El uso/agotamiento de recursos no debe ser libre sino planificado a escala Tierra para conservarlos a futuras generaciones de millones de años. ¿Qué pasará a la humanidad si las potencias agotan los minerales en los próximos dos siglos? ¿Tiene Brasil el derecho de soberanía para destruir su Amazonia? ¿Deben los otros pueblos aceptar una soberanía […]
El uso/agotamiento de recursos no debe ser libre sino planificado a escala Tierra para conservarlos a futuras generaciones de millones de años.
¿Qué pasará a la humanidad si las potencias agotan los minerales en los próximos dos siglos?
¿Tiene Brasil el derecho de soberanía para destruir su Amazonia? ¿Deben los otros pueblos aceptar una soberanía individual que les reduce el oxígeno y aumenta su calor?
Según el presidente Bolsonaro hay mucha presión externa sobre la Amazonia para intentar influir en la política brasileña. «La Amazonia es nuestra, no de ustedes», soltó Bolsonaro». El País
«Debemos responder al llamado de los bosques de la Amazonía, nuestro bien común y por lo tanto vamos a actuar», declaró el mandatario francés en una alocución de diez minutos, unas horas antes del inicio oficial de la cumbre del G7 en Biarritz (suroeste de Francia). RFI
La tecnología actual permite destrucciones y agotamientos de recursos naturales en países soberanos que dañan al conjunto de la humanidad y las especies. Es decir hacer ataques internacionales de hecho explicados como derechos nacionales.
Debe establecerse un orden en que la soberanía sobre la naturaleza sea de toda la humanidad.
Se trata de algo inédito en la historia respuesta a una amenaza sin precedente. Es necesario.
La búsqueda de un gobierno planetario fue intentada recién por el nazismo alemán y ahora es la meta de Estados Unidos y sus asociados europeos. De hecho Occidente ya ha subordinado los recursos de la mayoría de los países a sus intereses.
En el grupo fáctico de magnates Bilderberg se impulsa la formación de un gobierno mundial por consentimiento o la fuerza. Una dominación igualmente insustentable en beneficio de los magnates globales, que significa el genocidio directo o indirecto de pueblos para monopolizar los recursos durante un período limitado de tiempo.
Ese centenario imperialismo hace oponerse a la idea de un Estado federativo global.
Lo real es que se necesita un gobierno global democrático y solidario porque la depredación irracional del planeta por los empresarios es insostenible y lleva al colapso.
Alguien debe determinar e imponer el uso máximo sostenible de fósforo, cobre, hierro, aluminio, antimonio, zinc…
La salvación de la humanidad, el medio físico y todas las vidas hermanas requiere un acuerdo de todos bajo un Estado que sea instrumento de todos los pueblos.
El desafío es construirlo sin que sea un imperio más de empresarios.
Con intervenciones en el medio ambiente a voluntad de países y empresarios no hay límite para una economía sustentable.
La única solución es racionar el uso de recursos en correspondencia con otro modo de vida.
Es la sobrevivencia en riesgo quien exige abandonar ideas de libertades locales y abrirse a nuevas de asociación, cooperación y control.
El Orden planetario de los empresarios es insostenible en el tiempo. No les sirve ni siquiera la conquista.
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