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8 de marzo, MadreMar

Fuentes: Rebelión

Un poco más al sur del sur chileno, en Magallanes, escriben: Nos rebelamos como mujeres trabajadoras ante la explotación que sufrimos en las plantas de procesamiento de las industrias salmoneras. El sueldo mínimo establecido por ley no se respeta. Las empresas para las que trabajamos no son inspeccionadas por los servicios de Trabajo y de […]

Un poco más al sur del sur chileno, en Magallanes, escriben:

Nos rebelamos como mujeres trabajadoras ante la explotación que sufrimos en las plantas de procesamiento de las industrias salmoneras. El sueldo mínimo establecido por ley no se respeta. Las empresas para las que trabajamos no son inspeccionadas por los servicios de Trabajo y de Salud como debería ser. Cuando se hace es previo aviso, entonces nos hacen disimular y todo parece perfecto. Se nos castiga con multas si solicitamos permisos para nuestras reuniones. Lo que nos dan en los comedores de las fábricas es deficiente y de mala calidad, por lo general fideos y pan. La ropa de trabajo se nos descuenta de los ingresos. El viaje para ir a trabajar, que suele ser de dos horas, lo hacemos en buses para 6 pasajeras y viajamos 12. O en los buses de 30 pasajeras y entonces viajamos 45 o más. Trabajamos de pie más de 11 horas diarias en un galpón de grandes dimensiones con un ambiente húmedo y frío y nadie nos reconoce todo esto.

Nos rebelamos ante nuestro hacinamiento y envenenamiento. Vivimos -mientras vivimos- alimentados de pienso y antibióticos. Fuera de las redes en las que nos retienen, nuestra MadreMar sufre la contaminación de todo lo que nos echan encima.

Nos rebelamos. Las empresas que crían salmones enjaulados en el mar chileno para exportar a mercados como el español han presionado a la administración para que se capturen, de una colonia de 400 ejemplares, a 200 de nosotros. No se tiene en cuenta que los leones marinos somos una especia protegida. En este mar agónico, cuando el hambre aprieta, nos vemos obligados a atacar las jaulas de los salmones. Parece que causamos considerables pérdidas económicas. Una vez capturados seremos vendidos a diferentes zoológicos internacionales.

Hoy nos conjuramos para que las cosas cambien

Firmado por las mujeres trabajadoras, los salmones y los leones marinos.