La presión popular del movimiento antiguerra fue tan grande que el Gobierno Zapatero, recién constituido, debió retirar las tropas de Iraq. Vendieron la retirada como una muestra de respeto a la voluntad popular y un acto de independencia frente a EEUU. Hace escasos días Zapatero se presentaba en la ONU con un meloso discurso para […]
La presión popular del movimiento antiguerra fue tan grande que el Gobierno Zapatero, recién constituido, debió retirar las tropas de Iraq. Vendieron la retirada como una muestra de respeto a la voluntad popular y un acto de independencia frente a EEUU. Hace escasos días Zapatero se presentaba en la ONU con un meloso discurso para la galería, sobre la «alianza de civilizaciones», el «multilateralismo» y el «derecho internacional». Los propagandistas del Gobierno lo han presentado nada menos que como el reverso de Bush. Pero los hechos, tozudos, muestran que la política exterior de Zapatero no tiene nada de «antiimperialista»; que es continuidad de la de los Gobiernos de Felipe González y, en buena medida, de los del PP; que el centro de sus preocupaciones siguen siendo los intereses de las multinacionales españolas.
MANTENIENDO DEL VASALLAJE A LOS EEUU: AFGANISTÁN Y HAITÍ
Lo cierto es que, al mismo tiempo que ordenó el regreso de las tropas, Zapatero reafirmó «los compromisos militares internacionales de España», la OTAN y la política de alianzas con EEUU (el Tratado, Rota y bases) y apoyó la resolución de la ONU que legitimaba la ocupación yanqui de Iraq. Ahora tenemos 1.040 militares españoles en Afganistán. La excusa es que se trata de una misión «humanitaria y de paz» para garantizar las elecciones. Además, estaría «respaldada por la ONU» y se haría en compañía de los socios europeos de la OTAN. Pero no hay cómo ocultar que se trata de otra operación militar colonial, llevada a cabo a solicitud de los EEUU y con el objetivo de legitimar al gobierno títere de Kharzai, por medio de unas elecciones tan fraudulentas que ni la OSCE ni la UE han querido enviar «observadores». También ha aprobado Zapatero el traslado a Haití de más de 200 infantes de marina y un grupo de guardias civiles y policías: Otra «misión humanitaria y de paz», de nuevo a petición de Bush, al que le urgía enviar a Iraq a todos los marines destacados en Haití, una vez derrocado Aristide e impuesto un nuevo gobierno títere sobre un pueblo martirizado. Lo que no explicó ni Zapatero ni Moratinos es que las organizaciones populares de Haití se oponen a la presencia de tropas de ocupación y exigen su retirada. y que la organización de países del Caribe (CARICOM) no reconoce al gobierno títere y ha exigido (infructuosamente) que la ONU investigue las denuncias de Aristide contra los marines que lo «exiliaron». En la misión a Haití participa Marruecos con 150 militares, bajo mando español. No se sabe bien qué se le ha perdido a Marruecos en Haití pero hasta un ciego ve que su cordialidad es una muestra de agradecimiento de Mohamed VI por la postura de Zapatero, dispuesto a entregarle el pueblo saharaui, traicionar al Polisario y apoyar la anexión marroquí del Sahara. A cambio, por supuesto, de favorecer los negocios españoles en Marruecos, de su colaboración frente a la inmigración ilegal y del olvido por un período de la reivindicación de Ceuta y Melilla (enclaves que Zapatero quiere incluir expresamente en la Constitución para afirmar su «españolidad»).
