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Procesando el Procés

Políticos al borde de un ataque de nervios

Fuentes: Ctxt

Políticos al borde de un ataque de nervios Creo, en fin, que ya se puede empezar a hacer cachondeo con el Procés. Ese manojo de nervios. Una parte de la sociedad catalana, alejada del PP o del PSOE, ya lo hace. Relaja. LAS INSTITUCIONES Y SUS CADÁVERES. Acto solemne en el Pati dels Taronjers. El […]

Políticos al borde de un ataque de nervios Creo, en fin, que ya se puede empezar a hacer cachondeo con el Procés. Ese manojo de nervios. Una parte de la sociedad catalana, alejada del PP o del PSOE, ya lo hace. Relaja.

LAS INSTITUCIONES Y SUS CADÁVERES. Acto solemne en el Pati dels Taronjers. El Pati dels etc es, como su nombre indica, un patio con naranjos. Por el mismo precio, es la zona de transición entre el Palau de la Gene gótico y el renacentista. El solar, por cierto, fue adquirido cuando el cáñamo a un judío –la Gene, en fin, está edificada en pleno call / barrio judío– que, por cierto, aún está esperando que le paguen lo que le dijeron los de la Gene. Esta bella parábola nos explica, hermanos, que debajo de toda institución siempre hay un cadáver. En Europa, ahora que lo pienso, suele ser el de un judío. Anyway. Está a punto de empezar un acto solemne en el que la cosa Govern emitirá una declaración solemne. Como ven, todo es muy solemne. Las últimas horas, no obstante, no lo han sido tanto. No se lo pierdan.

-NERVIOSISMO DE SOLEMNIDAD. Los primeros en recibir la convocatoria del día fueron los corresponsales extranjeros. En lo que es un indicio del nerviosismo, recibieron dos. Las primera convocaba a una rueda de prensa. A las pocas horas recibieron la cancelación de la rueda de prensa, y su substitución por, sic, una «declaración institucional». Una declaración institucional es como, lo dicho, mucho más solemne. Pero, además, no implica preguntas de la prensa, sino que las descarta. Evitar preguntas es un indicativo de nerviosismo. Más datos sobre el nerviosismo. CDC/PDeCAT, tan sólo 24 horas antes de que el Govern empezara a emitir convocatorias como un poseso, vivía una cosa que nunca había vivido. Una escisión. Con todas las letras.

La escisión es culpa de la cosa Germà Gordó. Sinopsis: exgerente de CDC, Secretari de Govern con Mas –2010-12– que posteriormente y, glups, por lo que fuera, fue ascendido a parlamentari / aforado y Conseller en el interín 2012-15. Ha sido imputado, o como lo llamen esta mañana a primera hora, en el Caso 3%; el Caso 3% es la monda; podría demostrar una corrupción de CDC posterior a Pujol, es decir, plenamente Mas y muy próxima estéticamente al Procés y a la creación del PDeCAT. Bueno, el tema es que Gordó, después de ser invitado por algunos líderes del PDeCAT a pirarse, lo ha hecho. Pero no del todo. No renuncia a su acta de diputado y, parece ser, puede crear un nuevo partido. Un partido catalanista –o indepe; yo ya me pierdo–, que reivindique una CDC no raptada por ERC, como dicen ellos. Eso de que ERC le de por raptar algo es, por lo demás, filológicamente improbable, pues ERC carece, incluso, de raptos de sinceridad. El cisma Gordó ya se ha engrosado con algún cuadro. Y, me dicen, se irá engrosando con más, paulatinamente. Lo que acrecienta el nerviosismo aludido.

Más nerviosismo: la cosa Procés carece de verticalidad cachas. En la primera edición, Mas cortaba el bacalao. Ahora parece que hay más jefes que indios, lo que dificulta la comunicación corporativa. Es decir, la propaganda. PDeCAT son varios sectores. El más animado a tirar por la cosa referéndum es el sector PDeCAT más alejado de PDeCAT. Es decir, el Presi Puigdemont, que no vende una escoba dentro del partido. Los nervios aumentan también porque estamos al final del tercer acto, y lo más caliente está en la nevera. A las dudas internas sobre la cosa referéndum –resumen: cuanto más profesionales y cercanos a sus aparatos, los políticos procesistas parecen ser menos proclives a un referéndum unilateral/la inhabilitación/el ERE/pérdida de la segunda residencia–, se suma el nerviosismo de que no hay plan B. Ni A. Es decir, que detrás de la palabra referéndum no existe la logística, la organización, el trabajo realizado para un referéndum. A todos esos nerviosismos se les ha sumado uno nuevo que, alehop, les explico en el siguiente párrafo.

