El aforismo «la realidad a veces supera la ficción» suele usarse en situaciones en la que es difícil dar crédito o verosimilitud a algún hecho o conducta. Pues bien, este aforismo popular se quedó corto el pasado 9 de febrero, cuando el BOE publicó lo siguiente: «La destacada y dilatada trayectoria de don Juan Miguel […]
El aforismo «la realidad a veces supera la ficción» suele usarse en situaciones en la que es difícil dar crédito o verosimilitud a algún hecho o conducta. Pues bien, este aforismo popular se quedó corto el pasado 9 de febrero, cuando el BOE publicó lo siguiente:
«La destacada y dilatada trayectoria de don Juan Miguel Villar Mir, al servicio de España y de la corona, merece ser reconocida de manera especial…. Vengo en otorgarle el titulo de marqués»
Para los que no conozcan a este señor, Juan Miguel Villar Mir es el dueño de Fertiberia, una «ejemplar» empresa responsable de servicios a la corona tales como ser causante de la balsa de fosfoyesos, cuya extensión supera en tamaño a la ciudad de Huelva. Así, el ciudadano Borbón ha tenido a bien recompensar los servicios a la Corona y a España que a tenor son los siguientes:
- Incumplir y conculcar la Ley que regula la concesión para el depósito del residuo contaminante durante más de 40 años.
- Adeudar el aval de 21 millones de euros para la restauración del emplazamiento de fosfoyesos a su situación original.
- Producir más de 120 millones de toneladas de residuos tóxicos a tiro de piedra de la ciudad.
- Ser el responsable último de lo que Greenpeace denomino « el principal episodio de contaminación industrial de Europa» .
El título de Marqués era en origen una distinción de carácter militar, procedente del Imperio de Carlomagno, que venia a designar a los responsables de defender una determinada frontera o marca (Margravato), como era el caso de la Marca Hispánica frente a Al-Ándalus (que luego serian los condados Catalanes). Cabe preguntarse ¿qué frontera piensa defender este nuevo Marqués? ¿defenderá la balsa de fosfoyesos y su fortuna de la injerencia del egoísta pueblo de Huelva? ¿o más bien de las resoluciones judiciales y de la ley medioambiental que amenazan con restringir sus beneficios?
Soy lego en derecho, pero si al propietario de una empresa que conculca, viola y quebranta la ley se le distingue con tal título y la resolución la firma el Ministro de Justicia, ¿no constituye un ejercicio de incoherencia y sarcasmo? ¿no es una burla a la ciudad de Huelva? Recordemos que los onubenses salimos masivamente a la calle reclamando un modelo de industria y actividad económica diferentes, y mejor dicho, contraria a la que representa la empresa de la que el ahora ilustrísimo Marqués de Villar Mir es dueño. La historia pondrá a cada uno en su lugar y esta cubrirá de oprobio, desdén y lodo a la anacrónica Monarquía y a esta corte de nobles prohombres de la que es ejemplo el nuevo Marqués.
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