Hemos vivido unas elecciones en las que los tres partidos conservadores han rivalizado en demostrar cuál de ellos era más «patriota». Han utilizado el recurso de la españolidad (Una, Grande…) en contra del separatismo catalán en busca del voto visceral de los «muy españoles». Estos son los patriotas que se enfunden la bandera, se adornan […]
Hemos vivido unas elecciones en las que los tres partidos conservadores han rivalizado en demostrar cuál de ellos era más «patriota». Han utilizado el recurso de la españolidad (Una, Grande…) en contra del separatismo catalán en busca del voto visceral de los «muy españoles». Estos son los patriotas que se enfunden la bandera, se adornan con ella y la llevan repartida entre la cartera y la vestimenta. La airean en las manifestaciones y la colocan en sus balcones. La miman y la besan pensando en todos los privilegios de los que disfrutan. Para esta derecha reaccionaria es su estandarte de poder e impunidad. La utilizan para negar la «otra España», la perdedora de la guerra, para tapar sus vergüenzas, su terrible y descomunal corrupción y para enfrentar a los españolitos que no piensa, ni sienten como ellos. Estos partidos (PP, C,s y VOX) que ya se han quitado su venda «franquista» porque se han dado cuenta que aunque prediquen un discurso ideológico «insustancial, vacío, rancio», carente de propuestas de mejoras sociales (no las tienen) y que se dedican a bramar y mentir, saben que cuentan con un caladero de votos, no sólo de aquella pequeña parte de la sociedad (ricos y grandes empresarios) con la que ellos comulgan política y económicamente, sino amplios sectores sociales desfavorecidos que han aceptado el enfrentamiento con Cataluña, las trampas y falsas promesas de estos partidos opresores, asumiendo, siempre desde la ignorancia, una veces por miedo, otras por pasividad y resignación, su terrible situación de una vida indigna y menesterosa.
En las pasadas elecciones del 28A no ha perdido la derecha reaccionaria. La ley electoral D´hondt ha castigado su fragmentación. Esta ley, pensada a imagen y semejanza para que el bipartidismo se perpetuara en un poder turnista, ha hecho añicos, con la aparición de nuevos partidos, la representación de la ciudadanía y cambiado el mapa electoral. Si los dos partidos (PP -antes UCD y AP- y PSOE) hubieran imaginado que el panorama político cambiaría de esta manera, posiblemente no se hubiera aprobado esta ley, quizás otra más proporcional y representativa, más justa del voto ciudadano. El PP, heredero del régimen anterior, ha sido un partido monolítico hasta que ha explotado y salido a la luz pública (ya no se podía ocultar y la justicia ha tenido que intervenir) la terrible corrupción que ha cangrenado sus entrañas y que ha descubierto toda la trama de iniquidades (financiación ilegal, asociación ilícita, cohecho, falsedad documental, delito electoral, malversación, prevaricación, estafa, fraude, blanqueo de capitales…) que un partido puede cometer. Los poderes económicos, por un lado (C´s), y la derecha franquista (siempre estuvo ahí), por otro (VOX), han fracturado y dividido a la derecha. Como he recogido la derecha conservadora no ha perdido las elecciones. Si repasamos las cuatro últimas (desde 2011 a 2019) comprobaremos que siempre ha sacado en torno al 43 % de los votos. Su segmentación les ha roto el chirinquito del poder. Esto demuestra el voto fiel de «la derecha», que lejos de moverse por ideología, lo hace por motivos económicos y de influencia en las instituciones para mejorar las condiciones sociales, políticas y culturales de las élites.
