Wilder Pérez Varona (WPV): La primera pregunta que quiero hacerle es con relación al asunto de la burocracia. Antes de 1917 el tema de la transición socialista es una cosa: desde la Revolución de 1848, la Comuna de París (que es un episodio fundamental, pero de carácter efímero) siempre se vio limitada más bien a […]
Wilder Pérez Varona (WPV): La primera pregunta que quiero hacerle es con relación al asunto de la burocracia.
Antes de 1917 el tema de la transición socialista es una cosa: desde la Revolución de 1848, la Comuna de París (que es un episodio fundamental, pero de carácter efímero) siempre se vio limitada más bien a cuestiones de teoría, de principios, de proyección (sabemos que Marx y Engels eran reticentes a ser muy descriptivos respecto a esas proyecciones). La Revolución de 1917 colocó esta problemática de la transición en otros términos, en otro plano; en un plano que tiene elementos prácticos fundamentales. Uno de ellos tiene que ver con el tema de la burocracia, que apareció paulatinamente a lo largo de la década de 1920. Sobre esta cuestión de la burocracia tal y como fue elaborándose en esas circunstancias, ¿cómo usted define esa función de la burocracia al otorgarle un papel como un actor tan relevante, al nivel de la tríada clasista: clase obrera/ campesinado y burguesía? ¿Por qué ese lugar tan importante? Quisiera también que se expresara sobre la distinción de «clase». Usted se cuida mucho de hablar de la burocracia como una clase; sin embargo, otros autores sí lo hacen.
Eric Toussaint (ET) [1]: Bueno, es claro que la experiencia de Rusia y luego de la Unión Soviética es, diría, casi la segunda experiencia de intento de toma de poder para empezar una transición de ruptura con el capitalismo. La primera experiencia es la Comuna de París, duró tres meses en 1871, limitada a nivel de territorio a París como tal, aislada del territorio francés y agredida. Entonces es claro que los revolucionarios como Lenin, Trotsky, y otros dirigentes del Partido Bolchevique no tenían punto de comparación con otras experiencias y concebían el problema de la transición, como mencioné en mi exposición,[2] de manera triangular, es decir, la necesidad de una alianza entre proletariado y campesinado para derrotar a la burguesía y al Imperialismo, y resistir a la agresión imperialista después de la toma del poder.
Y el tema de algo como la subsistencia y el peso del aparato del Estado zarista, que tenía una burocracia, y entonces la lucha contra la burocracia y el burocratismo era más bien concebida al inicio como una lucha contra algo que hacía parte del pasado, de la herencia zarista. Dentro del marco del desarrollo de la transición, desde los primeros años, tanto Lenin como Trotsky y otros se encontraron frente a un problema nuevo y ellos tuvieron que empezar a analizar y precisar, etcétera. Lenin no alcanzó a elaborar, diría, una teoría de la burocracia porque murió en enero de 1924, pero lo que es absolutamente cierto en el caso de Lenin es que él, en varias intervenciones sumamente claras e importantes, denunció la deformación burocrática del Estado obrero en construcción. Ya en el debate sobre los sindicatos en 1920-1921 dijo que el Estado obrero dirigido por el Partido Bolchevique tenía deformaciones burocráticas y, por lo tanto, los obreros y sus sindicatos tenían que mantener cierto nivel de independencia frente al Estado obrero deformado burocráticamente. Eso me parece muy importante.
Otro aspecto en la posición de Lenin de finales de 1922 e inicios de 1923 se encuentra en la crítica a una institución creada por el mismo gobierno, se llamaba la Inspección Obrera y Campesina, y dice Lenin que ese organismo, que tiene que servir en la lucha contra el burocratismo y al cual cada ciudadano (proletario o campesino) puede acudir y denunciar comportamientos burocráticos, dice que ese mismo organismo está totalmente burocratizado. Y ese organismo era dirigido por Iósif Stalin. Lenin propone una reforma completa de ese organismo en el cual había doce mil funcionarios. Entonces la Inspección Obrera y Campesina que, supuestamente, luchaba contra el burocratismo, en realidad ayudaba a la burocratización y agravaba el problema en el cual el Estado obrero deformado burocráticamente ya se encontraba. También hay que mencionar, porque es poco conocido, que Stalin hizo todo lo necesario para hacer desaparecer al nivel público o incluso impedir el conocimiento público de las cartas de Lenin diciendo que había que desplazar a Stalin del cargo de Secretario general del Partido.
