El Ministro de Educación Wert y la secretaria de Estado Gomendio son los que son insostenibles. La insostenibilidad de las políticas del PP en materia de educación exigen la dimisión de un ministro y una secretaria de estado que realmente parecen velar por los intereses de sus patronos privados empresariales dispuestos a asaltar la Universidad […]
El Ministro de Educación Wert y la secretaria de Estado Gomendio son los que son insostenibles. La insostenibilidad de las políticas del PP en materia de educación exigen la dimisión de un ministro y una secretaria de estado que realmente parecen velar por los intereses de sus patronos privados empresariales dispuestos a asaltar la Universidad Pública con sus recetas neoliberales, expulsando a los jóvenes de clase trabajadora y convirtiendo las Universidades en empresas que recibirán financiación en función de los resultados comercializables.
Quien no es sostenible es este Ministerio de Educación y su Ministro y Secretaria de Estado que están costando a la educación pública miles de millones, desviados al rescate de bancos, eléctricas y autopistas de peaje, mientras se los recortan a la educación y a la universidad. Negocios de «sus colegas», en donde acaban muchos de estos altos cargos de los Ministerios, en puestos de asesores, una vez que han conseguido privatizar y liquidar lo público, para convertirlo en beneficios de unos pocos a costa del trabajo de todos.
No son sostenibles quienes, como Wert y Gomendio, mienten y manipulan para justificar sus posiciones ideológicas, falseando la realidad y la situación dramática que padecen la mayor parte de la ciudadanía cada vez más indignada con sus políticas de recortes.
Gomendio miente. Miente cuando afirma que el sistema de financiación de las universidades «no es sostenible». Lo que no es sostenible es que el PP esté endeudando a las Universidades para rescatar bancos y seguir aumentando la deuda pública. No son sostenibles quienes, como Wert y Gomendio, afirman que el modelo actual «no es sostenible» con financiación pública y abogan por introducir la financiación de empresas privadas en la educación y aumentar el incremento del re-pago de mayores tasas a costa de las familias y los estudiantes, así como un modelo de financiación basado en el modelo mercantil de pago por resultados comercializables, en vez de financiar a las instituciones educativas en función de sus necesidades.
Gomendio miente, en un acto patrocinado por una universidad privada, cuando afirma que hay muchas universidades. Lo que hay son muchas universidades privadas, que se han duplicado prácticamente sin ningún control. Como es bien sabido, el sistema universitario español era en su casi totalidad de carácter público, con la excepción, antes de 1991, de algunas universidades pertenecientes a la iglesia católica. A partir de entonces han ido proliferando rápidamente las universidades privadas, apoyadas por los poderes políticos y económicos. Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Educación, al comienzo del curso 2011-2012 el número de universidades españolas se situaba en 79, de las que 50 son públicas y 29 son privadas. Los datos reales demuestran que en España hay pocas universidades en comparación con otros países de nuestro entorno: la mitad que en el Reino Unido y una sexta parte que en Estados Unidos.
Miente Gomendio, al afirmar que un alto porcentaje del alumnado abandona la universidad sin terminar, cuando la realidad es que ese «alto porcentaje» se refiere al cambio de titulaciones y que el abandono definitivo solo es del 12%, como ya han explicado los profesores José Antonio Pérez (de la UPV) y Juan Hernández (de la UJA), economistas y expertos en financiación universitaria.
Miente Gomendio cuando afirma que las becas universitarias son muy generosas, cuando la cuantía de las becas universitarias que reciben los estudiantes ha caído 466 euros de media hasta quedar en 2.063 por estudiante y año, con un recorte del 18%. España dedica el 0,11% del PIB a las becas, casi una tercera parte que la OCDE (0,31%), muy lejos de lo que destina Estados Unidos (0,39%).
Manipula Gomendio, cuando asegura que «tienen mejor empleabilidad las personas que solo tienen el título de egresado que los que concluyen un máster», como si la causa del paro y de la precariedad laboral fuera debida a tener estudios universitarios superiores, en vez de asumir la responsabilidad de la situación actual, derivada de la política económica del PP y sus reformas laborales, al servicio de los mercados.
Manipula Gomendio cuando dice que «el problema es que la educación no es gratuita». Claro que no es «gratuita» porque la pagábamos con nuestros impuestos, hasta que el PSOE y el PP decidieron destinarlos a pagar los intereses de su deuda, pactando la reforma del artículo 135 de la Constitución. Lo que no entiende Gomendio, ni el PP, es que los servicios públicos, como la educación superior, sólo son accesibles en igualdad de condiciones si son universales y gratuitos.
Mientras los países de la UE están optando por una política radicalmente distinta: financiación pública de la universidad, matrículas gratuitas o simbólicas, y ayudas en forma de becas-salario, desgravaciones fiscales y subsidios. En los países nórdicos los estudios universitarios son gratuitos; en Austria o Escocia la matrícula es gratuita; en Alemania la matrícula requiere tan sólo el pago de una tasa fija (300€ por año) o 183€ en Francia, por ejemplo. Este es el modelo mayoritario en Europa porque promueve la igualdad de oportunidades en el acceso a la universidad.
La inversión pública en el sistema universitario español se sitúa a la cola de los países de la UE-15. El Estado español sólo dedica el 1,1% del PIB a la educación universitaria, mientras que países como Estados Unidos alcanzan el 3% de su PIB y la media de la UE-15 sobrepasa el 2%. La sangría que desde 2010 sufren las universidades públicas en sus presupuestos ha hecho retroceder su nivel de gasto casi una década.
Nuestra Universidad Pública está siendo acusada por Wert y Gomendio continuamente, que deberían ser los que la defendieran y apoyaran, de ser ineficaz, cara y mediocre, cuando, muy al contrario, los estudios internacionales muestran que nuestra educación superior y productividad científica son equiparables a los de los países de la OCDE, a pesar de que la inversión en nuestro país supone unos recursos anuales un 20% inferiores. Y todo ello se consigue en las universidades públicas, que acogen el 90% del estudiantado y son responsables del 97% de la producción científica total del sistema.
Por eso es más necesario que nunca apoyar las movilizaciones contra los decretos y reformas universitarias y educativas que está introduciendo a toda máquina en las postrimerías de su gobierno y animar a toda la comunidad universitaria, movimientos sociales y ciudadanía para movilizarse y exigir la dimisión de este Ministro de Educación y de las políticas del PP que son insostenibles en una sociedad democrática y de derechos. Porque si algo hace insostenible el sistema son las políticas de recorte del PP.
Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de León y Coordinador del Área Federal de Educación de IU
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