Recomiendo:
0

[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo del nacionalismo-secesionismo excluyente

Ada Colau y sus comunes (que no comuneros) en el país de las paradojas secesionistas, las inconsistencias lógicas y la política diseñada del atrapalotodo (y sin restos a poder ser)

Fuentes: Rebelión

En Cataluña, los nacionalistas que gobiernan la Generalitat están tensionando a la sociedad hasta conseguir romperla. Nunca había visto en mi país las actitudes supremacistas, sectarias y xenófobas ejecutadas por un gobierno, por su televisión pública, por su prensa amiga y por entidades privadas, como l’ANC. Estos elementos fomentan el odio a todo aquel que […]

En Cataluña, los nacionalistas que gobiernan la Generalitat están tensionando a la sociedad hasta conseguir romperla. Nunca había visto en mi país las actitudes supremacistas, sectarias y xenófobas ejecutadas por un gobierno, por su televisión pública, por su prensa amiga y por entidades privadas, como l’ANC. Estos elementos fomentan el odio a todo aquel que no siga sus consignas independentistas. Los puentes que tanto costó construir en los inicios de la democracia entre pueblos diferentes, se están demoliendo uno a uno por un nacionalismo tronado que no tiene ningún proyecto de futuro viable que no sea el de romper el país para satisfacer su ideología separatista.

Joan Boada (2016)

 

¡Qué estafa, qué inmensa estafa!… No, no, rectifico. Mejor empezar de otro modo.

Mientras en Prada de Conflent, la Universitat catalana d’estiu (de verano) ha convocado a la intelectualidad que le es afín a unas jornadas con el lema, que seguramente les suena -¡ con razón histórica!- mal o muy mal , «Una llengua per a un Estat» [1], yo pretendía aquilatar en esta sabatina la veracidad y ecuanimidad de la cita inicial, un pequeño fragmento de un artículo de alguien tan prudente y cuidadoso en su prosa y en la defensa de sus posiciones como Joan Boada. Pensaba recordar, para señalar y destacar que el profesor de Historia, ex de Interior, no anda muy errado, lo sucedido con la publicación de un ensayo sobre la figura de Carles Sentís y con la futura exposición del Born donde la rabieta nacionalista-secesionista en torno a la ubicación de una estatua del general golpista y asesino (¡en un espacio de memoria histórica!), una escultura realizada por un escultor catalán, no por ningún zafio español fascista, pasará con honores a la historia universal del disparate (léanse los tuits de intelectuales orgánicos del procés tan «notables e imprescindibles» como el ex cantante-empresario Lluís Llach o el escritor Quim Monzó. ¡Valen su peso en toneladas de sectarismo y en ganas de no querer entender y liarlo todo!). De hecho, y si se permite una nota en absoluto corvina, incluso en el obituario que Alfred Bosch ha escrito (El País, 23 de agosto de 2016, p. 44) sobre Jordi Carbonell tras el fallecimiento de este último, pueden verse gotas, por no decir caudalosos ríos, de ese sectarismo supremacista al que Boada hace referencia.

Pero lo real, como dirían Belén Gopegui y el Marx de la undécima tesis, se impone, y lo real, hoy por hoy, son las declaraciones de la alcaldesa de Barcelona sobre su participación en la Diada (secesionista) Nacional de Catalunya (Entre nosotros, ahora que no nos oye nadie y nadie puede tacharnos de botiflers o de cosas peores: ¿qué sentido tiene esa celebración? ¿Recordar la resistencia, las posiciones antiborbónicas de una parte de la ciudadanía de Barcelona, en coincidencia con otros territorios españoles, en una Cataluña en la que otros sectores sociales eran partidarios de los Borbones? ¿Hay que ubicarse en los avatares de una lucha dinástica de hace ahora más de tres siglos para celebrar el día de Cataluña? ¿Es sensato? ¿Desde qué perspectiva de sensatez si lo fuera? ¿Y si celebráramos como día nacional el 19 de julio, como viene proponiendo desde hace años el admirable activista y escritor federalista, Xavier Pardo, el día de la resistencia y victoria del movimiento ciudadano y popular (esta vez sí) contra el fascismo, un domingo de 1936?).

Volvamos al tema, una vez más. La información sobre la decisión de Colau y sus comunes a la que hacía antes referencia (de EFE y de El País):

«La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha asegurado hoy que acudirá a la movilización del 11 de septiembre convocada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. «Como alcaldesa, hay más motivos para estar que para no estar», ha afirmado Colau, que el año pasado rechazó participar en la manifestación como alcaldesa tras sugerir que se trataba de un acto partidista en vistas a las elecciones catalanas del 27-S. La edil también ha afirmado que no tiene «ninguna intención» de presentarse para presidir el Gobierno de la Generalitat en las próximas elecciones catalanas. A pesar de que, según ha afirmado, discrepa con la hoja de ruta independentista acordada por Junts pel Sí y la CUP, en una entrevista en el 3/24 se ha decantado por acudir a la movilización el próximo mes de septiembre. Según Colau, irá para «dar apoyo a las instituciones catalanas, especialmente después de la judicialización de la política que ha hecho el Gobierno español»… Preguntada sobre el nuevo partido de izquierdas que está impulsando para las próximas elecciones catalanas, Colau ha asegurado que «no tiene ninguna intención» de presentarse a la presidencia de la Generalitat y se ha comprometido a agotar su mandato de cuatro años al frente del Ayuntamiento de Barcelona».