Eso es para referirme a Lenin. Entonces yo decía en mi presentación que el problema de la transición al socialismo no se limita al triángulo burguesía/proletariado/campesinado, sino que había un cuarto actor que es la burocracia, y la burocracia no se limita a ser una herencia del pasado, en el caso de Rusia del pasado zarista, sino que la misma burocracia surge dentro del proceso de transición y se consolida como un actor que está tomando confianza progresivamente, en el curso de la transición, de sus intereses, y sus intereses (en el caso de la experiencia rusa) empezaron a distanciarse de los intereses tanto del proletariado como del campesinado y, de alguna manera, de la burguesía. Es decir, que la burocracia no tenía como objetivo de manera consciente la restauración del capitalismo y del poder de la burguesía. La burocracia no era, yo diría, una ayuda a la restauración capitalista, sino perseguía sus propios intereses y en ese caso sus propios intereses eran tener el monopolio del poder político y a partir del aparato del Estado dirigir, conducir el proceso y, de alguna manera, transformar el partido en un instrumento de la burocracia, transformar los sindicatos en correa de transmisión del poder burocrático hacia las bases y tener un desarrollo económico en el cual el proletariado y el campesinado no pueden actuar realmente en defensa de sus propios intereses, sino que empiezan a ser (en el caso de Rusia) explotados por la burocracia. La burocracia encabezada por Stalin impulsó un nivel no solamente de autoritarismo, sino también de dictadura sobre el pueblo trabajador tanto del mundo rural como de las empresas industriales o de otros sectores económicos controlados por el Estado.
Pero claro, la burocracia no genera una ideología nueva. La burocracia no va a reivindicar la ideología burguesa porque oficialmente se le está combatiendo. Entonces la burocracia, en general, tomó como vestido ideológico y como programa el programa «oficial» socialista, y habla en nombre de la profundización del proceso de construcción de una sociedad socialista porque la burocracia no genera una ideología propia, lo que implicaría distanciarse del programa oficial de la Revolución. De alguna manera la burocracia opera de manera escondida con sus propios intereses, y puede destruir tanto a las organizaciones y a las personas que quieren realmente una profundización del proceso, puede destruirlas utilizando oficialmente la defensa del socialismo.
En el transcurso de los años 1920, dirigentes como Christian Rakovsky, un dirigente bolchevique, revolucionario, importante, y luego Trotsky, empezaron a entender la especificidad de la burocracia. Se tardaron años para entender realmente de qué se trataba y es con la elaboración en 1935 del libro La revolución traicionada que Trotsky llega a una elaboración completa del análisis de lo que es un Estado burocráticamente no solo deformado, sino degenerado. Es decir, los lazos que tenía en 1935 el poder de la Unión Soviética con la Revolución y los primeros años se habían distanciado totalmente. Quedaba una sociedad que no era más capitalista, no había capitalistas en la Unión Soviética, pero el proceso hacia el socialismo, que implica democracia, control obrero, formas de autogestión, creación cultural independiente y libre, posibilidad de debate entre revolucionarios, de debate abierto, se había degradado y destruido totalmente y no había más estos espacios. Por eso Trotstky llamó a una revolución política diciendo, no es tanto una revolución social contra las relaciones de propiedad en el sector de la producción, no es una revolución de tipo anticapitalista que tiene rasgos sociales. La revolución política es necesaria para permitir al proletariado, al campesinado, a todos los trabajadores productores de riquezas, y al pueblo en general, retomar el poder político. De ahí el término «revolución política». Y de ahí demandas que son sobre todo políticas: libertad de expresión, libertad de organización, control obrero, autogestión, pluralismo de partidos respetando la constitución.
