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[Crónicas sabatinas] Contra la ruptura del demos común; por la fraternidad y ligeros de equipaje

19A, las coordenadas políticas de la situación en .Cat

Fuentes: Rebelión

14, 15 de agosto de 1936, Badajoz: el ejército franquista asesinó a unas 4.000 personas: 81 años después, para que nunca habite el olvido. Para Federico García Lorca, asesinado el 18 de agosto de 1936. In memoriam et ad honorem. «Dejaré mi boca entre tus piernas,/ mi alma en fotografías y azucenas,/ y en las […]

14, 15 de agosto de 1936, Badajoz: el ejército franquista asesinó a unas 4.000 personas: 81 años después, para que nunca habite el olvido.

Para Federico García Lorca, asesinado el 18 de agosto de 1936. In memoriam et ad honorem. «Dejaré mi boca entre tus piernas,/ mi alma en fotografías y azucenas,/ y en las ondas oscuras de tu andar/ quiero, amor mío, amor mío, dejar,/ violín y sepulcro, las cintas del vals».

 

Tómense en serio la complejidad del país que gobiernan, señores políticos, los de aquí y los de allá. Tómense ustedes mismos en serio: sus deberes, sus capacidades y también sus fracasos. Y si conviene renuncien; no se empeñen en el error, no regresen de sus vacaciones, no emponzoñen más. No piensen que somos unos idiotas que vivimos al día. Hay memoria. Hay hemerotecas. La historia que se puede reconstruir desde, digamos, 2003 es una historia que vuelve a dar miedo. Deténganse. Abandonen. Pongamos la cuenta a cero. Recordemos que lo que nos ha de unir es la fraternidad, aquí y allá, la aceptación de las diferencias, aquí y allá, y mezclarnos entre nosotros, ligar y casarnos mucho entre nosotros, viajar y visitarnos mucho, acabar con esas endogamias tan autonómicas y reconocernos como lo que somos, y así querernos: libres, diferentes y fraternalmente solidarios. [la cursiva es mía]

Jordi Ibáñez Fanés (2017)

Nota previa. Duelen, por supuesto, algunos comentarios en estos días de muerte y dolor sobre «valores occidentales» o sobre «nuestros valores», como si no fuera necesaria una enmienda a la totalidad de muchos de los nudos y prácticas que componen lo que algunos llaman «nuestra civilización». No olvidamos, no podemos olvidar, la agresión-destrucción de Iraq, Afganistán, Libia, Siria, el inmenso drama de Palestina, sus numerosos huevos de la serpiente y tantos otros ejemplos. La huella asesina de los grandes imperios no nos es desconocida; la barbarie lleva sus apellidos. Desde hace décadas, desde hace siglos. El Estado islámico y otras variantes no son ajenos a sus intervenciones de conquista y expropiación. Pero el asesinato, por el método que sea, de ciudadanos en Madrid, Berlín, Londres, Niza, París, Estocolmo, recientemente en Estados Unidos, pero también, desde luego, en El Cairo, en Túnez, en Kabul, en muchas ciudades asiáticas y africanas, no son actos de lucha y resistencia sino, todo lo contrario, de muerte, de aniquilación, de destrucción, también de barbarie. Lo sucedido en Barcelona el pasado jueves se suma a esta lista de horrores. Ninguna destrucción y muerte asesina justifica más destrucción, más muerte y más dolor inocente. No en nuestro nombre, no en el nombre de los pueblos y ciudadanos resistentes de todo el mundo que se esfuerzan y luchan por un mundo mejor, más justo, más libre, más pacífico y humanista.

