El programa de alfabetización cubano «Yo, sí puedo» celebró ayer su primer acto de graduación en el que se entregó el diploma que acredita que han superado con éxito el programa a las personas alfabetizadas en Sevilla en los últimos meses. Al acto, celebrado en el Polígono Sur, barrio que registra las tasas de analfabetismo […]
El programa de alfabetización cubano «Yo, sí puedo» celebró ayer su primer acto de graduación en el que se entregó el diploma que acredita que han superado con éxito el programa a las personas alfabetizadas en Sevilla en los últimos meses.
Al acto, celebrado en el Polígono Sur, barrio que registra las tasas de analfabetismo más altas de la ciudad, asistieron unas cuatrocientas personas, entre alfabetizados, facilitadores, asociaciones y entidades, vecinos del barrio y representantes institucionales de municipios interesados en la aplicación del programa, así como miembros del movimiento de solidaridad con Cuba y representantes de su consulado.
La ceremonia comenzó con la actuación del grupo infantil de teatro La Colmenita sevillana, un ejemplo más de la solidaridad internacionalista de Cuba, con la interpretación de una obra dedicada al programa «Yo, sí puedo» y a las personas alfabetizadas.
El delegado del Distrito Sur, Antonio Rodrigo Torrijos, y el vicegerente de la Fundación DeSevilla y secretario político del PCA en Sevilla, Carlos Vázquez, intervinieron en el acto felicitando a las personas alfabetizadas y al programa «Yo, sí puedo». Rodrigo Torrijos resaltó el hecho que desde el Ayuntamiento se lleve a cabo un programa que permita a las personas iletradas acceder a un derecho básico como la educación para crear ciudadanos más libres y una sociedad más igualitaria.
Por su parte, Carlos Vázquez agradeció a la Revolución cubana su solidaridad con Sevilla, al ceder un programa que permita poner fin al analfabetismo en la ciudad. En este sentido, apostó por este tipo de cooperación entre países, de igual a igual y basados en la solidaridad internacionalista, frente a otros modelos que sólo buscan el beneficio económico.
El momento más emotivo del acto se vivió cuando los alfabetizados leyeron las cartas con las que demostraron públicamente que han logrado aprender a leer y escribir. Marcelina Ramos, alfabetizada en uno de los barrios de la zona norte de Sevilla, dedicó su testimonio a su facilitadora y al resto de compañeros que, como ella, han cumplido su sueño en apenas dos meses y medio.
También hubo palabras de agradecimiento al programa por parte de los facilitadores, personas que, de forma voluntaria, apoyan y refuerzan las video-clases con las que se alfabetiza. José Pérez Félix, alfabetizador de su barrio, lamentó que en pleno siglo XXI existan aún miles de personas iletradas en una ciudad del llamado Primer Mundo, agradeciendo la aplicación de un programa que ponga fin a esta lacra y animando a las personas que no sepan a leer y a escribir que no dejen pasar la oportunidad de aprender con «Yo, sí puedo».