-SOCORRO. La Gene, en lo que quizás es su primer acto de decisión desde que empezó la cosa Procés, me ha negado el acceso al acto. Si bien en la Gene, como en otros gobiernos del Sur –el Español sería, en ese sentido, otro adelantado a su época–, se están viviendo momentos de pasión turca, supongo que esta metedura de pata se debe solo a los nervios. En momentos de nerviosismo es, en fin, cuando se producen los lapsus, que decía Lacan, y uno llama mamá a su novia, o mamón a un periodista. La Gene, por cierto, admitió a CTXT como animal de compañía el 8 de junio a las tantas de la noche, hora en la que la compi que atendía el mail ya no estaba en modo Clark Kent, sino en modo Súper-Woman y a su merecida bola. Nos enteramos de la amnistía a las 9.30 de hoy, por lo que no he ido a cubrir un acto que tenía que empezar a esa hora –ha empezado una hora después, lo que es otro indicativo de nervios–.

Anuncio de la fecha y la pregunta del referéndum por Puigdemont.

Meditaciones. A) Es importante que la negativa –exótica, importante, inquietante; un antes y un después en la política comunicativa oficial de la Gene– fuera porque no se me consideró periodista, sino opinador. Es decir, el Govern, convertido en crítico literario, establecía qué era género periodístico y qué no. Es importante saber también que B), ese rol de crítico literario, antes de 2011, lo realizaban los intelectuales orgánicos/palmeros, que eran los encargados de alejarte del canon cultural y la normalidad. Es decir, C), que la cosa propagandística está chuchurría. También es importante saber que en las redes hubo un debate al respecto. Me permito resumirlo. Unos opinaban que Catalunya era una cultura progresista y democrática, mientras otros opinaban que España era una cultura progresista y democrática –les animo, ya que estoy, a desconfiar de ambas escuelas de pensamiento-. Pero también hubo un franco diálogo, o apoyo incluso a mi persona, por parte de indepes y no indepes, que entendían que este era, D), un problema de derechos, no de trincheras. Lo que relativiza las trincheras y depura los derechos. Y apunta a que, cuando la cosa Procés acabe, nos, E), tendremos que poner de acuerdo personas con ideas parecidas sobre los derechos, para hacer algo con este tema, si no queremos que sea una baza electoral para los próximos 40 años. La mala noticia fue que los primeros periodistas en reaccionar ante un abuso de poder sobre la prensa fueron, mayormente y como siempre, snif, los F) corresponsales extranjeros, más alejados de la cultura local. Es decir, de las trincheras esas. Rayos, escucho por la radio que el acto empieza.

Estoy en una terraza, fumando y escuchando la radio. Empieza a hablar Junqueras. Como que no lo veo, y como venganza, me los imagino a todos en bikini. Junqueras, por cierto, gasta una sensual 95 copa D.

-LA COSA. Estoy en una terraza, fumando y escuchando la radio. Empieza a hablar Junqueras. Como que no lo veo, y como venganza, me los imagino a todos en bikini. Junqueras, por cierto, gasta una sensual 95 copa D. Me pongo nervioso con la imagen, de manera que le digo mamá a la camarera. El rol, solemne, de Junqueras, parece ser dotar al acto del sentido de ser la culminación a un proceso de agresión por parte del Gobierno. Trae a colación conceptos como Operación Catalunya —en verdad impresionante; no se pierdan cómo han dibujado esa ausencia de poderes los compis de Público-. Puigdemont, a su vez, parece optar por explicar el acto como una culminación de un proceso de negación del diálogo por parte del Estado, iniciado hace 7 años, con la sentencia del Estatut. Explica –importante– que han buscado el diálogo -es decir, que aún lo buscan-. Explica que este acto es también la culminación de un mandato de las urnas que el Govern se comprometió a aplicar –algo no del todo cierto; se presentaron a las elecciones con el llenapistas de una DUI/Declaració D’Independència Unilateral; no se atrevieron a hacerla, por lo que apostaron por un referéndum, un indicio de que tampoco va en serio–. Comunica la fecha del referéndum, la pregunta. Comunica que será un referéndum vinculante. Comunica que el «Govern oferirà totes les garanties» democráticas para ese referéndum. Y finaliza con una defensa «del dret de les persones a decidir el futur del seu país. Visca Catalunya!». Bueno. Fecha. Pregunta. Referéndum vinculante. La emisora que escucho, pública, está tirando cohetes. Vivimos, por fin, el hecho determinante en este Prócés gubernamental que, desde 2012, no había emitido ningún hecho determinante. La pregunta, en este acto sin preguntas, es decir, copado por el nerviosismo, es si eso es así.

