persistió la rigidez nucal y debilidad general que va superándose con el pasar de los días.

Gracias a la destreza de la doctora, el diagnóstico preciso y un tratamiento certero, después de 7 días de medicación y cuidados, se le dió el alta al pequeño hombrecito con tratamiento por vía oral en el hogar, y se le programó la re consulta.

La abuela expresó, a pesar de las limitaciones idiomáticas, evidentes muestras de agradecimiento y plena satisfacción con la atención recibida.

Casos como estos son innumerables los protagonizados por los médicos cubanos en todas partes del mundo, lo que los hacen ser verdaderos merecedores del Premio Nobel de la Paz, aunque su mayor reconocimiento sea la admiración de todos los pueblos que se han beneficiado de esa noble y humana labor.

María Inés Álvarez Garay y Daylis Sánchez Villafañes son colaboradoras de la Brigada Médica Cubana en Gambia