Comentarios a algunos nudos de esta información:

1. En 2015, Ada Colau recibió en el Ayuntamiento barcelonés a las entonces líderes de las dos organizaciones convocantes de la manifestación secesionista, ANC y OC, cosa que, si no estoy equivocado, no ha ocurrido en el caso de ninguna otra manifestación ciudadana. No sólo eso: el primer teniente de alcalde del gobierno municipal asistió a la citada manifestación independentista. De este modo, lo de «rechazar participar en la manifestación» de 2015 es, cuanto menos, una formulación muy generosa. Directamente, sí; indirectamente, no.

1.1. Recordemos que las anteriores manifestaciones 11S, netamente secesionistas también, se presentaban y vendían como concentraciones ciudadanas a favor del «dret a decidir» que siempre ha sido más bien, como ha señalado un ilustre helenista gramsciano, «dret a dividir», una estrategia para dividirnos, para romper la unidad de las clases trabajadoras españolas y también de las clases trabajadoras catalanas (con réditos electorales para las fuerzas nacionalistas .Cat o .Es).

2. En cuanto a los motivos que no se explicitan -«hay más motivos para estar que para no estar»-, los señalados en otras informaciones recuerdan lo esgrimido por ella misma (¡y por otros dirigentes de izquierdas!) para participar en la jornada de agitación nacionalista del 9 de noviembre de 2014 y votar SÍ-Sí: las políticas del PP son peor que horribles y fuertemente antipopulares luego, por tanto, ¡viva la secesión y la ruptura de un demos común! La pregunta se impone: y de lo denunciado, de la crítica formulada que muchos compartimos, ¿se infiere el apoyo a la formación de un supuesto Estado propio o participar en una manifestación secesionista y fuertemente antiespañola? ¿Qué lógica ilógica permite una conclusión tan descabellada? ¿Qué tendrá que ver el concierto para clarinete mozartiano con la quinta derivada del logaritmo neperiano de x a la cuarta?

3. Parece razonable que la discrepancia con la hoja de ruta acordada por la CUP y Junts tendría que haberse concretado. ¿De que discrepa Ada Colau realmente? ¿De la hoja de ruta, de los pasos que se han acordado para conseguir la «secesión» o, cosa muy distinta, de la finalidad de fondo? Su distancia, ¿es asunto de procedimientos o de objetivos?

4. La presencia de Colau en representación del consistorio y de «Barcelona en comú» (¡dos tazas al precio de una!), implica, además y por si fuera poco, el apoyo implícito a las organizaciones convocantes que, de todos es sabido, son amigas íntimas del actual gobierno de Junts pel sí. Sus contactos con el poder son conocidos; cenan juntos en ocasiones. Es decir, no sólo es la CUP, una supuesta fuerza comunista radical e independentista de los Países Catalanes, quien apoya a un gobierno de marcadísima orientación neoliberal, sino que incluso la alcaldesa de Barcelona, una de las caras más visibles de lo que suele llamarse la «nueva izquierda» de significantes no precisados y a rellenar al gusto de cada cual, incluso ella, decía, con su presencia el próximo 11S, está apoyando al gobierno heredero del legado de Mas y Mas-Colell, un gobierno presidido, además, por un pujolista confeso. ¿Ustedes lo entienden? ¿Es una paradoja o una inconsistencia de tomo y lomo?

5. La defensa de las instituciones catalanas tampoco parece una posición-razonamiento indiscutible ni pertinente. Dependerá esa defensa de qué instituciones y, sobre todo, de las prácticas reales (no de las aparentes) de estas mismas instituciones. ¿Alguien duda de que el actual Parlamento de Catalunya hace lo que le viene en gana amparándose en un mayoría de escaños secesionista-nacionalista, fruto de una más que injusta ley electoral, que no se corresponde con una mayoría de votos? ¿Cómo puede permitirse, cómo podemos permitir que los diputados centren toda su actuación en la secesión, que venden como emancipadora, cuando no tienen mandato popular (Antonio Baños y David Fernández dixit) para ello? ¿No es, a todas luces, una inconmensurable estafa antidemocrática? ¿Hay que defender la actuación antidemocrática de una institución catalana, por el hecho de ser catalana? ¿Y desde que perspectiva que no sea nacionalista-secesionista se puede aceptar una norma así?