Unas palabras del profesor Miguel Candel, valen su peso en equilibrio y veracidad:

Y una precisión sobre el mensaje de más arriba: me dicen que la Junta de Seguridad no se convocaba desde hacía ocho años, pese a que la Generalitat lo había solicitado varias veces, porque el gobierno central se resistía a compartir información con los mossos d’esquadra. En mi opinión, la responsabilidad debe de estar bastante repartida. Pero lo cierto es que quien finalmente consiguió que se convocara fue Jordi Jané, el anterior conseller d’Interior, poco antes de que lo cesaran por «tibio», porque existían ya muchos indicios de que los yihadistas preparaban una gorda en Cataluña, como así ha sido (y no lo ha sido más porque los «petardos» les explotaron antes de tiempo en Alcanar). Creo que los mossos han demostrado, pese a todo, un gran nivel de eficacia, de lo que me parece que hay que felicitarse.

Me centro en la sabatina.

El artículo de Jordi Ibáñez Fanés: «Los catalanes, la fraternidad y España» (https://elpais.com/elpais/2017/07/27/opinion/1501147524_702998.html) vale la pena.

Es un buen resumen el de El Roto; el mío será casi tan sucinto como el suyo a riesgo de dejarme mil cosas en el tintero. Sigue siendo agosto.

Otro apunte previo. Conocen lo del callejero de Sabadell. Montserrat Chacon, de ERC, la que sigue siendo (incomprensiblemente) regidora de Cultura, sabía perfectamente a quien encargaba el informe. «Los dirigentes españoles tienen muy claro que los catalanes no son españoles, sino que son una colonia y como tal deben ser tratados». Es una de las reflexiones del autor del trabajo, el «historiador» Josep Abad (de una nota suya de 2014, apoyando al 9N; fuente: El País de 16 de agosto de 2017).

De un intercambio entre Rufián y Coscubiela, como muestra (mía) de apoyo al diputado de CSQEP: «@gabrielrufian Vuelves a manipular. No he dicho nada de ERC, pero no pienso callar ante peligrosas tendencias a la limpieza étnica simbólica»: Joan Coscubiela. «Ojo, Joan. Se empieza hablando de ‘limpieza étnica’ en Catalunya y se acaba militando en C’s»: Gabriel Rufián.

Conviene leer esta aproximación, centrada en Antonio Machado y Cataluña de Ian Gibson: https://elpais.com/cultura/2017/08/16/actualidad/1502906472_695077.html?id_externo_rsoc=FB_CC.

El historiador y profesor de la Autónoma, José Luis Martín Ramos, también ha dado en el clavo, como siempre:

«No importa si hay o no «referéndum» el 1-O. Lo que importa es la imposición del discurso sectario y excluyente del nacionalismo, y que se imponga también en los territorios populares, ante la ceguera de tibios y troyanos (tibios, de tibieza; troyanos, de infiltrados)».

Suscribo sus palabras y añado: la indignación que puede producir leer lo que Josep Abad ha escrito sobre don Antonio Machado se incrementa si reparamos en sus comentarios sobre Dolores Ibárruri. El antiespañolismo (como el anticatalanismo) nunca fue un humanismo; tampoco el anticomunismo.

Las coordenadas de la situación política en .Cat a las que aludía puede también resumirse así, desde un punto de vista lógico-federalista que diría o podría hacer dicho W.O.Quine:

Han sido cuarenta años de construcción secesionista. Fer país decían. Han exagerado hasta la náusea cualquier diferencia, política, cultural, histórica, entre Cataluña y el resto de España, lo que ellos llaman Madrid o Estado español.

Han usado todo o casi todo.

Jordi Pujol ha sido la principal figura, junto con la Madre Superiora de la Congregación, de un régimen despótico (eran muy temidos) y clientelar donde cualquier comentario crítico era tildado de anticatalán. Las banderas servían para cubrir robos, manipulaciones y engaños. Algunos sectores de la izquierda se cegaron ante el pujolismo.

