Las asociaciones de manteros y los colectivos solidarios responden al plan policial que pretende expulsar del centro de Madrid a trabajadores de la manta. Los colectivos de apoyo a manteros y sin papeles de Madrid se reunieron el lunes por la tarde para evaluar la decisión del Ayuntamiento de respaldar el plan de la Policía […]
Las asociaciones de manteros y los colectivos solidarios responden al plan policial que pretende expulsar del centro de Madrid a trabajadores de la manta.
Los colectivos de apoyo a manteros y sin papeles de Madrid se reunieron el lunes por la tarde para evaluar la decisión del Ayuntamiento de respaldar el plan de la Policía Municipal para «limpiar» el distrito centro de Madrid de venta ambulante ilegal.
Representantes de la Asociación Sin Papeles de Madrid (ASPM), SOS Racismo, Red Interlavapiés, Migrapiés, Red Lavapiés y Cerremos Cies han mostrado su enfado ante la posición del Ayuntamiento, y rechazan los argumentos que dio el director de la Policía Municipal, Andrés Serrano, encargado de presentar el operativo, e incluso el hecho de que el Ayuntamiento «no da la cara como tal y mande como representante a un mando policial», según declara Maite Zabalza, de la ASPM.
Ayer, desde las 12.30, varios de los colectivos que trabajando con el tema de migración fueron invitados a una mesa redonda en la Cadena Ser junto a representantes del Ayuntamiento y comerciantes. También participaron miembros del Sindicato de Manteros de Barcelona: «Pusimos como condición que también se contara con ellos para que se viera que éste no es un problema local», explica Zabalza.
Los colectivos de apoyo a migrantes denuncian que la campaña de presión sobre los manteros es anterior a la presentación por parte de la Policía Municipal en El Mundo -y después por parte de Serrano en rueda de prensa- del operativo contra la venta ambulante. Tal y como explica la propia Policía, el número de intervenciones ha caído un 23% respecto a los primeros seis meses de 2016.
Como es habitual en Madrid, la oposición del PP ha olido la sangre y ha acusado al Gobierno de Ahora Madrid de «blando» ante lo que los populares consideran un problema de primer orden. En junio, Esperanza Aguirre daba un titular a ABC que volvía a enfrentar a comerciantes con manteros. Para la expresidenta de la Comunidad «es mejor ser okupa, mantero, vendedor ambulante o hacer botellón en el centro de Madrid» antes que tener una terraza comercial.
«No hay ninguna guerra entre comerciantes y manteros, y no queremos que hagan que la haya», continúa la portavoz de la ASPM. Según estos grupos, la cantidad vendida y el destino de esas ventas no justifica que se pueda hablar de una gran competencia a los comercios tradicionales y se recuerda que el motivo de las ventas no es el lucro sino la mera supervivencia. El problema, para Zabalza, no es el enfrentamiento con los comerciantes sino que «el problema es que están jugando con la vida de los manteros».
En declaraciones a la Ser, el concejal del Área de Gobierno de Salud, Seguridad y Emergencias, Javier Barbero, ha asegurado el plan se pondrá en marcha durante el próximo trimestre y que se está investigando la posible presencia de mafias, aunque no ha especificado si se ha detectado la presencia de éstas en relación con los trabajadores del top manta. El Ayuntamiento niega que el operativo sea contra los manteros e insiste en que el operativo se dirige contra la actividad de la venta.
La portavoz de la ASPM niega la existencia de mafias que sometan a trabajo esclavo a los manteros. Desde la ASPM señalan que las personas que venden en la calle compran los bolsos u otras mercancías «en comercios y con factura y pagando IVA. Cuando quieran les llevamos a los locales donde compran los bolsos».
Los manteros son personas que han participado en el proceso de primarias, que participan en el desarrollo del plan integral de Seguridad. Son personas trabajadoras que entregan currículums todos los días y con problemas de inserción, pero a causa del racismo entre otros factores, no porque se trate, de manera general, de víctimas de mafia», concluye Maite Zabalza.