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Una aproximación a unas (más que sorprendentes) declaraciones del compañero Pablo Iglesias

¿Errores o convicciones?

Fuentes: Rebelión

Principio nuclear desde el que está escrito esta nota: sea como sea, con todos los esfuerzos de los que seamos capaces (y somos capaces de muchas cosas), hay que mantener sosegada las casas o ámbitos de las izquierdas o, si se prefiere, de las gentes que intentan acabar o cuanto menos dar un buen golpe […]

Principio nuclear desde el que está escrito esta nota: sea como sea, con todos los esfuerzos de los que seamos capaces (y somos capaces de muchas cosas), hay que mantener sosegada las casas o ámbitos de las izquierdas o, si se prefiere, de las gentes que intentan acabar o cuanto menos dar un buen golpe al Régimen bipartidista, borbónico y neoliberal realmente existente. ¿Se infiere de lo anterior que el resto es entonces silencio acrítico respecto a comentarios y posiciones de colectivos y ciudadanos próximos? Creo que no. Podemos discutir con el máximo respeto explicando nuestras posiciones, convicciones y, sobre todo, nuestras dudas e incertidumbres.

Mi intento:

El jueves amaneció radiante en Barcelona. Una encuesta de El Periódico daba a «Catalunya en comú» (como Barcelona en comú, digamos, pero para las autonómicas) un excelente resultado en las elecciones catalanas -plebiscitarias en lenguaje nacionalista-independentista- del próximo 27S. Más de 30 diputados si no recuerdo mal, tocando «la llista del o amb el president».

Pero la alegría se torció al cabo de pocas horas. Dura poco en la casa de los pobres. Una entrevista a Pablo Iglesias, que está estos días en Barcelona, en Cataluña, aparecida en Público y Crític nos sorprendió y golpeó en la sien, hasta el punto de dejarnos sin habla el resto de la mañana. ¿Qué había pasado? ¿A qué venía ese tono? ¿Por qué esas afirmaciones? ¿Un mal día, un error, muchos errores juntos? ¿Acaso una mala trascripción? ¿Convicciones profundas no manifestadas así hasta el momento, con tanta claridad?

Veamos los motivos de nuestra sorpresa, también la de muchas más. La entrevista (cuya veracidad y exactitud presuponemos), se afirma en la edición que se publica simultáneamente en catalán y castellano, «pretende profundizar más en ideas políticas que en cuestiones urgentes». Como es larga, hacemos una selección de las tesis defendidas por Iglesias. No podemos comentar todos los temas. La lectora y el lector, con razón, no nos lo permitirían Antes de ello, recojamos una reflexión de su primera respuesta:

«[…] Podemos es un instrumento que ha nacido para presentarse a las generales, pero que tiene que encontrarse con actores de la sociedad civil y seguir trabajando en un tipo de relación y de accesibilidad con la gente muy especial. Tenemos que entender que hemos de actuar como un instrumento, de mucha gente, y yo tengo que ser no solamente el candidato de un partido, sino el candidato de mucha gente. También responde a un momento de madurez. Lo mejor que podemos hacer nosotros es abrir las puertas. Abrir las puertas y que entren».

Su posición general es conocida: «Hay un cierto fetichismo en la izquierda. Es que lo que tú estás planteando es de izquierdas, me dicen. Sí, ya. Sí, todo lo que nosotros decimos, a la izquierda le encanta. Pero para cambiar este país no basta con que a la izquierda le encante nuestro programa. No basta con que haya una identificación simbólica con la palabra «izquierda» y los símbolos de la izquierda. Hace falta una mayoría social que se identifique con tu discurso y con tus propuestas, y en esa mayoría social habrá muchos sectores que digan: lo de la izquierda no forma parte de mi identificación. Y eso es una cosa que de alguna manera hemos demostrado en este año. Hemos demostrado que con propuestas con las que la izquierda se sentía muy a gusto, pero con un discurso distinto y con unas formas distintas, se podía ganar, se podía desafiar al poder. Y eso implica hacer las cosas al contrario de cómo las hacía la izquierda».

Hasta aquí lo sabido. Sin duda sensato o muy razonable aunque pueda ser discutido y desde luego compartido.