También Trotsky lanzo un debate sobre la extensión o no de la revolución, ¿a qué sirve?, ¿para qué sirve la Internacional Comunista? Trotsky abocaba por la extensión de la revolución al nivel internacional y por la revolución permanente. Hace falta recordar que se había construido una Internacional Comunista, la III Internacional fundada en 1919, liderada entonces por Lenin, Trotsky, Zinoviev, Radek (Stalin al inicio de la Internacional Comunista no tenía ninguna presencia realmente, no era un líder conocido internacionalmente como cabeza del proceso de extensión de la revolución). Es solamente cuando Stalin logra expulsar a Trotsky del Partido Comunista en 1927 y expulsarlo del país en 1929, que él empieza a encabezar totalmente la III Internacional estalinizada y pone esa Internacional al servicio de los intereses de la misma burocracia de la Unión Soviética, y no más para extender realmente la revolución a nivel internacional.
WPV: Y a pesar de que la burocracia no genera una ideología propia, sin embargo en la práctica (a partir del devenir histórico de los llamados «socialismos reales»), gestionó de hecho la restauración capitalista en esos países. Usted apuntaba además que explotaban a las clases de campesinos y obreros, de productores en general, ¿cómo distingue entonces esa gestión y explotación burocráticas respecto a una explotación capitalista; entre la que realiza la burocracia y la burguesía?
ET: Es que durante ese largo periodo de poder burocrático, esa misma burocracia considera que todavía las condiciones no están reunidas para pasar a un proceso en el cual, como capa social se transforma en una clase para la acumulación privada de riqueza. Lo que es, yo diría, típico de la clase capitalista: una acumulación privada de riqueza.
Pero al mismo tiempo la lección de la Unión Soviética es que, al fin y al cabo, esa burocracia que no está construyendo un nuevo tipo de sistema elige la restauración capitalista y los mismos burócratas se transforman en capitalistas. Es decir que, de alguna manera, pasan la frontera como capa social y se transforman en clase capitalista. Como burócratas, antes de la restauración capitalista, pueden acumular niveles de riqueza, privilegios, etcétera, pero sus privilegios vienen de la gestión de una sociedad en la cual la gran propiedad privada, la propiedad capitalista, no existe o es totalmente marginal y eso no tiene un gran futuro, pero puede durar décadas y en un momento dado esa capa social (o una parte, una fracción de la capa social) decide que es tiempo de restaurar el capitalismo. Es lo que ocurrió a finales de los ochenta e inicios de los noventa del siglo pasado en la Unión Soviética. Personalmente pienso que es lo que ocurrió en China a partir de las Reformas de Den Xiaoping a finales de los ochenta también, y en Vietnam también tuvimos esa evolución.
Claro, la perspectiva histórica hubiera podido ser de otro tipo, es decir, una capacidad de los productores (proletariado, campesinado o trabajador intelectual) de retomar el poder a partir de una revolución política, pero eso no ocurrió y no era la perspectiva de Gorbachov. Habló de Glasnot, en términos de liberación del debate político, pero la Perestroika era introducir ya reformas en favor de la progresiva restauración capitalista. Entonces ese es el gran desafío de la sociedad de transición: cómo enfrentar el problema de la burocratización y de la consolidación de la burocracia como capa social dirigente y dominante, además cuando el país está aislado, y tiene problemas para realmente lograr aumentar la producción, aumentar su desarrollo endógeno, y responder a las necesidades de los trabajadores.
WPV: En buena medida todas las reformas de los ochenta se hicieron también con el eslogan de la democratización del socialismo burocratizado. Sin embargo, la historia de la relación entre Socialismo y Democracia ha implicado muchos conflictos, muchas contradicciones, muchos malentendidos…
ET: Es sumamente complicado porque (ustedes lo saben perfectamente en Cuba) la transición hacia el socialismo lleva al Imperialismo a una política de agresión que puede tomar varias formas. Entonces, esa actitud agresiva hace que sea complicada una total libertad de expresión dentro del marco del proceso. La misma agresión produce reacciones de limitación de la expresión, etcétera; pero claro, en un momento dado la burocracia utiliza la amenaza externa para mantener una limitación del debate político porque no le interesa realmente permitir al pueblo tener un debate político que podría fragilizar el control burocrático sobre la sociedad.
Entonces, el tema es muy complejo. Yo diría que es claro que hay que enfrentar una agresión externa que puede tomar varias formas, pero no se puede, bajo esa situación de agresión, limitar de manera exagerada la posibilidad de expresión, de organización, de protestas, etcétera.
