Hace ya un tiempo que la actividad de Nick Cave y Warren Ellis como compositores de bandas sonoras ha dejado de considerarse como un pasatiempo menor dentro de la inagotable actividad multidisciplinar de estos dos australianos adoptados por la Vieja Europa. Horas antes de lanzarse al ruedo del primero de sus exclusivos conciertos en España […]
Hace ya un tiempo que la actividad de Nick Cave y Warren Ellis como compositores de bandas sonoras ha dejado de considerarse como un pasatiempo menor dentro de la inagotable actividad multidisciplinar de estos dos australianos adoptados por la Vieja Europa. Horas antes de lanzarse al ruedo del primero de sus exclusivos conciertos en España -la entrada rondaba los 100 euros, el precio que hay que pagar por el ascenso de Cave desde las catacumbas del malditismo al cielo de la alta cultura- Ellis respondía al siguiente cuestionario a propósito de la publicación, estos mismos días, de la ascética banda sonora de la película de David Oelhoffen Far from Men, basada en un relato de Albert Camus y todavía pendiente de estrenarse en nuestro país.
¿Qué debe tener una película para que Warren Ellis y Nick Cave acepten componer su banda sonora?
Depende. La mayor parte de las veces surge al leer el guión. Si el guión es bueno te fuerza a hacer algo con la música. También hay que tener en cuenta que cuando empezamos a hacer bandas sonoras lo hicimos de la mano de John Hillcoat y Andrew Dominik, que eran viejos amigos en los que confiábamos totalmente. A David (Oelhoffen) sin embargo no le conocíamos, pero el guión que nos mostró era fabuloso. Lo que necesitamos es sentirlo como un proyecto al que nosotros tenemos algo que aportar. No lo hacemos para pagar nuestras hipotecas.
Siempre has trabajado de la mano de Nick cuando habéis compuesto para el cine, ¿cierto?
Prácticamente, sí. Con la excepción de un filme turco que acabo de hacer titulado Mustang, y algún cortometraje.
¿Y puedes explicarme por qué no entendéis esta faceta musical vuestra el uno sin el otro?
Porque funciona, esa es la razón. Porque fomenta la creatividad del otro y da sus frutos. Porque me encanta hacer música con Nick y sé que a él le pasa lo mismo conmigo. Cuando eso deje de ser así será el final de la asociación, pero de momento es un acto puro de creación. Cuando trabajamos junto descubrimos aspectos desconocidos del otro y a la vez tiramos de él, porque hay cosas que Nick puede hacer y yo no, y viceversa.
En la nota promocional Nick comenta que el método de trabajo en esta ocasión consistió en trabajar las piezas a partir de loops de violín que le ibas enviando. Supongo que en ese sentido no ha tenido mucho que ver con vuestros anteriores trabajos.
En realidad sí. Fue un método que ya utilizamos en buena medida en el último disco de Nick, Push the Sky Away, en la banda sonora que hicimos para Días de gracia (el filme mexicano de Everardo Valerio Gout) y en algunas de las bandas sonoras para documentales. Empecé a trabajar por mi cuenta porque Nick estaba muy centrado en un libro de poesía. Grabé unos 30 loops, muy atmosféricos, fijándome en las técnicas de discos de rap, de gente como Kanye West: mucho espacio y sonidos extraños para el ritmo. Y luego se los mandé al Director, que hizo sus observaciones, y a Nick, que empezó a trabajar con los aspectos más melódicos. De alguna forma esta banda sonora viene a concretar la manera en la que llevábamos trabajando desde hace tiempo.
Recuerdo que hace siete años, al entrevistarte a propósito de la banda sonora de El asesinato Jesse James por el cobarde Robert Ford me dijiste que los estudios os habían apretado mucho y hasta devuelto los temas, lo que a la larga había ayudado a hacer una mejor banda sonora.
