Autor Mikel Jaso La sobreexplotación de los mares, la tala abusiva de los bosques o la contaminación del aire y del agua como consecuencia de la acción humana están llevando al límite a nuestro planeta. Más de un millón de especies animales o vegetales, de los ocho millones que hay en la Tierra, están […]
Autor Mikel Jaso
La sobreexplotación de los mares, la tala abusiva de los bosques o la contaminación del aire y del agua como consecuencia de la acción humana están llevando al límite a nuestro planeta. Más de un millón de especies animales o vegetales, de los ocho millones que hay en la Tierra, están en peligro de extinción y podrían desaparecer próximamente. Este es uno de los alarmantes datos del nuevo informe de la Plataforma Intergubernamental sobre Diversidad Biológica y Servicios Ecosistémicos (IPBES) de la ONU, elaborado por expertos de todo el mundo.
El análisis, que reitera muchos de los hallazgos del Informe Planeta Vivo WWF de 2018, también revela que el 75% de la superficie terrestre y el 66% del área marina han sido seriamente alteradas. Además, se han perdido más del 85% de los humedales y casi el 75% de los recursos de agua dulce ahora se dedican a la producción agrícola o ganadera.
Con todo esto se puede afirmar que nos dirigimos a la sexta extinción masiva de especies, la primera que se produce en la Tierra desde la extinción de los dinosaurios y la primera causada íntegramente por la actividad humana.
Los agentes que están provocando esta crisis de biodiversidad a escala mundial, que no tiene precedentes en la historia de nuestro planeta, son cinco, y todos están relacionados con la actividad humana. Son los que algunos autores han descrito como los cinco jinetes de la extinción. La destrucción de los ecosistemas causada por los cambios de uso del suelo (como la tala de bosques y su sustitución por cultivos) y la sobreexplotación directa de los organismos a través de la caza o la pesca (legal e ilegal) son los dos primeros.La contaminación de aguas dulces y del mar, así como del suelo o del aire, representa el tercer jinete; mientras que el cuarto es la expansión de especies exóticas invasoras. A estas cuatro causas directas hay que añadir una quinta amenaza: el cambio climático.
El informe científico muestra la estrecha relación que existe entre el cambio climático y la pérdida de la naturaleza. El cambio climático generado por los seres humanos exacerba los cambios en la naturaleza, altera sus equilibrios y amplifica el efecto de los cuatro jinetes anteriores (por ejemplo, el incremento de temperatura favorece la expansión de especies exóticas invasoras procedentes de ecosistemas más cálidos en áreas templadas). Las emisiones de gases de efecto invernadero se han duplicado, elevando las temperaturas globales promedio en al menos 0,7 grados centígrados, mientras que el promedio global del nivel del mar ha aumentado de 16 a 21 centímetros desde 1900.
Además de ofrecer pruebas concluyentes sobre esta pérdida de naturaleza, el informe hace una llamada de atención a los gobernantes y a aquellos que toman las decisiones sobre la urgente necesidad de actuar. Los seres humanos somos la causa y también sufriremos las consecuencias de esta grave degradación del medio natural, pues amenaza el bienestar de las personas en todo el mundo. Pero podemos ser la solución y en nuestras manos está revertir esta situación.
Por ello, desde WWF y muchos otros sectores, reclamamos a gobiernos, empresas e individuos que se sumen a un Nuevo Pacto para la Naturaleza y las Personas, y que se comprometan a cambiar esta situación. Es necesario cambiar el actual modelo impulsando una transición energética que nos lleve a un nuevo sistema basado en energías limpias, para frenar la emisión de gases de efectos invernadero. También hay que impulsar una transición ecológica que reduzca el impacto de nuestras actividades en el medio ambiente y favorezca la sostenibilidad.
La solución está en nuestras manos y con nuestras decisiones diarias podemos desequilibrar la balanza. Adoptando sencillas medidas podemos lograr cambios significativos:
1. Consumiendo menos y de forma más sensata: evitando compras innecesarias y eliminando productos como plásticos de un solo uso.
2. Produciendo mejor: impulsando la certificación de explotaciones pesqueras o de madera, con sellos que garanticen la sostenibilidad de la actividad. Apoyando la agricultura ecológica para reducir el uso de fertilizantes y de agua, ya que la ganadería y la agricultura a gran escala son dos de los responsables de esta degradación de la naturaleza.
3. Protegiendo la biodiversidad y los recursos naturales: a través de la creación de nuevos espacios protegidos, impulsando proyectos para conservar y recuperar especies amenazadas y en peligro, restaurando hábitats degradados.
4. Cambiando el modelo energético, impulsando la producción y uso de energías renovables, cambiando nuestros sistemas de transporte y reduciendo drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
Cambiar el curso de los acontecimientos y evitar la destrucción masiva de la biodiversidad y la desaparición de millones de especies, incluida la nuestra, depende mucho de nuestras decisiones. Todavía es posible, pero el tiempo se nos acaba; hay que dar un giro, hay que hacerlo entre todos y hay que hacerlo ya.
Luis Suárez, responsable del programa de especies de WWF