SOCIO MENOR DEL EJE IMPERIALISTA FRANCO-ALEMÁN
A diferencia de Aznar, la política de vasallaje al amo estadounidense se combina en Zapatero con el llamado «retorno a Europa», convirtiendo a España en el socio menor del eje imperialista franco-alemán, cuyos gobiernos están en el centro del ataque neoliberal a los derechos y conquistas de los trabajadores. Zapatero, Schröder y Chirac se han reunido este setiembre en Madrid para mostrar esta alianza. Su primer acuerdo ha sido formar un frente común en defensa de la ratificación de la Constitución europea. Están asustados ante la posibilidad de que el rechazo popular a la Europa del capital y la guerra desemboque en el repudio a la Constitución en países clave como Francia y en amplios sectores populares del Estado español y otros lugares de Europa, con la grave crisis que acarrearía para los planes del capital europeo. Han acordado defender «una política exterior y de seguridad común», que ya se traduce en la integración militar española en unidades conjuntas de intervención franco-alemanas y en la participación de 800 guardias civiles en una nueva «Gendarmería europea», llamada a intervenir en primera línea de los conflictos internacionales Decidieron intensificar la cooperación policial y judicial «antiterrorista». Y se comprometieron también a preparar juntos para el Consejo europeo de primavera una lista de propuestas neoliberales para hacer que la economía europea sea «tan competitiva» como la norteamericana. Lo que quedó menos claro en sus conversaciones fue cuál será el destino de las ayudas comunitarias españolas a partir de 2007, dada la negativa alemana a continuar financiándolas. Y, desde luego, lo que no se mencionó fue el problema de las ayudas «ilegales» a IZAR cuya devolución reclama la Comisión europea. Después de todo, Zapatero ha hecho de Europa el gran argumento para justificar el desmembramiento, privatización y cierres de los Astilleros Públicos
APOYANDO LA RAPIÑA DE LAS MULTINACIONALES ESPAÑOLAS EN AMÉRICA LATINA: COLOMBIA, ARGENTINA, CUBA
Una de las grandes prioridades de la política exterior del Gobierno Zapatero, como lo fue de Aznar, es sin duda Latinoamérica, donde la gran banca y las multinacionales españolas energéticas y de servicios tienen grandes intereses. Lo que estamos viendo aquí es la continuidad descarada de la política del PP (y de Felipe González). Por ejemplo en Colombia, donde el Gobierno Zapatero, de la mano de multinacionales como Repsol-YPF, cierra filas con los EE.UU en apoyo al Gobierno Uribe, responsable de múltiples crímenes y embarcado actualmente en una campaña de exterminio de la izquierda. La actuación de Uribe es tan brutal que ha sido acusado por los organismos de derechos humanos y por la propia Unión Europea y la ONU de violar sistemáticamente los derechos humanos. Sin embargo, Moratinos no ha tenido escrúpulo alguno en comprometerse en nombre del Gobierno a «ayudar a Colombia en todo su programa político y de Gobierno, destacando la lucha contra el terrorismo, la seguridad». Lo más chocante es que haya justificado esta infamia en nombre de «un amplio apoyo del Parlamento español», justo un mes después de que el Congreso, con el voto socialista, aprobase «revisar y evaluar el Protocolo de Cooperación militar con Colombia». Nos encontramos con la misma política en Argentina. La reciente visita de Moratinos a Kirchner tenía como objetivo declarado presionar por las subidas de tarifas de los servicios bajo control de las multinacionales españolas, defender las reivindicaciones de los bancos españoles y el sometimiento de Argentina a las condiciones del FMI. No importa que las multinacionales españolas hayan expoliado Argentina durante más de una década, ni que la pobreza golpee a más de la mitad de la población, ni que la deuda externa ahogue al país. Aquí lo que cuenta son los intereses de las multinacionales españolas. Igual que Aznar y Felipe González. La sumisión de Zapatero hacia los EE.UU.(y al interesado Eje franco-alemán) también ha quedado de manifiesto en su clamoroso silencio ante la amnistía que, bajo presión norteamericana, ha concedido la Presidenta de Panamá a cuatro terroristas convictos de graves crímenes contra Cuba. Tampoco se ha oído nunca al PSOE una sola protesta contra los golpistas venezolanos. Ahora se dedican a presionar a Chávez para que haga favores a Repsol-YPF y para que entre en vereda, como Lula.
*A Luchar por el Socialismo. Publicación mensual del PRT-Izquierda Revolucionaria.