Llegan ahora las turbulencias. Toma la palabra de nuevo Pablo Iglesias:

«Últimamente pongo un ejemplo sobre un periodista, un hombre de izquierdas, que en un artículo decía: es mentira, en España la gente no quiere un cambio, sino un recambio. La gente quiere Ciudadanos. Os vais a dar una hostia, Podemos, porque pensáis que os van a votar a vosotros. En realidad, lo que decía implícitamente es que los españoles prefieren a Ciudadanos antes que a Podemos. Esto lo decía antes de las elecciones autonómicas. Y al mismo tiempo decía, y yo, de Izquierda Unida. Claro, eso es muy revelador de lo que son algunos. Desprecian al país. Os avergonzáis de vuestro país y de vuestro pueblo. Consideráis que la gente es idiota, que ve televisión basura y que no sé qué y que vosotros sois muy cultos y os encanta recoceros en esa especie de cultura de la derrota. El típico izquierdista tristón, aburrido, amargado…, la lucidez del pesimismo. No se puede cambiar nada, aquí la gente es imbécil y va a votar a Ciudadanos, pero yo prefiero estar con mi 5%, mi bandera roja y mi no sé qué». Por si faltara algo Iglesias añade: «Me parece súper respetable, pero a mí dejadme en paz. Nosotros no queremos hacer eso. Queremos ganar. Preocúpate de otra cosa».

Aparte del «queremos ganar» y del a mi «dejadme en paz» que suena bastante raro, ¿quién tiene vergüenza de este país de países? ¿Quién considera idiota o imbécil a la gente, a sus hermanos, a sus compañeras, a sus amigas? ¿Nos encanta recocernos en la cultura de la derrota electoral y política? ¿Izquierdista, esa es la palabra que escribe o dice Pablo Iglesias? ¿Tristones, amargados, aburridos? ¿Prefieren estar con su 5% y su bandera roja?

¿Cabe hablar en estos términos? ¿Para qué? ¿Para golpear, para atacar, para comprender al otro? ¿El nuevo y afable lenguaje de la nueva forma de hacer política?

La cosa no se queda aquí. Iglesias, que se apellida como mi compañera por cierto, prosigue en el mismo o en tono peor si eso fuera posible: «Deja de estar tan preocupado con las cosas que nosotros hacemos y con lo que nosotros proponemos. Sigue viviendo en tu pesimismo existencial. Cuécete en tu salsa llena de estrellas rojas y de cosas, pero no te acerques, porque sois precisamente vosotros los responsables de que en este país no cambie nada. Sois unos cenizos. No quiero que cenizos políticos, que en 25 años han sido incapaces de hacer nada, no quiero que dirigentes políticos de IU, y yo trabajé para ellos, que son incapaces de leer la situación política del país, se acerquen a nosotros. Seguid en vuestra organización. Presentaos a las elecciones, pero dejadnos en paz. Habéis sido incapaces en muchísimos años de entender lo que estaba pasando, de hacer una lectura coherente. Quedaos en vuestro sitio. Podéis cantar la Internacional, tener vuestras estrellas rojas… yo no me voy a meter con eso. Es más. Hasta puede que vaya, porque a mí eso también me emociona y me gusta, pero no quiero hacer política con eso. Dejadnos vivir a los demás».

¡Podemos cantar la Internacional y tener nuestras estrellas rojas! ¡Vaya por Dios! ¿Son los símbolos de IU por cierto? Más allá de cantos y estrellas: pesimismo existencial (¿habrá pensando Pablo Iglesias el significado concreto de ese pesimismo existencial en gentes que militan en IU con pesimismo?), que nos cozamos en nuestra salsa de estrellas rojas, responsables, nos dice, de que en este país nada haya cambiado (debe ser desde un punto de vista de izquierda), gentes que en 25 años hemos sido incapaces de hacer nada… Gracias, muy amable, muy realista además. ¿Realista? ¿Eso es un buen diagnóstico? ¿No hay nada personal que dirían aquellos? Por cierto, ¿no habíamos quedado en que para PI Julio Anguita era todo un referente? ¿El, y sus compañeros de dirección, no están incluido en esos 25 años?

