«El cariño por los animales está tan estrechamente unido a la bondad del carácter, que puede afirmarse que todo aquél que es cruel con los animales no puede ser hombre bueno«(Arthur Schopenhauer) A vueltas con el maltrato animal, y concretamente con aquéllas manifestaciones y «festejos» populares con que cada verano los pueblos de esta España […]
(Arthur Schopenhauer)
A vueltas con el maltrato animal, y concretamente con aquéllas manifestaciones y «festejos» populares con que cada verano los pueblos de esta España profunda, inculta, atrasada y aberrante nos regalan, exponemos aquí, por enésima vez, la imperiosa y urgente necesidad de abolir estos crueles «espectáculos», que lo único que destilan es una utilización de estos animales para alimentar los más bajos instintos humanos (mejor no deberíamos catalogarlos ni siquiera de humanos), la más atroz crueldad, la más gratuita instrumentalización de estos seres vivos, para «divertir» a esta espantosa plebe que, por lo visto, sólo sabe hacerlo a costa del sufrimiento, la tortura y la muerte de estos inocentes animales. El caso que traemos esta vez como ejemplo son las becerradas de un pueblo manchego de la provincia de Toledo, Valmojado, donde, como puede comprobarse en el vídeo adjunto, del cual advertimos a los lectores de su extrema dureza, se despliega una intolerable crueldad hacia estos becerros. El enlace del cual extraemos la información original se sitúa en esta página del portal Yahoo!, pero ha sido también publicado en prácticamente la totalidad de las redes sociales, así como en el sitio web del Partido Animalista, PACMA.
En efecto, pocas veces se exhibe tanta crueldad en un espectáculo de estas características, porque se da la circunstancia añadida de que torean (por llamarlo de algún modo) a pequeños becerros, en torno a un año de edad, bebés que ni siquiera han sido destetados de sus madres, a los que apenas les han crecido los cuernos, y que incluso tienen dificultad para correr con soltura y mantenerse en pie. Los torean, con tropezones de estos bebés incluidos, dada como decimos su tierna infancia, les clavan banderillas hasta que quedan extenuados, contemplan con absoluta frialdad y con júbilo incomprensible y despiadado las bocanadas de sangre que vomitan estos pequeños becerros, y al final los atraviesan con estoques y los apuntillan, cuando están ya en el suelo prácticamente muertos. Pero antes, los han martirizado, hasta que los pobres bebés becerros, exhaustos y agotados, destrozados y desangrados por las heridas, se derrumban. El «espectáculo» es bochornoso, patético, espeluznante, grotesco, despiadado, inconcebible e injustificable desde cualquier punto de vista. Destila una crueldad sin límites, y una carencia absoluta de escrúpulos. En fin, una lamentable actividad, digna de los más perversos seres, que se divierten con el sufrimiento de pequeños bebés que no sólo no pueden defenderse, sino que ni siquieran están en la edad adulta como para resistir mínimamente tanto calvario. Es la máxima expresión de la barbarie concentrada como festejo popular, es la indeseable plebe practicando un sufrimiento atroz a seres vivos indefensos e inocentes, para júbilo del personal más abyecto e inhumano. Y ante las acusaciones por parte del Ayuntamiento de Valmojado de que PACMA había manipulado el vídeo de sus becerradas, en su sitio web se ha publicado el vídeo íntegro de la grabación, más duro aún si cabe.
Y nosotros volvemos a preguntarnos…¿Hasta cuándo vamos a tener que continuar soportando tanta barbarie popular? ¿Seguimos tolerándolo años tras año como si no pasara nada? ¿Todo vale en defensa de estas aberrantes «tradiciones populares»? ¿Y nosotros somos los seres «inteligentes» y avanzados del reino animal? ¿Es esta la expresión de nuestra inteligencia y de nuestra superioridad? ¿Es que alguien ha visto alguna vez a cualquier otra especie animal tratar al ser humano de la forma déspota, cruel y aberrante con la que nosotros los tratamos a ellos? A tenor de estas delirantes «celebraciones», se explica cómo es posible que estemos acabando con el planeta, porque en el fondo, no nos importa un pimiento el entorno que nos rodea, sean otros seres vivos, o sean los ecosistemas naturales que permiten la vida de todos en este mundo. Este mundo cruel y espantoso que habitamos, pero no porque sea cruel y espantoso en sí mismo (más bien al contrario, es un mundo repleto de belleza, de diversidad, de equilibrios, de armonía), sino porque somos nosotros quienes lo convertimos en un estercolero, en un lugar despreciable, con nuestras propias prácticas. Desde el punto y hora en que no somos capaces de desplegar cariño, humanidad, comprensión y respeto por el resto de los animales, nos convertimos en lo que realmente somos: auténticos monstruos que pululamos por este planeta, cuyos habitantes (ni incluso el mismo planeta) no nos importan nada. Nos hemos convertido en seres abominables y vandálicos, y en estos «festejos» populares lo expresamos hasta sus últimas consecuencias.
Si la evolución y el desarrollo cultural de una sociedad puede medirse en cómo trata a sus animales, está claro en qué estadío estamos. Somos un país intolerante, inculto e irrespetuoso con lo que nos rodea, que elegimos a representantes políticos que continúan permitiendo que se celebren estas barbaridades cada verano, en las plazas y calles de nuestros pueblos. Hasta que no seamos capaces de erradicar definitivamente como sociedad toda manifestación vejatoria hacia cualquier ser vivo, hasta que no entendamos la necesidad de cultivar el respeto y garantizar la debida dignidad a todas las personas y todos los animales, no seremos realmente una sociedad culta y avanzada. Hasta entonces no seremos una sociedad madura y civilizada. Hay que acabar, pues, con estos asquerosos festejos populares, hay que prohibir expresamente cualquier manifestación, espectáculo o demostración pública de maltrato, sufrimiento, tortura, uso o abuso animal, ya sea amparada en fines lúdicos, comerciales, publicitarios, o en nombre de esas bárbaras «tradiciones populares». Hasta entonces seguiremos denunciando, sin parar, todas las que aún se celebran. Seguiremos intentando boicotearlas e impedirlas. Seguiremos en la lucha hacia un mundo de respeto integral hacia los animales. Hemos de establecer el gran objetivo de acabar con esta lacra que ensombrece la imagen de nuestro país. Por ello, PACMA ha convocado una gigantesca manifestación para el próximo día 10 de septiembre, con motivo de presionar para que nuestros políticos tomen por fin la decisión de abolir estos crueles festejos con los animales. Convocamos a ella a todos los lectores. ¡¡NO A LAS BECERRADAS!! ¡¡NO A LOS FESTEJOS POPULARES CON ANIMALES!! ¡¡LA TORTURA NO ES CULTURA!!
Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.
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