6. La derecha española, por lo demás, y sus tertulianos afines, deben estar que se salen. BenC representa, más o menos, el 18% de los diputados de Unidos Podemos. Pues bien: una fuerza, Unidos Podemos, que dice ser federal y que ha defendido abiertamente el federalismo en el conjunto de España, tiene en su interior una organización que acude y apoya manifestaciones secesionistas. Desde el punto de vista del ataque-liquidación del adversario, la derecha lo tiene mejor que Fernando VII cuando jugaba al billar. ¡Menudas tertulias que se avecinan!

7. Lo de judicialización de la política es otro cuento falsario. Si hay una institución que judialice todas sus actuaciones, asesorada por expertos con sueldo y sin recortes, esa institución es el Parlament de Cataluña. ¿O no es el caso? ¿Qué pasos da el Parlamento sin consultas jurídicas previas? ¿Se trata de jugar de nuevo con el dueto legalidad-legitimidad [2]? ¿Soñamos realmente con un país que cuente con instituciones que obren según su criterio propio, sin faldas y a lo loco, porque son ellas así de chulas y autosuficientes, y sin que nadie pueda darles un toque de atención?

8. Lo de no presentarse a la presidencia de la Generalitat, tal como han ido y van las cosas, más bien parece el anuncio de la proposición contraria. Esperemos.

9. Hay más. Lo último, un plan político en el que parece que Xavier Domènech puede ser figura central, es la construcción de una nueva izquierda en Cataluña que pase por la disolución de todas las fuerzas existentes (incluida Podemos .Cat según parece). Se ha llegado a apelar, disparate entre disparates, a la formación del PSUC en julio de 1936: ¡un nuevo PSUC para el siglo XXI! Las pretensiones parecen evidentes: intentar tragárselo todo (incluido probablemente el PSC); jugar, como se viene jugando, a la ambigüedad sobre el tema-monotema, y a triunfar, a acumular poder y más poder. ¡Son cuatro días y hemos consumidos o tres! Toda reflexión crítica es poca frente a estos planes, diseñados en laboratorios ad hoc, que no anuncian nada bueno ni incluso nada nuevo. Si la izquierda catalana queda en estas manos nacionalistas, Jonás no cumplirá 20 años en 2036.

Hasta hora tan sólo ICV y el cabeza de lista de CSQES han manifestado su posición crítica respecto al disparate (y traición político-electoral) que representa la presencia de Colau en la manifestación secesionista. No se sabe, hasta el momento, la posición de EUiA (cualquier cosa podemos esperarnos de don Nuet y sus fieles, no de las bases de la organizaciónuesto). Podemos .Cat, por boca de su secretario general, ya ha señalado que dirán algo a principios de septiembre pero no han manifestado crítica alguna a la decisión de la alcaldesa (aunque parezca raro o muy raro para los electores no catalanes, Podemos .Cat está dirigida actualmente por un colectivo fuertemente nacionalista y con puntas secesionistas que juega también a la ambigüedad calculada y a decir cosas distintas en lugares distintos. ¡Van de muy listos.. y de maquiavélicos!).

Lo dicho: qué estafa, qué inmensa estafa. ¿Dónde debemos pedir que nos devuelvan el voto? ¡Que hagan lo que les venga en gana, no nos representan! Les dimos nuestro voto no secesionista (no iban, dijeron, de ese rollo) y han hecho con él lo que suele hacer la derecha: se lo han comido con patatas, con un poco de pimentón y a su gusto. Cuando llegue el momento ya nos contarán otro cuento para convencernos. Pero…¡nunca más!

La pregunta que deben tener en mente: ¿por qué algunos somos tan idiotas y consiguen engañarnos una y cien veces más? No tengo respuesta. Lo siento.

Notas.

1) El titular periodístico del encuentro: «Una Catalunya independiente tendría que relegar la lengua castellana del sistema educativo y de los medios de educación y en ningún caso permitir que fuera oficial. Este es el mensaje repetido por los participantes en una mesa redonda de la Universitat Catalana d’Estiu (UCE) que se ha celebrado estos días en Prada de Conflent (França). La beligerancia de estas posiciones molestó incluso a los diputados Gabriel Rufián (ERC) y Eduardo Reyes (JxSí), que según el diario digital El Nacional abandonaron la sala». ¡Hasta Rufián y Reyes! ¿Pero qué pensaban en un país en el que el castellano, la lengua materna de más del 45% de la población, se considera lengua impropia? Más: «Rufián y Reyes son miembros de Súmate, plataforma de castellanohablantes independentistas. Junyent afirmó que la política lingüística que defiende Súmate sería la sentencia de muerte del catalán». Ni más ni menos. Los hechos, la actual situación del catalán, lo demuestran, es decir, refutan de la A a la Z la consideración de doña Carme Junyent. Pero eso, si lo pensamos bien, ¿a quién le importa?

2) Una sabatina próxima sobre este punto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.