El sábado 19 tenía lugar en Jaén una manifestación de apoyo a Andrés Bodalo, un activista jornalero condenado a 3 años de cárcel por una supuesta «agresión a la autoridad». Si la solicitud de amparo de su abogada no lo impide, el 29 entrará en prisión como resultado de una protesta pidiendo «peonadas» en el […]
El sábado 19 tenía lugar en Jaén una manifestación de apoyo a Andrés Bodalo, un activista jornalero condenado a 3 años de cárcel por una supuesta «agresión a la autoridad». Si la solicitud de amparo de su abogada no lo impide, el 29 entrará en prisión como resultado de una protesta pidiendo «peonadas» en el ayuntamiento de Jodar, pequeño pueblo jornalero de Jaén.
Unas 1500 personas acudimos a la convocatoria del SAT desde distintos sitios de Andalucía, con alguna representación de sindicalistas de Madrid y Valencia, y sobre todo compañeros y compañeras jornaleros de su pueblo y de otros de Andalucía. Poca presencia de cargos institucionales, salvo concejales de Jaén en Común, de IU de Jodar y varios parlamentarios de PODEMOS de Andalucía. Nada de grandes líderes. Tampoco de los «grandes sindicatos».
Al parecer la legislación vigente, la misma que marea la perdiz durante años a la corrupción más evidente hasta hacer «prescribir» los delitos, considera agresión las protestas más o menos acaloradas con condenas de hasta 3 años, como la del caso Bódalo. Y no sirvieron las pruebas gráficas de vídeos mostrando el intento de Andrés de calmar los ánimos exaltados, al parecer corroboradas por miembros de la guardia civil presentes. Sólo se tuvo en cuenta las declaraciones de la policía municipal, que ratificó las de su alcalde. Y, como para los pobres todo son desgracias, la procuradora no presentó a tiempo el recurso. Resultado: un jornalero con cuarenta años de actividad de defensa solidaria de los demás y padre de tres niños, condenado a pasar 3 años de cárcel por protestar.
Las múltiples intervenciones al final de la manifestación, de representantes del SAT, de la CGT,CNT, PODEMOS, IU, STPV-Intersindical Valenciana, la PAH, USTEA, Colectivo de Vallecas y algunos compañeros, fueron muestras de apoyo a la vez que de indignación y de compromiso en luchar por la justicia de verdad. Todas señalaban los verdaderos responsables, los poderes facticos que utilizan a los políticos y a los demás; evidenciaban las distintas varas de medir de una justicia que no sólo «está hecha para los roba gallinas» (como dice algún representante de organizaciones de jueces) sino contra los trabajadores dignos que no se resisten a las injusticias de un sistema al servicio de los que más tienen, esclavizando a las clases trabajadoras; explicaban con rabia que en Bódalo se castiga y se pretende acabar con el peligro de la resistencia popular, que él ha practicado tanto tiempo en los tajos y ahora incluso desde las instituciones; desenmascaraban al PSOE (al que pertenece el alcalde de Jódar) como agente principal de las políticas de desigualdad y marginación, aplicadas con métodos de derechas.
Pero me quedo sobre todo con dos intervenciones: la de un joven jornalero que hizo un llamamiento al «pueblo», que estos días acude en masa a las procesiones, a pensar más en su situación y organizarse para poder resistir y defenderse colectivamente, y estar en manifestaciones como esta, donde sin duda estaría Jesucristo y los cristianos de verdad; y la del propio Andrés Bódalo, presentando con orgullo su biografía de hijo y hermano de jornaleros y una vida de trabajador comprometido, gritando ante sus hijos y el público la dignidad de quién nunca ha robado nada y lo condenan por defender a los suyos de la injusticia, anunciando con fuerza que aunque pase por la cárcel seguirá con más fuerza la lucha por los derechos de los más desfavorecidos.
Durante el camino de vuelta dos reflexiones no dejaban de machacarme la cabeza:
– ¿Cómo es posible que la Justicia en un país desarrollado en el s.XXI sea tan ciega con los poderosos y persiga con tanta saña a las clases humildes?
– ¿Cómo una inmensa mayoría social puede permanecer indiferente y lejana ante situaciones como ésta, no sólo porque puede sucederle a cualquiera, sino por el mínimo sentimiento humano y de defensa de los derechos?
Espero que en esta semana haya margen para que la conciencia social corrija este despropósito legal.
José Antonio Naz Valverde es miembro del Frente Cívico y del Colectivo Prometeo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.