En mi presentación yo hice referencia a Rosa Luxemburgo, que apoyó totalmente a la Revolución bolchevique. Como ustedes saben fue asesinada en enero de 1919 bajo órdenes de ministros socialdemócratas alemanes, pero ella en 1918 escribió varias cartas a los bolcheviques, que hizo públicas, para decir «compañeros Lenin, Trotsky, cuidado con las medidas que están tomando de limitación de las libertades políticas», etcétera, porque eso puede llevar a un proceso que va a ser mortal para la Revolución soviética. Yo diría, ¿cuál es el equilibrio que debemos encontrar en la transición?, y a ese nivel hay que evaluar también la actitud de Lenin, de Trotsky y de otros… ¿qué pasó con Kronstadt, esa rebelión de marinos cerca de Petrogrado?; ¿qué pasó con la policía secreta (la Checa), que tenía posibilidad de procesos de ejecución extrajudicial, de encarcelamiento de opositores?…la cuestión de los sindicatos; es claro que hay que ser capaz de analizar esto.
Para nosotros también es importante analizar lo que ocurrió en un país como Cuba. Todo el tema libertario en los años sesenta en Cuba, seguido luego por el aumento de la influencia negativa de la burocracia de la URSS a partir sobre todo de las dificultades económicas después de la zafra de 1970, y entonces analizar y también sacar lecciones de la experiencia cubana. Es también muy importante.
WPV: Claro que hay que analizar los procesos en sus contextos particulares, pero también hay que tener en cuenta determinados límites en las prerrogativas que tiene el propio Gobierno revolucionario, digamos, para asumir la dirección y el control del proceso. En este vínculo entre Socialismo y Democracia, Ud. es partidario de una acotación de la democracia. O sea, no se trata de La Democracia sin más, no es la democracia que ha sido hegemonizada por las perspectivas capitalistas, sino una democracia acotada (socialista o de cualquier otro género, una democracia de los trabajadores).
ET: Por ejemplo, para mí una de las lecciones de la experiencia rusa es la necesidad del pluripartidismo diciendo que, dentro del marco de la transición, debe permitirse la existencia de varios partidos si ellos aceptan, respetan, la Constitución socialista, obrera. En la sociedad de transición al socialismo no se puede permitir un partido pro-imperialista llamando a la intervención exterior, o soportando la intervención exterior, o dejarle organizarse libremente, reclutar y preparar una estrategia pro-imperialista. Pero puede haber partidos diferentes, que tienen diferentes visiones de la transición, y que pueden coexistir; y el pueblo debe ser capaz, gracias a su formación política y aumentándola, de elegir entre varias opciones. Claro, favorecer el debate y convocar a consultas sobre decisiones que hay que tomar.
También yo diría que una de las lecciones de las sociedades llamadas del «socialismo real» del siglo XX es que, y me parece fundamental, deben tener al nivel económico un sector importante de economía privada, la pequeña propiedad privada. La pequeña propiedad privada de la tierra, la pequeña propiedad privada de talleres, de restaurantes, de comercios. La experiencia soviética tuvo también influencia en Cuba, de estatizar casi todo en un momento dado, lo que perjudicó al proceso. Yo estuve aquí en 1993 cuando se anunció la liberación de la actividad de los cuentapropistas y me pareció una buena medida, o los mercados libres campesinos donde los campesinos pueden llegar a la ciudad y vender sus productos. Ese espacio debía haber sido mantenido en la Unión Soviética, donde fue un desastre la colectivización forzada impuesta por Stalin a partir de 1929, y sus consecuencias tremendas en la agricultura. Es decir, que está la cuestión de la democracia política, pero también para mí debe haber una diferenciación de estatutos de productores y la pequeña producción privada, y la pequeña propiedad privada o iniciativa privada debe ser garantizada durante el proceso.
En el caso chino, vietnamita y de la Unión Soviética, que desapareció en 1991, entonces la Federación Rusa, Ucrania, etcétera, no pusieron límites a la propiedad privada y restauraron la gran propiedad privada capitalista. Y burócratas o amigos de los burócratas se transformaron en oligarcas y acumularon una riqueza tremenda como nuevos capitalistas, incluso muy agresivos frente a los trabajadores y robando a la nación una gran parte de la riqueza generada por los productores.
