La trampa de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad se está haciendo evidente. Los medios hablan ya de una nueva resolución que detallaría las misiones de la actual fuerza de interposición -una vez asentada sobre el territorio-, y establecería sus normas de actuación. Es el modelo Afganistán acelerado. Entretanto, Confiereezza Rice tranquiliza al personal […]
La trampa de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad se está haciendo evidente. Los medios hablan ya de una nueva resolución que detallaría las misiones de la actual fuerza de interposición -una vez asentada sobre el territorio-, y establecería sus normas de actuación. Es el modelo Afganistán acelerado. Entretanto, Confiereezza Rice tranquiliza al personal político y, sobre todo, a la «opinión pública» con un auténtico subterfugio: los cascos azules no desarmarán a Hezbollah, vigilarán el embargo de armas decretado por Naciones Unidas. Francia presiona para que la misión vaya militarmente en serio y no se «convierta en una catástrofe», y los EEUU empujan para meter a la ONU en el molde de la UE, a ésta en el de la OTAN y a la Alianza Atlántica en el de la «guerra mundial antiterrorista». Zapatero se mantiene en la nube de las buenas intenciones, mientras es arrastrado al abismo por su Estado Mayor Atlántico y por agentes del Pentágono como Javier Solana. Zapatero no es un pacifista, es la última de las muñecas rusas. Pequeñita y hueca.
Los sueños de Zapatero están pariendo guerras. Con sus ministros de defensa y exteriores plenamente integrados -el primero en la estructura y la filosofía atlantista a través de su Estado Mayor Otánico, el segundo en la Unión Europea que hace política exterior obedeciendo a Washington-, el pacifista Zapatero dice soñar con su Alianza de Civilizaciones mientras participa plenamente en la gigantesca manipulación que los líderes del mercado político y mediático están haciendo con todos los pueblos de Europa.
«Hoy la situación internacional obliga a intervenir en conflictos que se desarrollan en países lejanos… no para imponerles nuestro concepto del Estado democrático, pero sí a tratar de que tengan una visión más próxima a la nuestra… Se trata de combinar seguridad, mediante fuerzas militares, y desarrollo, mediante la ayuda adecuada». El viejo discurso colonial de la «acción civilizadora» adaptado al lenguaje del siglo XXI. (Almirante José María Terán)». (1)
«Con la cobertura externa de una UE sin otra política exterior común que la fijada por los EEUU, y la interna del Partido Popular, el gobierno Zapatero nos ha implicado totalmente en la guerra de Afganistán. Para ello ha ocultado a la opinión pública toda la información previa sobre los cambios de misiones, de estructura y de mandos militares, y ha mentido con inigualable descaro al justificar en el Congreso el envío de más tropas. La explicación se ha convertido en un puro acto de propaganda. La argumentación del gobierno Zapatero y de su flamante ministro de Defensa le da la vuelta a la verdad mientras que allá, en el país de la amapola, aumentan los combates…» (2)
Después de infiltrarse en la guerra de Afganistán alterando todo el sentido de una vieja resolución de las Naciones Unidas, proclama ahora la necesidad de establecer otro mandato para la fuerza de la ONU en el Líbano (FINUL), y pide a una divinidad inexistente «más garantías sobre el desarrollo y la naturaleza de la misión».
En un espacio geográfico tan reducido, los acontecimientos que conducirán a una implicación en la estrategia de generalización del conflicto que persigue Washington se pueden suceder de manera mucho más rápida que en Afganistán.
A Bush le queda mucho tiempo para encauzar definitivamente su guerra imperial y para implicar a fondo al partido demócrata en EEUU siempre que consiga la incorporación de la vieja Europa al proyecto imperial. Parece evidente que, por el momento, va a encontrar en la Unión Europea pocas resistencias.
La resistencia a la barbarie está en otros lados.