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Cada día más de dos trabajadores mueren en su puesto de trabajo en el Estado español

2008: 831 muertes laborales

Fuentes: Rojo y Negro

Las MUERTES LABORALES acaecidas en el 2008, fueron 831, cinco trabajadores más que en el año anterior. (La economía «irregular» representa en el Estado Español, cerca del 25% de la riqueza generada. Si en la economía formal o legal, los derechos laborales suelen irse a la oficina de desempleo, en la «irregular» directamente a las […]

Las MUERTES LABORALES acaecidas en el 2008, fueron 831, cinco trabajadores más que en el año anterior.

(La economía «irregular» representa en el Estado Español, cerca del 25% de la riqueza generada. Si en la economía formal o legal, los derechos laborales suelen irse a la oficina de desempleo, en la «irregular» directamente a las cloacas)

Tiempos sucios, muy sucios, donde la muerte laboral en nombre de la ECONOMIA, se convierte en la entrega de la dignidad a poderosos, empresarios delincuentes y traficantes de mano de obra.

Trabajadores de la industria, de la pesca, de la construcción, de la energía, del transporte,… Cualquier sector productivo es la tumba de trabajadoras y trabajadores que, buscando un salario, encuentran la muerte. Y mueres más y te accidentas con mayor grado de impunidad si eres un trabajador migrante y, más aún, si eres trabajador migrante «sin papeles».

Muertes sin sentido, pues no existe mayor irracionalidad que producir para generar capital, riqueza, la cual es apropiada por empresarios, banqueros y ejecutivos de las empresas. Los ejecutivos de las 35 mayores empresas, unos 560, reciben de media anual 560.000 euros.

Los trabajadores de esas mismas 35 grandes empresas que suman cerca de medio millón, perciben una media anual de 22.000 euros.

Esta desigualdad material, sólo se explica por la falta de libertad en las relaciones laborales y la violencia del poder del dinero, del capital y de sus gestores en las relaciones laborales y salariales. Violencia que imposibilita la alimentación adecuada de la humanidad: más de 800 millones de personas en el mundo tienen hambre crónica; otros 1000 millones de personas carecen de agua potable y más de 3.500 millones sobreviven con 1 dólar al día.

En el estado español, la mitad de la población asalariada ocupada, es decir 6 millones de personas, tienen salarios por debajo de los 1.000 euros. El contrato laboral carece no sólo de seguridad, sino que de sus condiciones se han caído casi todos los derechos: a una jornada digna, a un trabajo hecho en condiciones de seguridad y salud, a la libertad de expresar ideas y reivindicar derechos, etc. Y con mano cuasi militar se obliga a trabajar en cualquier condición y a un precio de subsistencia.

¿Dónde se encuentra el sentido «humano» en esta sociedad capitalista, globalizada, que soporta en los países industrializados cientos de miles de muertos como consecuencia de la suciedad del aire, de los productos químicos y las centrales térmicas de los distintos procesos industriales y soporta miles y miles de muertos por un sistema irracional de transportar mercancías por medio de vehículos a motor contaminantes y políticas de movilidad individuales que generan el 75% del efecto invernadero? ¿Dónde se encuentra el sentido «humano» en esta sociedad sucia, deleznable, que en los países empobrecidos (las tres cuartas partes de la humanidad se encuentra en esta condición), a diario, la lucha por la vida, la subsistencia, es su única tarea humana y tambien a diario, pierden esa batalla miles y miles de personas, bien por trabajar o por no trabajar, bien por hambre, bien por guerras de rapiña, bien por enfermedades?

Nuestros políticos, siguen jugando a la ruleta rusa de la economía y cada décima del Producto Interior Bruto que dicen decae del mismo, cientos de miles de trabajadores pierden su «trabajo precario» y, si eres migrante y sin papeles, pierdes hasta el hecho de existir.

Porque creer en una utopía es ser realista, no abandonemos nuestros muertos a los perros y luchemos a diario por ese otro mundo posible que se encuentra en las contrataciones con derechos; en la defensa de los empleos, negando el masivo fraude en los despidos y en los ERE. En la defensa de una buena salud, laboral y social, la cual tiene que estar al servicio de la sociedad, no del mercado y la rentabilidad privada del dinero. En el transporte, en el aire de nuestros espacios, en la alimentación necesaria y suficiente… Esto sí tiene sentido humano.