Si uno busca diversión, puede verlos agonizar en el ruedo, observarlos esclavizados en los circos, zoológicos, carreras (galgos, caballos,…) y atracciones de animales (ponis,…), etc. Si en lugar de diversión uno opta por hacer deporte que es muy sano, usted puede coger la escopeta y la caña de pescar y pasarse el día clavando anzuelos […]
Si uno busca diversión, puede verlos agonizar en el ruedo, observarlos esclavizados en los circos, zoológicos, carreras (galgos, caballos,…) y atracciones de animales (ponis,…), etc. Si en lugar de diversión uno opta por hacer deporte que es muy sano, usted puede coger la escopeta y la caña de pescar y pasarse el día clavando anzuelos y disparando a liebres, jabalíes y cualquier animal que se cruce y tenga más de dos patas. Sobre las cuestiones relativas a la moda, se puede ir a la última adquiriendo artículos hechos con la piel y pelo de infinidad de animales: lana de oveja, piel de conejo, de foca, de visón, de vaca, de cerdo, cría de cordero, etc. Y si lo que se busca es darle gusto al paladar, puede tomar todo tipo de exquisiteces, desde foie (hígado enfermo de oca), hasta un buen vaso de leche de vaca (leche que la madre vaca produce para sus crías, crías que acabarán en un matadero al igual que su madre), pasando por carnes de todo tipo (vaca, pollo, cerdo, cordero, pato, etc.)
Usted no tendrá ninguna dificultad en usar y tirar animales en pleno siglo XXI. Es legal.
Sin embargo, las cuestiones claves que debemos responder son las siguientes:
1. Todo el sufrimiento derivado del USO y MATANZA de los animales, ¿se deriva de una situación de necesidad bajo la cual usted no dispone de ninguna otra opción para poder sobrevivir?
Desgraciadamente, el 99,9 % aprox. del sufrimiento y muerte que causamos a los animales no proviene de situaciones de necesidad. Y esto es fundamentalmente importante en lo que respecta a los denominados «animales de granja», puesto que la carne, los huevos y los lácteos constituyen hoy en día la mayor fuente de sufrimiento animal.
2. ¿Está usted dispuesto a causar sufrimiento y muerte por placer o diversión, es decir, en situaciones que no suponen necesidad de ningún tipo?
Si responde que no y decide optar por otras alternativas que no impliquen el uso y muerte de animales, debe saber que a partir de este momento, usted puede llegar a salvar una cifra media estimada de 3.000 animales al año.
La conclusión es que si estamos de acuerdo con la premisa de que no es éticamente correcto causar daño, sufrimiento y muerte cuando no existe una situación de verdadera necesidad, siempre que estemos en una situación donde tengamos al menos una opción para no causar ese sufrimiento y muerte, tenemos la obligación moral de elegir esa opción.
Puede que no esté en nuestras manos resolver las cuestiones políticas, económicas y sociales que causan situaciones de flagrante injusticia en este planeta. Pero sí hay cuestiones que están en nuestras manos. Lo que comemos, lo que vestimos y lo que vemos. Cada uno de nosotros cuenta. Cada minuto cuenta. 1 persona, 3.000 vidas al año.
Nota 1: La cifra de animales que se ha dado varía de unas fuentes a otras. Sin embargo, esto no afecta a la conclusión y argumentos expuestos en el artículo.
Nota 2: La lista de usos es ilimitada. Desde el mercado de compra-venta de «mascotas» hasta el uso de animales en experimentación, pasando por otros muchos usos.
Nota 3: Los animales somos -a diferencia de las plantas- seres sintientes con capacidad para sentir dolor y placer. Esto hace que tengamos intereses comunes tales como el interés en que no se nos inflija sufrimiento y el interés por la vida. El sufrimiento que hoy en día causamos a los animales viene determinado porque los consideramos mercancías que podemos usar, comprar, vender y matar, ignorando y violando así cualquier interés de animal, por muy básico que este sea. Concerniente a la experimentación, quisiera aclarar que de la misma forma que no está justificado que se experimente con un humano contra su voluntad -aunque ello pudiera salvar a la humanidad de todo tipo de enfermedades-, no se puede justificar el uso de animales en experimentación, puesto que como seres sintientes que somos, su interés en que no se les inflija sufrimiento y muerte es coincidente con nuestro interés en que no se nos inflija sufrimiento y muerte, interés que en nuestro caso protegemos con un derecho básico: el derecho a no ser considerado propiedad de nadie.
Nota 4: Si bien es difícil situar la línea divisoria entre seres sintientes y no-sintientes, si sabemos que los animales usados en experimentación, los animales que comemos, vestimos y usamos diariamente son seres que poseen plenamente esta capacidad.