Pues nada. Todo esto es nuevo, muy nuevo. Un lenguaje, insisto, jamás usado en el seno de la izquierda y sistemas afines. Nada que ver con lo dicho y apuntado en otras ocasiones, nada que recuerde las descalificaciones de grupos estalinistas y próximos. Todo nuevo en este brillante sol como la lluvia en el triste abril.

Le preguntan luego por candidatos. Albano Dante le encanta y cree que Teresa Forcades sería una buena candidata. Pero, añade, «esa es mi opinión y creo que es bueno que en eso yo no me meta». No pasa nada, a mi me parece muy bien, pero… ¿no se ha metido ya? Se le insiste: «¿Y podrían ser candidatos de épocas anteriores de ICV-EUiA? ¿Joan Herrera, por ejemplo?».

O Joan Josep Nuet, responde. «Creo que tienen una enorme experiencia y que pueden aportar muchas cosas. Yo los conozco y creo que los dos son muy inteligentes y muy valiosos. Creo que es fundamental contar con cuadros con experiencia y no se puede despreciar eso, y mucho menos si vas a tener responsabilidades de gobierno. En Barcelona en Comú, yo estoy convencido de que la gente de Iniciativa, precisamente por la experiencia que tiene, tiene muchísimo que aportar, y cuando yo selecciono a los equipos que trabajan conmigo me gusta trabajar con gente que tiene experiencia política».

Hay mucha «yoidad» en ese fragmento y la cosa prosigue:

«Pero es verdad y creo que ellos lo reconocerían, porque son lobos viejos de la política, tanto Herrera como Nuet, que seguramente, en un momento como éste, el papel que ellos podrían tener no convendría que fuera muy protagónico, de cara a constituir la imagen de la candidatura. Si dices… Pablo Iglesias veta que estén en una lista… Ni muchísimo menos. Yo contaría con gente así políticamente, que también tendrán que demostrar dónde están. Si Nuet trabaja para la dirección de IU, no hay acuerdo posible. Eso lo tienen que entender. Si EUiA es la federación catalana de IU y actúa en tanto que federación y basándose en el proyecto político de Garzón, entonces no hay acuerdo posible con nosotros. Sí en tanto que fuerza política catalana, a través de Iniciativa».

No entro en las características políticas de Herrera y Nuet (que, desde luego, no son uno y lo mismo), pero en el caso del segundo (nunca he militado con el primero) si alguien tuviera que representar las viejas formas de hacer política que queremos superar, él es un firme candidato, un candidato excelente con premio asegurado (mi experiencia personal de activista de base engañado me lo confirma por activa, pasiva, a babor y a estribor).

Pero tanto da, yo soy la equivocada y resentida y Nuet es un ángel cernudiano con alma bendita. Lo importante es el razonamiento desplegado: si Nuet sigue formando parte de EUiA, entendida como federación catalana de IU (que no lo es, Iglesias debería saberlo), si trabaja para la dirección de IU (por cierto: ¿qué debe significar eso de que trabaja para la dirección de IU?, ¿será Nuet un agente del Madrid enrojecido?), entonces, si Nuet va junto a IU, ni un vaso de tinto de verano. Pero si Nuet se alía con ICV, en «tanto que fuerza política catalana», con él sal, risas, pimienta y una lectura de poemas de Kavafis. ¿Pero qué cree Iglesias que representa ICV en Cataluña en estos últimos años? ¿Conoce o le han informado de su papel institucional? ¿No sabe cómo han actuado en el Parlamento europeo por ejemplo?

¿Qué está haciendo en definitiva Iglesias? ¿Le está diciendo a Nuet que rompa completamente con IU, que se fusione, con las gentes que le sigan, con ICV y que tendrá luego algún cómodo cargo bajo el sol institucional? ¿Es eso? Pues suena a muy antiguo, a casi del Pleistoceno. No debe ser eso, de ninguna manera. No puede ser.

