Continuamente se está hablando de las «víctimas del terrorismo», refiriéndose con ello únicamente a las víctimas de ETA. Rarísima vez son consideradas las víctimas causadas por el «terrorismo» de los sucesivos gobiernos españoles, sus diversas bandas paramilitares, y los gobiernos franceses y títeres vascongados. Sin embargo también las hay. Y son muchas. Aunque incompletos por […]
Continuamente se está hablando de las «víctimas del terrorismo», refiriéndose con ello únicamente a las víctimas de ETA. Rarísima vez son consideradas las víctimas causadas por el «terrorismo» de los sucesivos gobiernos españoles, sus diversas bandas paramilitares, y los gobiernos franceses y títeres vascongados. Sin embargo también las hay. Y son muchas. Aunque incompletos por resumidos y por la dificultad de tenerlos actualizados al día, se pueden dar, como addenda al certero artículo de Joxemari Olarra en GARA del 29.8.2005, los siguientes datos:
De los 2.900.000 habitantes que nos dicen somos los vascos, podríamos estimar que, grosso modo, unos 400.000 (un 14%) son militantes y simpatizantes de la izquierda abertzale. Un colectivo no de los más numerosos. Sin embargo, el sufrimiento soportado estoicamente y los sacrificios ofrendados generosamente por estos abertzales desde 1968 (fecha arbitraria convenida por no sé quienes) son algo a tener en cuenta y hasta de admirar.
Unos 35.500 hombres y mujeres, casi uno de cada once abertzales, han sido detenidos por las policías españolas, francesas y la Ertzaintza vascongada. Una media de casi 20 cada semana; cerca de 3 detenciones todos los días a lo largo de 37 años. ¡Se dice pronto!
De los detenidos, 4.950 (el 14%) han sido encarcelados; casi 3 por semana, también durante 37 años. Actualmente, unos 250 son presos «preventivos» que pueden pasar hasta 4 años en prisión pendientes de juicio y de una sentencia que quizás nunca se dicte o que sea absolutoria. Otros llevan más de 25 años en prisión. Entre todo el colectivo de presos (una media anual de 500 presos ¡hoy hay más de 700! durante 37 años) han soportado unos 18.500 años de prisión. ¡Increíble!
Los abertzales exiliados son hoy unos 2.000. Es decir, casi el uno por mil de todos los habitantes de Euskal Herria está exiliado o es preso político. El número de presos varía casi a diario pero podemos decir que hace un año (y hoy no habrá variado apenas) a más de 1.000 kilómetros de Euskal Herria había 80 presos en 14 cárceles; entre 750 y 1.000 km., 180 presos en 22 cárceles; entre 500 y 750 km., 200 presos en 25 cárceles; entre 300 y 500 km., 185 presos en 12 cárceles; a menos de 300 km., 40 presos en 5 cárceles. En las 4 cárceles de Euskal Herria, solamente había 25 presos, el 3,5% del total. Muchas madres, padres y otros parientes, ante su imposibilidad para viajar debido a la lejanía de las cárceles, su avanzada edad, su estado de salud o el coste económico que ello supone, no han podido visitar a sus hijos o nietos desde hace años. ¿El vengarse así, imponiéndoles semejante castigo a familiares inocentes, tiene justificación?
Entre 1968 y 1994, las diferentes policías, españolas y los cipayos vascongados, hirieron de cierta gravedad a 3.093 hombres y mujeres en manifestaciones. De ellos, 109 fueron heridos de bala. Otros 19 fueron heridos, también de bala, en controles policiales en las carreteras.
Entre 1980 y 1987, grupos parapoliciales secuestraron y violaron a 7 chicas jóvenes abertzales. De ellas, 2 fueron, además, asesinadas. ¿Tampoco ellas merecen ser tenidas en cuenta?
Unos 3.000 abertzales han tenido que exiliarse. De ellos, más de 100 han sido detenidos en Francia y extraditados a España; 63 han sido deportados (por Francia), sin papeles ni medios, a islas africanas o caribeñas, donde vegetan sin ningún derecho, sin medios ni porvenir; otros 300 presos han sido entregados ilegalmente a la policía española (principalmente por Francia) tras haber cumplido condena carcelaria en ese país. ¡Y luego nos hablan de Estado de Derecho, de democracia y de leyes internacionales!
Más de 7.000 hombres y mujeres detenidos han denunciado, acreditadamente, haber sido torturados por las policías españolas y por la Ertzaintza. Pero tememos que, unos por miedo a denunciar y muchos otros porque están convencidos de que no sirve para nada el hacerlo, la cifra real de torturados pase de los 10.000. ¡Casi 1 de cada 3 de los detenidos y el doble de los encarcelados! A, por lo menos, 13 abertzales la tortura por policías españoles les ha causado la muerte. Otros 3 han desaparecido sin dejar rastro, por ahora. ¡Todo ello no sólo tolerado, sino promovido por los gobiernos españoles y también por el vascongado! Además, 19 presos (¡Hoy habría que añadir uno más, Kotto!) han muerto por falta intencionada de atención médica en las cárceles.
Y no hablemos de las palizas, castigos, vejaciones y aislamientos prolongados (¡a veces durante años!) que habitualmente y sin motivo alguno sufren los presos vascos. Añadamos a esto que muchos presos (más de 100) habiendo cumplido su sentencia de acuerdo con las leyes penitenciarias españolas, no son puestos en libertad y se les retiene en las cárceles hasta durante más de 6 años. Es decir: ¡los tienen secuestrados!
Las fuerzas armadas represivas españolas, sus mercenarios y la Ertzaintza vascongada han causado la muerte a 203 gudaris de ETA.
El esfuerzo económico anual desde 1987 (inicio por el Gobierno español del PSOE, con la alevosa colaboración del PNV, de la política de dispersión y alejamiento de Euskal Herria de los presos vascos), pero sobre todo desde el fracaso de las negociaciones en Argelia en 1989, es decir, el visitar durante estos últimos 16 años y atender a los exiguos menesteres de los presos en unas 80 lejanas cárceles donde los gobiernos español y francés les tienen dispersados, le está costando al colectivo de familiares y amigos (¡colectivo que está muy lejos de ser de los más pudientes económicamente!) más de 21 millones de euros al año (3.500 millones de pesetas cada año; 67 millones a la semana; casi 10 millones cada día). Parece imposible, ¿no?
Entre el escaso tiempo de las visitas (normalmente 40 minutos) y los largos y penosos viajes, al año se invierten 260.000 horas. Cada fin de semana entre 1.500 y 2.000 familiares y amigos se lanzan a las carreteras en autobuses o coches para recorrer entre todos unos 530.000 kilómetros, el equivalente a 11 vueltas al mundo. Por si esto fuera poco, estos largos viajes a horas intempestivas para visitar a sus familiares y amigos presos, se han cobrado 19 muertos y 98 accidentados en las carreteras.
Estas víctimas, causadas por el «terrorismo» de los gobiernos espa-ñoles, franceses, vascongados y por los diferentes grupos para-militares organizados, financiados y dirigidos por ellos, oficialmente no existen. Como bien decía Joxemari Olarra en su artículo, son «víctimas ignoradas». ¡Pero son víctimas!