Sí, aunque no fueron los estudios los exigentes, sino Andrew (Dominik). A los estudios lo único que les importaba era que Andrew terminara el trabajo y mantenerlo alejado de preocupaciones como la banda sonora. Andrew fue el que actuó de una forma increíble porque fue franco con nosotros al decirnos que no le gustaba lo que estábamos entregando. Y nosotros eso lo valoramos, porque no le encontramos sentido a trabajar con alguien que te dice a todo que está bien: terminas dando círculos, avanzas mucho más rápido cuando el director es claro y directo con lo que quiere. Y eso es precisamente algo que disfruto mucho de este trabajo: frente a una banda, en la que todo sucede internamente, aquí trabajas para alguien, como si tocara levantar un gran edifico y tú te encargaras de hacer el baño. Eso terminas por revertirlo al trabajo dentro de la banda, y supone una experiencia muy liberadora.
Algo que me llama la atención de la música de Lejos de los hombres es que no hay ninguna referencia al momento y el lugar en que transcurre la historia: la Argelia colonial.
Sí, fue algo totalmente deliberado. Lo dejamos claro, que nosotros no podíamos introducirnos en la música tradicional de Argelia. La historia que cuenta la película, no obstante, es universal, y por tanto no era necesario darle un enfoque local. De hecho las referencias que manejaba eran otras muy distintas, el Phaedra de Tangerine Dream y las bandas sonoras de Popol Vuh para Werner Herzog que me resultan impresionantes.
¿Y Arvo Pärt? ¿Alguno de los dos es fan de su música? Porque también encuentro conexiones concretamente con la estática belleza de Alina.
Oh, sí. Soy muy fan. Ese es un gran piropo. ¿Has visto Foxcatcher y cómo utilizan ese tema en concreto? Es un momentazo.
La película trata, entre otros temas, la dificultad y las consecuencias de mantenerse neutral. Como supongo que habrás tenido la oportunidad de debatir con el director David Oelhoffen sobre el tema, ¿se puede hacer una lectura de Lejos de los hombres en clave de la Francia actual?
La película se estrenó poco después de que ocurriera la matanza de Charlie Hebdo, pero la matanza tiene que ver con el extremismo, que es algo que no se refleja en la cinta. Sin embargo sí que se trata una situación, la de la Argelia colonial, que muchos franceses desconocen, a pesar de haber sido una parte importante de la Historia de su propio país.
Quería preguntarte para terminar sobre algo que sólo está vagamente conectado con la película, pero me interesa tu opinión como anglosajón que vive desde hace años en Francia y está casado con una mujer francesa. Me refiero a la situación que vive el país de un tiempo a esta parte, que desde España se percibe como de cierto caos político, con los dos partidos mayoritarios que tienen totalmente defraudada a la población y el ultraderechista Frente Nacional acercándose al poder. Todo esto en un contexto de debate social por la creciente influencia del Islam.
Eso es todo política, no es algo particularmente relativo a Francia, es simple política…
Bueno, el debate social sobre el peso del Islam en un país secular está ahí…
No conozco ningún otro Estado secular y que no se vincule a algún tipo de credo. Y es muy interesante observar a un país que es secular por elección, en el que la gente te dice abiertamente que es atea y ha crecido en esa cultura, algo que en Estados Unidos es totalmente impensable (hasta en el rock parece que Dios esté presente y forma parte de ello). Y eso lo pude apreciar bien con el caso de Charlie Hebdo y su efecto en la gente. Porque para la mayor parte de personas de otros lugares que conozco provocar a esa gente era como echar petróleo al fuego, sin embargo el francés medio defiende el derecho a reírse de cualquier religión. Al final no es diferente de cualquier otro país, en el que la gente que viene de fuera tiene que adaptarse culturalmente hablando. Obviamente una mujer no puede pasear por la calle de cualquier manera en un país musulmán o habrá consecuencias. Pues es lo mismo en Francia: si vas a vivir a un país secular eso tiene unas consecuencias y que debes aceptar.
Fuente: http://www.eldiario.es/cultura/musica/nick_cave_warren_ellis_0_390560953.html