El viraje a la derecha del PP, recogiendo propuesta de la extrema derecha, le ha pasado factura. La pérdida de 71 escaños es un descalabro sin precedentes Después y, visto el fracaso, el Sr. Casado ha querido rectificar, intentando moderar su discurso, pero la ciudadanía no puede olvidar que gobierna en Andalucía con el apoyo necesario (pacto incluido) con VOX. Las primeras medidas que el Gobierno andaluz ha tomado ha sido a favor de rebajar los impuestos a los ricos. ¡Hay que acabar con los miles de enchufados que el PSOE tiene repartidos por todas las administraciones a, decían! Prometían que con ellos esto no pasaría. Sin embargo, se han apresurado a nombrar a diestro y siniestro, a «dedo» , a miles de adeptos, compinches partidarios, que han ocupado los cargos vacantes que los del PSOE han dejado. Han parado el posible desastre que se avecina para el pueblo andaluz, en cuanto a políticas privatizadoras y falta de inversiones en los servicios públicos se refiere, hasta después de las elecciones. A partir de Junio lo veremos.
El PSOE como partido más votado va formar Gobierno, pero con sus 123 diputados debe buscar apoyos para gobernar. Desde la derecha económica (COE, Banca…) le han aconsejado el pacto con C´s y le han avisado del peligro de pactar con Unidas Podemos (UP). Quiere gobernar en solitario, pero tendrá que buscar apoyos para sacar adelante sus propuestas. Después de la formación de la Mesa del Congresos, acordada con UP, se abre una vía de colaboración necesaria para intentar cambiar el rumbo de esta maltrecha sociedad: Son muchos los temas que habría que acometer y pienso que es imprescindible la colaboración de los dos partidos para mejorar la difícil situación que padece la inmensa mayoría de la ciudadanía. El ejemplo lo tenemos cercano, Portugal. Pero esos cambios profundos y necesarios van a chocar (ya tenemos la experiencia de legislaturas pasadas) con los poderes económicos y con las imposiciones de esta Europa de los mercaderes que si el Gobierno socialista no actúa con valentía, pensado en los intereses de la mayoría, todo quedará en un «simple lavado de cara».
Unidas Podemos ha invertido mucho esfuerzo en una posible «unidad de acción» que conduzca a realizar los cambios sociales y económicos imprescindibles. Pero hasta el momento no ha tenido por parte del PSOE la respuesta esperada. Su apoyo para que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno no puede ser gratuito. Ya tenemos la experiencia de la moción censura con unos acuerdos firmados que, sólo en algún apartado (subida del salario mínimo, ampliación de la paternidad…) se ha cumplido. Por ello, la firma de un programa de cambio real debe ser prioritaria a cualquier apoyo a Presidente, añadiendo el compromiso de su cumplimiento.
Existe el peligro que después cuatro años de posible colaboración, Unidas Podemos quede difuminado. Que al final, El PSOE se adjudique los avances conseguidos y justifique (por factores externos) la dificultad para sacar adelante determinados acuerdos pactados que podrían suponer cambios profundos en las estructuras sociales y económicas (Va a contar con los mass media). Para ello, será necesario que UP ponga en marcha toda su maquinaria de partido para informar y formar de forma crítica y continuamente a la opinión pública de todo lo que acontezca entre ellos y el Gobierno, que sean capaces de manifestar sus acuerdos y divergencias con claridad, denunciando todo aquello que consideren que atenta contra el bienestar y las condiciones de vida de la ciudadanía.
Pienso que para Unidas Podemos hay temas que son prioritarios: cambiar la Reforma Laboral para recuperar los convenios colectivos del sector y acabar con los «contratos basura», suprimir la Ley Mordaza, potenciar un sistema educativo público, de calidad, laico, gratuito, universal y no sexista, lograr una igualdad real de género, optar por una sanidad pública, gratuita y universal, crear alternativas de empleos en sectores estratégicos, desarrollar un régimen de vivienda pública y acabar con los desahucios , garantizar las pensiones públicas, apoyar la dependencia, potenciar el I+D, propiciar la creación de empleo para jóvenes, acabar con el voto rogado… pero algunas de estas propuestas, que debe ponerlas sobre la mesa, no serán aceptadas por el Partido Socialista y otras, aunque las acepte no las va a poner en práctica. Espero equivocarme.
¡Es necesario un programa acordado de cambios necesarios, pero con garantías y no a cualquier precio!
Juan García Ballesteros. Presidente del Colectivo Prometeo.
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