Hace unos años se ha popularizado una forma de compartir viaje y lo que este conlleva. Gentes diversas, muchas veces incluso desconocidas, que quieren ir a un mismo sitio se ponen de acuerdo para ir en un coche y compartir los gastos de viaje. Saben que comparten, por lo menos, un destino y que organizándose […]
Hace unos años se ha popularizado una forma de compartir viaje y lo que este conlleva.
Gentes diversas, muchas veces incluso desconocidas, que quieren ir a un mismo sitio se ponen de acuerdo para ir en un coche y compartir los gastos de viaje. Saben que comparten, por lo menos, un destino y que organizándose para ir juntos es mejor para todas las personas. Esto sería un «BlaBlaCar».
Algunas llegan así a su destino. Para otras personas el viaje no acaba ahí, sino que continúa, en otro BlablaCar, con sus amistades de toda la vida, con su coche particular, en transporte publico…
Y algo así va a ser el auto compartido de Unidos Podemos.
Como el propio BlablaCar, este transporte se ha extendido en un contexto determinado, un contexto de crisis, de recortes, de medidas excepcionales en una guerra social abiertamente declarada a la clase trabajadora y los sectores populares.
Y esto, no podemos perderlo de vista. Debemos situar cada propuesta en su contexto, ya que hay reseñables diferencias entre ahora y hace dos años o incluso respecto al 20D. Entre otras cuestiones,ha habido un proceso de clarificación ideológica (necesidad de tener proyectos y que sean claros, organización, vigencia y mantenimiento del apoyo a la izquierda, también la lucha popular en la calle, de la que se ha tomado consciencia del ciclo de parón desde hace dos años, apuntando reflexiones sobre la relación movimiento-instituciones y los limites -y potenciales- de estas últimas…)
Este contexto concreto, apunta a dos cuestiones. Una expresaría lo que quedó reflejado el 20D, una mayoría social que, en términos amplios, quiere un «cambio», quiere mostrar su rechazo especialmente a lo que encarnaría el gobierno del PP de estos últimos años: imposiciones, recortes, involución autoritaria, falta de proyectos que satisfagan las necesidades de la gente, sumisión a la troika, austericidio… y que a veces se ha resumido en «cambio de gobierno».
Dentro de este viaje habrá posturas meramente regeneracionistas, de reformas, también quienes compartiendo ese objetivo van mas allá, cuyo viaje continua hacia la segunda cuestión.
Y esta no es otra que el «cambio de régimen», los procesos constituyentes. Desde el análisis y convicción de que sin esto, sin ruptura democrática, no habrá una autentica solución a los problemas y necesidades de pueblos, trabajadores y mujeres.
No hay contradicción alguna, esa materialización de la búsqueda de un cambio de gobierno no solo genera condiciones favorables para la vida cotidiana de las personas, también para el Proceso/Procesos Constituyentes. Como en un tranvía o metro, solo hay una dirección – la ruptura democrática- pero hay varias paradas en las que bajar…o subirse!
Unidos Podemos como transporte común se sitúa de partida en lo primero, en esa posibilidad de dar expresión electoral a esa mayoría por el cambio y progresista.
Mas allá de que no se logre un «cambio de gobierno» (aquí no habrá un «gobierno a la portuguesa») si permitirá tener esa voz en el Parlamento, haciendo frente no solo a ese proyecto antisocial y antidemocrático que ha materializado el PP, sino al recrudecimiento de éste que es lo que nos viene por delante. Unidos Podemos tiene el deber de responder a las expectativas de las clases populares.
En nuestra opinión estamos asistiendo a una crisis gravísima, potencialmente terminal del régimen del 78. Pero este régimen zombie puede sobrevivir largos años, eso sí, generando cada vez mayores sufrimientos en la población.
En el Estado español, el eslabón más débil del capitalismo occidental, el régimen del 78 está agotado y solo nos ofrece sufrimiento y represión.
Este pacto por el cambio es necesario. Nuestros cálculos no son electorales, aun siendo conscientes de la importancia de estos, sino sociales, políticos e ideológicos. Por ello, apoyamos la coalición electoral. Unidos Podemos, así como un acuerdo político con las izquierdas de los pueblos. Todo ello con el objetivo de dinamizar los procesos constituyentes ya iniciados, con mayor o menor recorrido según qué pueblos, que por supuesto incluya el derecho a decidir.
En Unidos Podemos no hay «disolución y entrega de siglas», cada organización, cada partido mantenemos nuestro programa y proyecto, nuestra estrategia, como así incluso se comienza especificando en los 50 pasos de base programática. Tenemos que saber distinguir entre táctica y estrategia, así como guiarnos por la acertada combinación de «flexibilidad táctica, firmeza estratégica».
Seguimos siendo lo que somos -castellanistas, de izquierdas, feministas, antifascistas, internacionalistas… y sobre todo seguiremos haciendo y dedicándonos a lo que nos entregamos porque creemos que es la clave, el motor y garantía del cambio: la calle, el movimiento popular.
Para cocinar los procesos constituyentes requeriremos así de este trébede:
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La plataforma electoral Unidos Podemos. En la que confluimos varias fuerzas que estamos por el cambio, incluyendo a Unidad Popular, IU, Compromis, las confluencias y también Podemos (a pesar de las importantes diferencias ideológico-políticas que tenemos con estos).
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La articulación de un proceso de coordinación política con las fuerzas de las izquierdas de los pueblos.
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La dinamización de la lucha y la organización popular, sustrato imprescindible de cualquier proyecto serio de cambio.
Porque luchamos para ganar, nuestra apuesta está desde hace tiempo en esta línea de trabajo.
Los procesos soberanistas no podrán materializarse bajo el régimen del 78, es por ello que el cambio de régimen es una pieza imprescindible para que tales procesos vayan adelante. El cambio de régimen tampoco se podrá dar sin el empuje, sin el apoyo y sin la confluencia con los procesos soberanistas.
Algunas de las izquierdas de los pueblos van también en su BlaBlaCar, en el desarrollo de la acumulación de fuerzas en su marco propio, nacional. El BlaBlaCar del «proces» hacia la República Catalana (CUP, ERC, DyL, ANC, Omnium, Sumate…) el BlaBlaCar vasco del bloque soberanista (con la suma de la Izquierda Abertzale, EA, Aralar y Alternatiba).
Ahora nosotras seguimos avanzando en Castilla en una acumulación de fuerzas del bloque social y político progresista que hay nuestro pueblo.
Las condiciones para el cambio maduran. Hagamos unidad popular, hacia los procesos constituyentes porque unidos podemos.
Castilla, 16 de mayo de 2016
Elena Martínez, militante de Izquierda Castellana.
Fuente original: http://izca.net/index.php?option=com_content&view=article&id=12067:elena-martinez-militante-de-izquierda-castellana&catid=8:editorial