Entonces, el debate no es solamente sobre democracia, es también sobre las reformas económicas y el contenido social de las reformas económicas.
WPV: Sobre la cuestión de los límites al mercado, los límites a la empresa privada, en estas experiencias socialistas (incluyendo a Cuba) se ha volcado muchas veces la discusión en términos de la relación Plan/Mercado. O sea hasta qué punto el Estado planificado centralmente debe intervenir, debe acotar, limitar, la expansión del mercado. Sin embargo, se presupone que debe existir un Plan central; por lo general, es algo implícito, algo que no se llega a cuestionar. Con relación a esto se puede asumir que el Plan así concebido es también uno de los instrumentos más efectivos con que cuenta la burocracia, ¿qué opinión tiene sobre el tema?
ET: Me acuerdo de discusiones en Cuba sobre el papel del mercado, etcétera, por ejemplo el debate que hubo cuando el Che era ministro de Industria.[3] En la década de 1990 volvieron las discusiones sobre el papel del mercado, me acuerdo muy bien, fui invitado a todos los eventos sobre la globalización entre 1998 y 2008-2009. Fidel [Castro] participó en todos los eventos que duraban tres, cuatro días, en el Palacio de las Convenciones con mil o mil doscientos invitados cubanos y extranjeros, y Fidel en varias ocasiones preguntaba exactamente sobre el papel del mercado y los límites que hay que fijar al mercado.[4]
Personalmente mi respuesta es la siguiente. Es fundamental permitir y apoyar la pequeña iniciativa privada, la pequeña producción agrícola, que puede ser incluso mayoritaria pero pequeña, es decir, una mayoría de familias campesinas produciendo la mayoría de la producción agrícola. Es uno de los incentivos para aumentar la producción y alcanzar la soberanía alimentaria, para mejorar también su nivel de vida gracias al aumento de la producción con la venta de más productos, es un incentivo potente para lograr un alto nivel de producción y de calidad porque el campesino sabe que si no produce productos de calidad no va a poder venderlos en el mercado libre.
Entonces, creo que a ese nivel hubo graves errores en la conducción de la política agrícola de muchos países llamados socialistas, donde se quiso estatizar o imponer cooperativas que no eran realmente eficientes. Pero, al mismo tiempo, para mí, la planificación es fundamental y yo te diría que en las economías modernas es todavía más importante. Imaginemos un momento una revolución socialista en Europa o los Estados Unidos. La planificación es fundamental, ¿cómo puedes imaginar la lucha contra el cambio climático, si no estás planificando terminar con las centrales de producción de energía con carbón, petróleo o gas, y cambiarlo por formas de energía renovable? Eso tiene que ser planificado, porque no son las comunidades locales, las familias, las que pueden tomar esa decisión, porque la producción de energía en esta época es a gran escala. Por tanto, combatir el cambio climático tiene una relación con lo que yo decía de la producción familiar con métodos orgánicos de producción agrícola, para combatir también el cambio climático o limitar los efectos del cambio climático que ya está en curso.
Entonces, la planificación es importante. El tema es cómo hacer que el pueblo, la ciudadanía, pueda incidir en las decisiones sobre la planificación. Y ahí para mí la respuesta, de alguna manera, pasa a través de Internet, de los medios de comunicación que tenemos, la Televisión, etcétera. Se pueden presentar al pueblo varias opciones y decidir, si tomamos tal opción podemos prever que tendrá tales consecuencias sobre sus condiciones de vida, si tomamos otra opción tendría estos efectos negativos; permitir el debate sobre estas opciones, y en un momento dado, que la gente se pronuncie sobre opciones que tienen que ver con las prioridades del Plan quinquenal, para el decenio, etcétera.
Para mí la lección de las experiencias llamadas socialistas del siglo pasado, radica en que se trataba de una planificación dirigida por aparatos burocráticos que decidían qué era lo más interesante e imponían prioridades. Al contrario, hubiera sido necesario someter a debate diferentes opciones. Entonces para mí no hay que acabar con la planificación, hay que democratizar la planificación.
Precisamos una nueva opción socialista, autogestionaria, ecologista, socialista, feminista. Tenemos que abogar por esa perspectiva.