El procesismo ha jugado con los sentimientos de millones de personas. Sin pudor, todo ha valido. Demostraron su fuerza y los límites de esa fuerza el 9N. Se crecieron y el 27S de 2015 perdieron su apuesta, una apuesta que daban por ganada. No lo reconocieron, no quisieron reconocerlo finalmente. Transformaron después su derrota en una victoria parlamentaria con el apoyo de una supuesta fuerza revolucionaria, radical, cañera y socialista que tiene como objetivo romper tres o cuatro veces nuestro demos común para anexionar esos territorios a Cataluña. Luego, según dicen, piensan seguir con Andorra y con lo que siguen llamando «Cataluña francesa»,

El 1-O, poco les importa la participación, lo han dicho por boca del presidente de ANC, será otro día de agitación y escisión. Entre las gentes trabajadoras de aquí, de Cataluña, y entre nosotros y el resto de España.

Que algunos sectores políticos de la izquierda hayan caído en esta trampa secesionista, olvidándose de los sectores sociales a los que deben estar vinculados, no tienen parangón en la historia. ¡Romper la unidad de las clases trabajadoras españolas para acabar con el gobierno Rajoy! ¡Menudo argumento, menuda finalidad! ¡Y algunos intelectuales españoles no catalanes de izquierda y con décadas de experiencia política abonando ese «razonamiento»! «Si yo fuera catalán, también votaría SÍ el 1-O». Inaudito.

Línea de demarcación, clara y nítida. Pasemos a la otra cara de la situación:

Apoyaremos, por supuesto, el derecho de huelga de los trabajadores, gravemente lesionado estas últimas semanas. Criticaremos una política turística que beneficia especialmente (aunque no sólo) a grandes empresarios de aquí y de allí, sin dejar de apoyar el encuentro, el viaje, el conocimiento de ciudades y países de manera sostenible, asequible a todos los grupos sociales, especialmente los más desfavorecidos. Seguiremos defendiendo una España federal que exige como condición previa y necesaria comunidades leales que deseen realmente federarse. No levantaremos muros-Estado entre nosotros mismos. No convertiremos la anécdota o la singularidad en tesis general para separarnos y distanciarnos. Buscaremos el acercamiento y el conocimiento de todos. No apoyaremos políticas sectarias de identidad sobrecargada. No ocultaremos que el número de ricos crece en Cataluña mientras la pobreza y la precariedad sigue firme en muchos barrios obreros., No permitiremos que un presidente de la Generalitat hable de hombres a medio hace, que otros presidente se burle de los niños gallegos por su forma de hablar castellano ni que un dirigente democristiano acuse a los trabajadores andaluces de ir al bar y a la fiesta con el dinero que España roba a los catalanes. No admitiremos nunca más el uso despectivos de «xarnegos». Exigiremos a los sindicatos obreros que se comporten como organizaciones de trabajadores, no como instrumentos de la cosmovisión e ideología nacionalista. No confundiremos referéndums-agitaciones secesionistas con derechos democráticos. Nuestra desafección, no de España sino del gobierno español, no nos hará cómplices de un gobierno que ha defendido el neoliberalismo y la destrucción de los bienes y las conquistas comunes como pocos. No callaremos, seguiremos criticando la izquierda colaboracionista. Alzaremos nuestra voz. Resistiremos, seguiremos resistiendo.

Y por supuesto. la obra del poeta del «Pequeño vals vienés», o la del otro gran poeta de «Proverbios y cantares», no es para los granadinos o los sevillanos, o para los andaluces en general, o para los de «más allá del Ebro» (como alguno se han atrevido a escribir) sino para todos y para todas. Como los frutos de la tierra en el sentir y decir del poeta vilmente asesinado hace añora 81 años. Como él, seguiremos gritando:

[…] Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,

los negros que sacan las escupideras,

los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,

las mujeres ahogadas en aceites minerales,

la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,

ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,

ha de gritar frente a las cúpulas,

ha de gritar loca de fuego,

ha de gritar loca de nieve,

ha de gritar con la cabeza llena de excremento,

ha de gritar como todas las noches juntas,

ha de gritar con voz tan desgarrada

hasta que las ciudades tiemblen como niñas

y rompan las prisiones de aceite y la música,

porque queremos el pan nuestro de cada día,

flor de aliso y perenne ternura desgranada,

porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra

que da sus frutos para todos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.