Este veinte de septiembre Doris habría cumplido sesenta y cinco años. Ella estaba cargada de proyectos para los próximos tiempos, lo habitual en una persona de esa edad: ver acabar la carrera de medicina de nuestra hija Elena, eso lo pudo disfrutar; conocer a sus niet@s, ello ya no fue posible; seguir aportando todo lo […]
Este veinte de septiembre Doris habría cumplido sesenta y cinco años. Ella estaba cargada de proyectos para los próximos tiempos, lo habitual en una persona de esa edad: ver acabar la carrera de medicina de nuestra hija Elena, eso lo pudo disfrutar; conocer a sus niet@s, ello ya no fue posible; seguir aportando todo lo que estaba a su alcance para conseguir un auténtico cambio a favor de la democracia y de la justicia social, es decir un cambio de Régimen; y vivir en el sentido pleno de la expresión la tercera etapa de su vida. La enfermedad y la muerte prematura condicionaron de forma severa esos proyectos, pues, aunque no los impidieron totalmente, tuvieron que realizarse de otra manera -digamos, concentrados en los casi doce meses que consiguió de vida en la lucha contra el cáncer-.
Doris conoció la existencia de su enfermedad en agosto de 2015. Supo que era un problema grave pero que había tratamiento y posibilidades de que éste fuera curativo. Su mente y su ánimo se pusieron radicalmente en esa posición de hacer todo lo posible para vencer al cáncer, pero sin abandonar -¡todo lo contrario!- las actividades relacionadas con su compromiso social y político. La campaña y precampaña del 20 de diciembre de 2015 coincidieron en una buena parte con la fase del tratamiento de quimio previo a la intervención quirúrgica. Creo no equivocarme al decir que Doris tuvo momentos de gran satisfacción durante esos meses, por cuestiones de su propia vida y por cuestiones relacionadas con la campaña de Unidad Popular, proyecto del que tenía una altísima valoración.
Doris fue un auténtico lujo del que pudimos disfrutar como compañer@s de lucha durante muchos años, y en mi caso como compañera de vida, aunque muchos menos de los que nos hubiera gustado. Murió prematuramente a causa de un cáncer especialmente agresivo y este hecho me lleva a realizar una reflexión.
En los últimos años observamos que la incidencia del cáncer en la población en general ha aumentado de forma dramática, aunque la epidemiología, herramienta científica para analizar tal cuestión, no esté realizando su tarea, entre otras cuestiones porque la administración evita que se investiguen y se conozcan datos que consideran que políticamente les pueden perjudicar; pero junto a ese aumento general se puede comprobar como esta enfermedad en sus variantes más virulentas ha afectado a personas que jugaban un papel significativo en la lucha popular.
Es conocido que entre los factores que facilitan el desarrollo de las enfermedades tumorales está el estrés severo. Doris en los 13 meses anteriores a la aparición de su enfermedad, que se sabía que era inexistente previamente porque había sido sometida a estudios por otras patologías menores que así lo demostraban, fue maltratada física y anímicamente de forma reiterada por algunas fuerzas del Ministerio del Interior que dirige el corrupto y criminal señor Fernandez Díaz, y su entonces Delegada en Madrid, la señora Cifuentes. Recordemos algunos episodios significativos: Cargas policiales durante la convención nacional del PP en Valladolid (2 de febrero de 2014); Coronación de Felipe Borbón (19 de junio de 2014); Detención y brutal apaleamiento en Madrid (4 de octubre de 2014).
Además del maltrato directo en la calle, se le abrieron diversos expedientes administrativos, con propuestas de sanciones económicas, que por cierto fue ganando sucesivamente; también un proceso penal con petición de varios años de cárcel por los hechos del 4 de octubre en Madrid que aún está en fase sumarial y en el que está representada por el despacho de Baltasar Garzón. Este caso tiene una doble vertiente: la denuncia de la policía hacia Doris, hacia otra compañera y hacia mí mismo por una parte, y la denuncia de Doris -también la mía- hacia la policía por agresiones y detención ilegal.
Pues bien, el propio despacho de Garzón nos solicitó que aportáramos bibliografía científica para documentar la potencialidad de los malos tratos continuados hacia Doris por parte de los sectores policiales al servicio del Gobierno del PP en el desarrollo de su enfermedad, cosa que por supuesto haremos. Doris estaba plenamente de acuerdo en tal cuestión.
En cualquier caso, al margen del resultado final del procedimiento penal del que tampoco esperamos grandes cosas, quiero reafirmar en mi nombre y en el conjunto de la familia comunera que la vida de Doris como activista seguirá en cada un@ de nosotr@s hasta la victoria. Teníamos muchos motivos para seguir luchando, pero honrar su memoria es uno más y desde luego importante.
Muchas de las luchas en las que Doris participó acabaron en victorias : en el terreno sindical (SADA, la lucha contra el despido de PPG…), en el terreno social (la defensa de l@s afectad@s por el aceite de colza envenenado, contra el narcotráfico en Pajarillos, contra los desahucios…), por unas fiestas populares (San Juan en las Moreras), por un Villalar Comunero, por la desaparición de la simbología franquista en nuestras calles y plazas…
Ahora tenemos pendiente una victoria global por la democracia y la justicia social que pasa necesariamente por la destitución del Régimen del 78 y la apertura de procesos constituyentes que materialicen el derecho a decidir en su concepción más amplia: sobre la forma de Estado (Monarquía o República); sobre la relación de los Pueblos del Estado con éste; sobre la ubicación internacional del Estado español; sobre la organización territorial de Castilla… Esa batalla global también es posible ganarla, pero para ello hace falta que nos lo creamos y que acabemos con el complejo de que el poder constituido se va a reproducir de forma inevitable indefinidamente; y segundo, que tengamos la inteligencia, el tesón y la valentía para afrontar tal batalla. El ejemplo de Doris seguro que nos servirá de inspiración.
El sábado 15 de octubre a las 19h en el Teatro Carrión de Valladolid se realizará un homenaje a Doris Benegas, que será también un homenaje general al activismo y el compromiso social en esta ciudad, porque la lucha en la calle, el activismo, es condición necesaria, aunque no suficiente, para afrontar con garantías de éxito cualquier batalla social o política. Para organizar ese acto se ha constituido un asamblea en Valladolid en la que participan la mayoría de las plataformas sociales de la ciudad, organizaciones feministas, sindicatos de clase, organizaciones juveniles y políticas de izquierdas así como personas a título individual.
El día 15 y los días previos en las actividades que están previstas, veremos los resultados del trabajo de esta asamblea, pero hay algo que podemos decir ya, a Doris le daría una gran alegría la dinámica unitaria, inclusiva, que este acto ha generado en la ciudad y que tan necesario es para el futuro
Luis Ocampo, militante comunero
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