Los elogios no se acaban aquí, parece conocer la situación: «Hablo con Nuet desde hace años. Si la dirección de IU hubiera tenido a gente como Nuet, otra historia habría ocurrido en IU. Creo que es una persona inteligente y que entiende las cosas». Nuet, que suele emocionarse cuando escucha las proclamas non sense independentistas de Carme Forcadell, estará feliz al leer estas palabras. Pero, demostrando Nuet que no todas somos unas cenizas, él no lo es (Iglesias dixit), ¿Nuet no ha formado parte de la dirección de IU? ¿Dónde ha estado entonces cuando se ha ido de viaje a Madrid con frecuencia?

Hay más cosas: «Cayo no funcionaba así, no leía discursos. Funcionaba con fichas, papeles. No es lo mismo escribirle discursos a alguien que informes sobre cosas, y entonces él usaba algunas notas. Y nos hacía poco caso. Creo que se notaba». ¿Poco caso? ¿En qué se notaba? Y esta última. Con IU se le pregunta, ¿quedan opciones de un pacto previo a las elecciones españolas? La respuesta: «Ninguna. Cero. Fin de la cita. Cero. No hay manera de poner otro titular». Así de rotundo, cero, fin de cita, otro cero. Dicho esto, explica el porqué. «Es verdad que hay gente de buenas intenciones, gente de izquierda que dice, jo…, estáis siempre peleados en la izquierda, porqué no os unís y será más fácil ganar a la derecha. Todos los que dicen esto lo hacen con la mejor intención del mundo. Lo dicen de corazón… Dicen, jo…, imagínate, con Garzón, id juntos. Pero esto no sirve para ganar las elecciones. Un frente de izquierdas, el frente popular, a mucha gente le encantaría irse a la cama por la noche diciendo, caramba, febrero del 36, otra vez juntos. Eso es genial para ciertas ensoñaciones de algunas personas de izquierdas, pero electoralmente no funciona, no serviría… Eso es lo que querría la derecha, el PP, y el PSOE. El PSOE estaría encantado de decir mi rival es una coalición de partidos entre Podemos e Izquierda Unida… genial. Los medios de comunicación, que se supone que se ubican ahí… no paran de preguntar esa cosa. Cómo narices El País y El Mundo están tan preocupados con que nos unamos con IU y con la Unidad Popular. Es una cosa muy llamativa».

Resumen del argumento: porque esa unión convendría al adversario, es lo que quiere la derecha. ¿Sí? Bueno, pues será eso. Prosigue:

Izquierdistas de toda la vida, no gentes de izquierda, sino izquierdistas en el decir de Iglesias, «y amigos de la izquierda de siempre nos llaman la atención diciendo, qué mal estáis tratando a IU, porque no os unís con ellos… Con todo el respeto, lo que pensamos que se ha demostrado que funciona es la unidad de la gente. No la unidad de partidos. No acuerdos por arriba. No acuerdos entre élites. Una coalición de partidos pensamos que electoralmente no funcionaría. Otra cosa es que nuestra mano esté tendida a todos aquellos que vengan de muchos sitios. Yo encantado de que gente que viene de IU se incorpore a nuestro proyecto y trabaje. Una parte de los dirigentes de Podemos ha militado en el pasado en IU. Pero lo que nos están proponiendo, después de llevar un año diciendo que lo hemos hecho todo mal… si repasas, todo lo que ha dicho Alberto Garzón en el último año es que Podemos lo hacía mal. ¿Por qué te quieres presentar a unas elecciones con alguien que lo ha hecho todo mal? Porque os ha ido mal a vosotros en las autonómicas… Bueno pues entonces no tratéis de proyectar el problema que tenéis vosotros sobre nosotros».

A ver, a ver, la unidad popular, ¿no se puede tejer por la base y por arriba? ¿No ha sido así en el caso de Ahora Madrid o Barcelona en comú? ¿Qué Garzón ha criticado todo lo que ha dicho y hecho Podemos en estos últimos años? ¿Alguna referencia, alguna documentación por favor? ¿Y si invertimos la mirada? ¿Ha dicho Pablo Iglesias algo bueno de IU en estos dos o tres últimos años? ¿No hemos acertado en nada de nada? ¿Tan burros e idiotas somos a pesar de contar con gentes como Manolo Monereo y Julio Anguita a los que él parece admirar?