WPV: Volviendo, para terminar, al marco del evento, que ha sido la oportunidad para poder entrevistarlo, ¿qué significado tiene para Ud. realizar en Cuba este evento internacional sobre la figura de Trotsky? ¿Qué importancia le concede a dialogar con Trotsky hoy?
ET: Para mí es una iniciativa muy positiva esta conferencia sobre Trotsky. Es una conferencia académica, no es una tribuna de organizaciones políticas para reclutar, sino un debate sobre muchos aspectos diferentes de la elaboración, del aporte y del combate de León Trotsky. Durante la conferencia se analizó la lucha de Trotsky contra la burocracia, la lucha para la extensión de la revolución, la lucha para enfrentar la agresión exterior. Trotsky era el jefe del Ejército Rojo que logró derrotar a la contrarrevolución y la agresión externa en 1919-1920 en la Rusia Soviética, no hay que olvidarlo. También se analizaron durante la conferencia los aportes de Trotsky sobre los problemas de la vida cotidiana, sus aportes sobre literatura, la cultura (fue un tema importante en esta conferencia), la realidad de la sociedad soviética de los años veinte…
Y, ¿por qué es importante hacerlo en Cuba? Porque Cuba es, yo diría, el único país de los que se llamaban «países socialistas» donde no se ha restaurado el capitalismo. Hay un debate fundamental para Cuba sobre cómo, tomando en cuenta las lecciones del siglo pasado, las luchas internas en la Unión Soviética entre los años 1920 y 1930, por un lado; y las experiencias recientes de restauración capitalista en Rusia, en China, y en otros países, cómo ubicarse como cubanos, de manera soberana, y dirigir el camino hacia el futuro. Claro que es complicado porque la agresión externa sigue. Tenemos a Trump, que está restringiendo un espacio pequeño que había sido abierto durante el mandato de Obama para Cuba, que era algo limitado pero que indicaba una apertura. Ahora con Trump se están otra vez cerrando espacios. Entonces, claro que la apuesta para el pueblo cubano y los desafíos para el socialismo cubano son muy importantes.
Yo como internacionalista siempre he apoyado a la Revolución cubana, he apoyado la lucha contra el bloqueo impuesto a Cuba, he apostado por el diálogo con las cubanas y los cubanos. Y ver que hay un espacio en Cuba para repensar el aporte de Trotsky, el significado que este aporte puede tener en los debates hoy en Cuba, es una alegría para mí. Hay decenas de compañeros aquí que son revolucionarios en sus países, que pueden tener posiciones diferentes, visiones diferentes sobre el trotskismo, los hay por supuesto, hay visiones diferentes del marxismo, visiones diferentes del leninismo, del fidelismo, del guevarismo, no hay una sola visión. Hay debates, pero te puedo decir que yo siento un entusiasmo de compañeros que luchan desde hace décadas y que consideran muy positiva esta iniciativa en Cuba.
Notas:
[1] Eric Toussaint. Doctor en Ciencias políticas de las universidades de Paris VIII y de Liège. Militante internacionalista. Autor de varios libros editados en Cuba: Crisis Global y alternativas desde la perspectiva del Sur (Editorial Ciencias sociales, 2010, http://www.cadtm.org/Crisis-global-y-alternativas-desde), Las Finanzas contra los pueblos. La Bolsa o la Vida (Editorial Ciencias sociales, 2004, http://www.cadtm.org/La-Bolsa-o-la-Vida-Las-Finanzas), entre otros.
[2] Se refiere a la ponencia presentada en el Coloquio Internacional dedicado a León Trostky realizado en La Habana entre el 6 y el 8 de mayo de 2019, cuya sede fue la casa Benito Juárez. Ver la ponencia: Eric Toussaint, «Lenin y Trotsky frente a la burocracia y a Stalin. Revolución rusa y sociedad de transición». En http://rebelion.org/docs/256387.pdf.
[3] Ver Che Guevara, El Gran Debate Sobre la economía en Cuba, Editorial Ocean Press, 2018, 424 páginas, ISBN: 978-1-925317-36-7, https://oceansur.com/catalogo/titulos/el-gran-debate-2.
[4] Ver por ejemplo: http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/discurso-en-la-clausura-del-v-encuentro-sobre-globalizacion-y-problemas-del-desarrollo-en.
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