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Construcción de China y Pakistán que ocasiona el desplazamiento de baluchíes

Fuentes: Rebelión [Imagen: Baluchistán]

Pakistán aspira a desarrollar un puerto de aguas profundas en Gwadar, con la intención principal de convertir el modesto pueblo pesquero en un destacado centro de transporte comparable a Dubái.

La construcción de este megapuerto fue controvertida, pues el pasado 12 de mayo del año en curso se llevó a cabo una manifestación. Según el Comité Baloch Yakjehti (CBY) “El proyecto colonial de cercado en Gwadar es parte del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), que tiene como objetivo desalojar a la población local de Gwadar y entregar la región a China, pero nosotros, la población local, no entregaremos nuestra tierra y mar a los extranjeros”.

En las imágenes de protesta que comparte el CBY se puede observar, bajo un sol abrasador, a mujeres con turbantes sosteniendo pancartas. En una de ellas se puede leer: «En tiempos de genocidio, cercar las tierras indígenas en Gwadar es otra forma de opresión». Así mismo en las plataformas de Instagram y X se encontraron publicaciones y comentarios de baluchíes que se oponen a la construcción, como el de la doctora y defensora de los derechos humanos, Mahrang Baloch: “Poblaciones enteras de Baluchistán están siendo arrancadas de sus tierras ancestrales, a pesar de esto, el resistente pueblo baluchí se ha negado a abandonar su tierra.” Sin duda, su mensaje nos invitaba a mirar más allá de las apariencias y a reconocer las luchas silenciosas que enfrentan las poblaciones locales por preservar sus tierras y su identidad.

Gwadar se encuentra en la provincia de Baluchistán, donde las montañas de Kirthar y Makran se alzaban majestuosas, los desiertos susurraban historias antiguas y las costas acunaban los secretos del Mar Arábigo, donde según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su publicación “Actualización de perspectivas de la economía mundial 2024”, fluye un 11% del comercio mundial,  pero más allá de la superficie terrenal, es la provincia más grande de Pakistán, abarcando el 44% del territorio con una población de 19,713 millones de habitantes, en un país que de acuerdo al Banco Mundial, es de 235,8 millones de personas.

Baluchistán guardaba tesoros en las profundidades de su subsuelo, los recursos minerales, como el gas natural, yacían ocultos bajo la tierra, pero según el investigador estadounidense Mickey Kupecz en su artículo, publicado en 2012 titulado “La insurgencia baluch de Pakistán”, mencionaba que Baluchistán había visto pocos beneficios de sus yacimientos de gas, siendo el verdadero proyecto con importancia significativa la construcción del megapuerto en Gwadar.

El mismo periódico pakistaní de Danw, en su artículo titulado “Puerto de Gwadar: «hitos históricos», nos mencionaba que el sueño de Pakistán de tener un puerto en Gwadar se remontaba décadas atrás, con raíces que se hundían en la historia. Inicialmente propuesto en 1954 por Worth Condrick, designado por Estados Unidos para estudiar la costa de Baluchistán, después el proyecto cobró impulso en mayo de 2001, cuando el presidente general Pervez Musharraf discutió la iniciativa con el primer ministro chino Zhu Rongji. A pesar de obstáculos y retrasos, la construcción del puerto continúa hoy en día, marcando hitos históricos en el camino hacia su realización.

Pero en la investigación de Kupecz,“el gobierno federal había marginado a los baluchíes del proceso de desarrollo de Gwadar”, ya que la dirección del proyecto recaía exclusivamente en manos del gobierno federal, con una escasa representación de baluchíes empleados en la construcción del extenso puerto. La propia Mahrang comentaba que “Las afirmaciones de Pakistán de convertir Gwadar en una ciudad similar a Singapur y Dubái eran infundadas”. “La población nativa de Gwadar no había experimentado ningún beneficio o amenidad tangible del megaproyecto”.

Sin duda China juega un papel importante en Pakistán, habiendo firmado incluso en 2015 un acuerdo bilateral China-Pakistan Economic Corridor, (CPEC) el cual permitiría a China tener acceso directo al Mar Arábigo conectando la provincia Xinjiang con Gwadar, según Pakistan Today. Al 1 de enero de 2024 se habían ejecutado exitosamente 36 proyectos con una inversión total de 24.000 millones de dólares. Además, se encontraban en proceso de construcción 22 proyectos adicionales, valuados en 5.000 millones de dólares. Pero para China llevar a cabo sus proyectos en Pakistán es todo un reto, aparte de la oposición de los baluchíes a China, también el 26 de marzo de este año se produjo un ataque, que mató a cinco ciudadanos chinos, de acuerdo con el Portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Lin Jian, que decía que “Condenamos enérgicamente este acto terrorista. China y Pakistán son socios cooperativos estratégicos a prueba de todo y su amistad férrea está profundamente arraigada en los dos pueblos”, con esta declaración no cabe duda de que ambas naciones resaltaban su compromiso mutuo y la resistencia de su relación bilateral.

Es crucial reflexionar sobre cómo el desarrollo podía afectar a las comunidades locales, especialmente aquellas en riesgo de ser marginadas o desplazadas. En este caso, la resistencia de los baluchíes a la construcción del megapuerto mostraba su determinación para proteger su hogar y su identidad, a pesar de los desafíos y la presión externa. Pero de igual forma, es fundamental que los proyectos de desarrollo se realicen de manera inclusiva, respetuosa y protegiendo los derechos de las poblaciones minoritarias garantizando su participación en el proceso.

Álvaro Espino Ibáñez, estudiante de la licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.