La cosa sigue:

«Todo lo que hemos hecho nosotros ha recibido críticas durísimas por parte de todas las izquierdas. Incluso en todos los periódicos de izquierdas. La cara en la papeleta, el discurso, todo estaba mal,… Al final los resultados van ubicando los nuevos terrenos».

No comento esto último, porque resultados ha habido muchos después de las elecciones europeas y a veces es bueno no ser tan gallito, pero la afirmación de Iglesias tiene una refutación simple: un diario y dos publicaciones semanal y mensual respectivamente que no han criticado apenas, más bien han elogiado, su formación, Podemos: rebelión, sin permiso y mientras tanto (que no suelen pasar ni una), por no hablar de Público y otros medios alternativos como Diagonal.

Tampoco este paso, me estoy alargando, debería olvidarse:

«En términos de escenarios electorales creo que básicamente hay dos posibilidades. Nosotros superamos al PSOE, siendo primera o segunda fuerza. No superamos al PSOE. Y esos son los grandes escenarios. El de Podemos más izquierdas soberanistas no da los números ni en broma. Ese escenario electoral no es un escenario de gobierno. El escenario de gobierno es, si nosotros tuviéramos que votar la investidura al Partido Socialista. Eso sería durísimo para nosotros y el escenario posterior a eso a mí no me gustaría vivirlo con una responsabilidad política como la que tengo ahora. O si el PSOE tuviera que elegir entre entregar el gobierno al PP o votarnos la investidura a nosotros. Esos creo que son los escenarios fundamentales».

De acuerdo, sería durísimo, pero ¿si fuera así? ¿No le gustaría vivirlo con una responsabilidad política como la que tiene ahora? ¿Qué significa eso? ¿Qué lo deja si no gana? Respecto a las izquierdas nacionalistas señala:

«Nosotros somos una fuerza política plurinacional. Entonces yo creo que las elecciones generales en Catalunya, partiendo de lo que para nosotros es innegociable y es que el logo y el nombre de Podemos esté en la papeleta en todos los colegios electorales de España, en Catalunya yo sí vería la posibilidad de que «Podem» tuviera después un guión y después de ese guión apareciera otra cosa, que pudiera agrupar a otros sectores tanto de la sociedad civil como a otros actores políticos. Yo eso no lo vería mal. Lo mismo en el País Valencià, con Compromís. Lo mismo en Galicia con sectores que tengan que ver con las mareas y con AGE. Si a ellos les interesa. Si a ellos no les interesa y entienden que quieren tener una representación propia e independiente de cualquier formación estatal, pues es una cosa perfectamente legítima».

Es decir, con las Mareas sí se puede; con AGE también; con Compromís por supuesto; con ICV o con Procés también como queda claro… pero con IU está prohibido. Manuel Sacristán, que militó como un cenizo en el PCE lleno de pesimismo existencial, Iglesias lo ha leído seguramente si ha leído a Gramsci, tenía una expresión para eso que no voy a recordar.

Con Bildu, Pablo Iglesias excluye esa posibilidad: «Por diferentes motivos. Creo que Bildu está haciendo un camino positivo, de normalización y de rechazo de la violencia, pero creo que para que se diera un nivel de empatía equivalente al que tenemos con otros sectores tendría que pasar mucho tiempo. No se dan las condiciones para eso» apunta Iglesias. No niego la racionalidad de esta consideración pero esa es su posición. IU lo ha dicho alguna vez y le han dicho de todo.

Por la noche, en la cadena del SER, que decía Vaverde irónicamente, Iglesias fue entrevistado sobre la entrevista por A. Barceló. Metió la pata en algún momento, él mismo lo reconoció, sobre el tema de las entrevistas y los entrevistadores y afirmó además que el tono usado en la conversación no era el mejor de los posibles. Bien, perfecto. No entendí, eso sí, que rectificara las tesis defendidas en sus respuestas. Habló de tono, de estilo, de dureza política, pero no de rectificación. Incluso aprovechó el momento para trazar una línea de demarcación, que no venía a cuento, entre los buenos y los malos de IU.

No es esta, la de la entrevista, la línea que debamos transitar en mi opinión. Ni en tonos ni en contenidos. Y, eso sí, toda la suerte del mundo a Podemos y al compañero Pablo Iglesias.