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14 de abril 1931 – 2008

77 Años de lucha contra la monarquía borbónica

Fuentes: Rebelión

El 14 de abril de 1931, se proclamaba la II República en el Estado Español … Los resultados de las elecciones municipales realizadas días antes, expresaron un rechazo tan mayoritario a la monarquía, las candidaturas republicanas obtuvieron la victoria en la inmensa mayoría de las ciudades y poblaciones importantes, que a ésta no le quedó […]

El 14 de abril de 1931, se proclamaba la II República en el Estado Español …

Los resultados de las elecciones municipales realizadas días antes, expresaron un rechazo tan mayoritario a la monarquía, las candidaturas republicanas obtuvieron la victoria en la inmensa mayoría de las ciudades y poblaciones importantes, que a ésta no le quedó otro remedio que asumir la derrota. No sin antes consultar con el general Sanjurjo, en ese momento jefe de la Guardia Civil, la posibilidad de intentar una salida represiva que diera continuidad al Régimen Monárquico-Borbónico.

Sanjurjo, en ese momento, rechazó tal alternativa y la II República fue proclamada de una forma casi absolutamente pacífica. Pero éstas no habían sido las circunstancias en los años anteriores.

La I Restauración borbónica, después de la caída de la I República por el Golpe de Estado del general Pavía y de un periodo de Directorio militar, en la persona de Alfonso XII, hijo de la también destronada y enviada al exilio Isabel II, fue el intento, una vez reducido el imperio colonial de ultramar a Cuba, Puerto Rico y Filipinas, así como las islas Marianas y Carolinas en el Pacifico, islas por cierto de un alto valor estratégico como »carboneras», de construcción de un Estado nacional-español, con características similares a otros estados nacionales europeos.

Pero en el caso del Estado Español, este proyecto se topó con dos grandes tipos de dificultades que han condicionado y que aún hoy condicionan tal tarea y hacen que ese proceso este aún pendiente de resolución.

Los dos grandes tipos de dificultades para llevar adelante ese proyecto, fueron y siguen siendo, por un lado la propia incapacidad del bloque dominante para articular un proyecto nacional-español coherente y por tanto mínimamente legítimable desde el punto de vista social y las características de la realidad sobre las que ese estado nacional-español trató y trata de imponer su jurisdicción.

Las reminiscencias imperiales, los hábitos ociosos y de gandulería, la afinidad por la corrupción y la fobia al esfuerzo y al trabajo físico e intelectual, adquiridos por las clases dominantes en todo el periodo imperial español, les limitaba y les limita muy sustancialmente para el impulso serio y cohesionado de ese proyecto nacional-español.

En el otro lado, nos encontramos con una realidad con dos características esenciales: el carácter plurinacional del Estado, con la existencia de comunidades nacionales que no están dispuestas a renunciar a sus identidades y a sus derechos, aunque ello, la negación de esas identidades, se realice sangre y fuego. Y las tremendas desigualdades sociales existentes, tanto de clase como de género.

Esa parte de la realidad, no ha dejado de movilizarse y de luchar, o en busca de mayor justicia social o en busca de su soberanía nacional, o ambas cosas a la vez, proceso este ultimo en el que Cuba fue auténticamente pionera.

Las ultimas décadas del siglo XIX fueron testigo de las ultimas fases de la lucha por la independencia de Cuba y Filipinas de la Corona española; y como no, testigos de la tremenda crueldad con que el Estado condujo esas guerras especialmente en Cuba, donde se ensayaron estratégicas político-militares de autentico genocidio, que posteriormente asumiría el ejercito imperial yanki en otros escenarios.

Los primeros años del siglo XX fueron testigos en el propio territorio peninsular de amplísimas movilizaciones sociales, especialmente de trabajadores y trabajadoras, que tuvieron una de sus expresiones mas importantes en la huelga general de 1917. Movilizaciones sociales que fueron como no tratadas también de una forma brutalmente represiva.

La Monarquía Borbónica, ya bajo la dirección de Alfonso XIII, abuelo del actual rey, impulsó un golpe militar que anuló las ya mínimas garantías democráticas que la Constitución vigente preveía, golpe militar que impuso la Dictadura de Primo de Rivera en 1923.

Esa involución solo sirvió para dar un respiro de unos pocos años, ocho , al régimen monárquico, pero no sirvió tampoco para garantizar su continuidad estratégica. Por el contrario a medio plazo no hizo sino agudizar las contradicciones.

Por cierto, es interesante recordar como un importante sector del PSOE y de la UGT, encabezados por Largo Caballero, colaboraron con la dictadura de Primo de Rivera, o sea que de raza le viene al galgo.

En el proceso de proclamación y de constitución de la II República, esas contradicciones, las nacionales y las de clase, estuvieron también plenamente vigentes y su no resolución fue una de las causas del debilitamiento del Régimen Republicano.

La proclamación de la II República fue la consecuencia de un largo periodo de luchas populares y movilizaciones sociales con un alto coste para las clases trabajadoras, cuyos resultados se materializaron en esa fecha del 14 de abril de 1931.

Los Pueblos del Estado Español, seguimos en lucha contra el actual Régimen Monárquico, llegado a través de la II Restauración Borbónica impuesta por el franquismo.

La consecución de un nuevo Régimen Republicano en este momento histórico, sólo se alcanzará a través de la lucha de los movimientos populares de las diversas naciones existentes en el Estado Español, solo se alcanzará a través de la lucha de los Pueblos Trabajadores de las naciones que hoy están bajo la jurisdicción de este Estado Monarquico-Borbónico y su viabilidad estará condicionada a su capacidad para resolver esas dos grandes contradicciones hoy plenamente vigentes las de clase y la de los derechos nacionales.

Ese proceso esta en marcha y antes o después conseguirá sus objetivos.