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¡Por fin Arnaldo Otegi en libertad!

Fuentes: Rebelión

Desde el pasado 1 de Marzo, por fin, el político y activista vasco Arnaldo Otegi se encuentra en libertad, después de haber cumplido condena por el llamado «Caso Bateragune», donde se planteó la actividad ilícita de Otegi en un supuesto proceso de reconstrucción de Batasuna y de la izquierda abertzale. Pero desde la izquierda transformadora […]

Desde el pasado 1 de Marzo, por fin, el político y activista vasco Arnaldo Otegi se encuentra en libertad, después de haber cumplido condena por el llamado «Caso Bateragune», donde se planteó la actividad ilícita de Otegi en un supuesto proceso de reconstrucción de Batasuna y de la izquierda abertzale. Pero desde la izquierda transformadora de este país, independentista o no, siempre hemos sabido que este proceso contra Otegi ha sido en realidad un proceso contra el pueblo vasco, un proceso para acallar las voces rebeldes, y las voces políticamente valiosas para intentar establecer cauces de diálogo y de salida pacífica al conflicto vasco. Tanto como los dirigentes de las clases y de los medios dominantes hablan de los «presos políticos» en países como Venezuela, tenemos que decir que aquí, en nuestro país, personas como Arnaldo Otegi sí que han sido auténticos presos políticos, al más puro estilo de una dictadura. Y aún hoy, habremos de continuar asistiendo a auténticos linchamientos mediáticos de figuras como Otegi, cuya única misión ha sido intentar establecer puentes y cauces para la salida del conflicto por vías pacíficas.

Pero frente a ello, como ya contábamos en este artículo de nuestro Blog, los gobiernos del Estado Español (esto es, la alternancia bipartidista PP-PSOE) se han encargado de hacer tabla rasa con todos los activistas políticos de la izquierda abertzale, aplicando la famosa teoría del ex juez Baltasar Garzón de que «todo es ETA», para intentar establecer un manto de ilegitimidad sobre establecimientos, asociaciones, movimientos, medios de comunicación, fuerzas políticas y líderes de la izquierda vasca. Hace ya varios años que no tenemos asesinatos de la banda armada en nuestro país, pero curiosamente, y en un ejercicio de irresponsabilidad y de revanchismo inédito (y único en ningún país del mundo), los resortes del poder no han volcado sus fuerzas en intentar establecer los protocolos y mecanismos encaminados a reforzar el proceso de paz, sino más bien todo lo contrario, a torpedearlo y entorpecerlo todo lo que han podido, y aún continúan haciéndolo. Y así, el guión del Gobierno del PP (y también el de las Asociaciones de Víctimas) no se ha movido un ápice, sosteniendo que no ha existido tal «conflicto vasco». Los hechos han demostrado que mientras el sector de la izquierda abertzale daba pasos a favor de la pacificación, el Gobierno ponía palos en las ruedas, no sólo negándose a reconocer a los actores y negociadores como tales, sino continuando en su política de hostigamiento, detenciones y juicios hacia todo lo que representara la izquierda vasca.

Dentro de este guión se enmarcó el encarcelamiento de una persona tan valiosa como Arnaldo Otegi, pieza esencial en la interlocución entre el Gobierno español y el mundo abertzale, que ha tenido que pagar un elevado precio, un precio muy caro por su labor, tratándosele como un vulgar delincuente. Los motivos últimos de tales estrategias por parte del Estado Español están bien claros: necesitan el victimismo de una sociedad como argumento para sus fines, necesitan una sociedad maltratada por un terrorismo etarra como excusa para justificar sus políticas, y como no lo han encontrado, se han encargado de continuar con sus políticas de hostigamiento, de revanchismo y de venganza. Curiosamente, y lo hemos podido comprobar en el reciente caso de los titiriteros en Madrid, se procesan hoy día muchos más delitos por supuesto «enaltecimiento del terrorismo» que cuando la banda armada practicaba sus asesinatos, secuestros y extorsiones. La consecuencia que podemos sacar de todo ello es que el Gobierno del PP no desea realmente la paz, ya que no demuestra ningún interés en ella. Cualquier otro gobierno hubiera reconocido y participado activamente en los múltiples foros nacionales e internacionales donde reconocidas personalidades del ámbito que nos ocupa han intentado analizar el conflicto, y ofrecer sus puntos de vista, y las posibles soluciones que se pueden plantear. Sin embargo, los dirigentes del PP nunca han salido de su ataque frontal a dichos foros, ridiculizándolos y negándose a participar, y ni siquiera a reconocer, la importancia de la organización de los mismos, y sus posibles avances de cara a la pacificación del conflicto.

En realidad todo ello obedece a una política que necesita el PP para subsistir, que no es otra que la que le permite continuar abrazado a la bandera del enemigo interno, un enemigo que le permitía conservar y reforzar su imagen de defensa a ultranza de una cierta visión de España, una visión retrógrada, reaccionaria y excluyente que se está volviendo a poner en entredicho con la fuerza del proceso soberanista en Catalunya. En el fondo, la pugna es por hacer prevalecer su visión unitaria y nacionalista de España, en contra del reconocimiento de nuestra realidad plurinacional. Bajo estos disfraces y moviendo estos fantasmas, en realidad el PP oculta su profunda naturaleza antidemocrática, antisocial y autoritaria, acercándonos a la concepción uniformizada de una España constitucional construida sobre los escombros de la derruida dictadura. Saben perfectamente que después de la pacificación del conflicto, lo que va a plantearse, al igual que en Catalunya, es el reconocimiento del derecho de autodeterminación del pueblo vasco, esto es, su derecho a decidir democráticamente su futuro, y esto es lo que les preocupa, pues hace peligrar su chiringuito de poder, y pone en grave riesgo de descomposición las estructuras y los puntales donde se asienta el régimen surgido de la Constitución de 1978. Con la libertad de Otegi, y el cese definitivo de la violencia, al bipartidismo se le genera un grave problema, en la medida en que ya deja de existir toda excusa para no abordar el amplio y auténtico debate, el debate de fondo, que no es otro que el reconocimiento del derecho a decidir para el pueblo vasco. ¡Ongi Etorri, Arnaldo!

Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es