-¿ESO ES ASÍ? Pues no. O, al menos, aún no. Es un aún-no que, por otra parte –y esto puede ser otro indicio– ya dura 5 años. El acto de hoy no pasa, así, de ser una declaración verbal. Carece de consecuencias jurídicas. No ha habido emisión de ley. Y, por tanto, de desobediencia. Sí, se ha emitido una pregunta –buena, nítida, clara, sexy, sin ambigüedad: «Quiere que Catalunya sea un Estado independiente en forma de República»– que, si esto es en verdad una petición de diálogo con el Estado, puede cambiar por otra más de la escuela Processista. Sí se ha emitido una fecha. No está muy alejada de la que prometieron –prometieron que sería en septiembre; es en octubre; puede ser otro indicio de que van a volver a apurar el vaso todo lo que puedan–, pero que en caso de diálogo –improbable con un Gobierno que ha elegido la vía penal como solución a un problema político-, siempre puede ser cambiada. Vamos, que todo lo dicho necesita verificación y espera, la palabra mágica del Procés.

Sigue siendo dudoso que el referéndum se haga. Por dos razones. Razón a) el Gobierno –vía penal para solucionar un problema etc– acabará pagándolo caro-. Razón B) el Govern.

Sigue siendo dudoso que el referéndum se haga. Por dos razones. Razón a) el Gobierno –vía penal para solucionar un problema etc– acabará pagándolo caro-. Razón B) el Govern. Si verdaderamente estuviera por un referéndum efectivo, se hubiera inhabilitado hoy mismo. O ayer. O hace meses. No lo ha hecho. Es dudoso –sumamente– que pueda organizar, por otra parte, un referéndum que carece de todos sus ingredientes. El Govern está haciendo una batalla propagandística con las urnas. La consellera del ramo –hija de un fundador de CDC y, actualmente, Presi de CDC, que aún no se ha disuelto–, es poco probable que se juegue irse al trullo por eso. Por otra parte, las urnas es lo de menos en un referéndum. Se puede introducir el voto en una caja de zapatos. Pero no sin censo y otros cacharros. Falta, por ejemplo, la Junta Electoral. No es moco de pavo. Integra funcionarios king-size, como jueces, notarios, registradores, secretarios municipales. Para el referéndum, calcula Dani Cordero, de El País Cataluña, se necesitan de 4.000 a 5.500 funcionarios, y 7.000 funcionarios de ese otro subtipo llamados también Mossos, que ya chaparon un referéndum organizado por la izquierda alternativa en pleno Procés1.0. Los funcionarios, aquí y en Lima, suelen, además, ser personas que se meten a funcionarios porque no quieren problemas en la vida, por lo que es difícil que se los busquen. Es difícil, a estas alturas y a pocos meses de octubre, en fin, construir un referéndum que pueda llevar ese nombre y ser reconocido por la Comunidad Internacional. Y en el que, por tanto, decidan participar los partidarios del no.

Aún así, ¿el Govern va en serio? Si eso es así, ¿cómo lo podremos saber? Por dos actos a realizar en el futuro –un futuro que, en el Procés, nunca llega-. Uno: que elabore la ley de convocatoria del referéndum, lo que le conduciría a la inhabilitación, que hasta ahora ha respetado, sin desobediencias. Dos: que dedique gasto –un solo euro– a ello, lo que le conduciría al trullo. Y, ya puestos, también se puede saber la verdadera intención del Govern por la manera de convocar el referéndum. Puede convocarlo el Govern, momento en el que el TC y fiscalía caería sobre ellos como ninjas. Eso sería un acto de decisión, un cruzar una frontera, un poner al Estado en un aprieto estético –ético, lo dudo–. Pero también puede delegar la convocatoria en el Parlament, de manera que los pringuis serían los parlamentarios que la voten, y no los chicos del Govern, que podrían presentarse a otras elecciones. Van a convocar el referéndum, en fin. No tengo dudas, como tampoco las tengo, ahora mismo, sobre el hecho de que el referéndum no se celebrará. Las dudas son quienes serán sus víctimas/inhabilitados. Me puedo comer estas palabras, pero no creo que sea el Govern. El tiempo –muy poco; el margen para convocar elecciones son 54 días antes de la fecha elegida, parece ser que no hay margen establecido para un referéndum unilateral, pero estéticamente podría ser ese– lo dirá. Dirá si esto es una consulta como la del 9N, con la diferencia de que no se llegará a votar, o un acto de decisión, la apuesta de un Govern, evitada desde 2012, para ser encarcelado y llevar el conflicto a Europa. Me inclino a creer, empero, que los cuerpos caen hacia el lado al que se inclinan.

-LADO E INCLINACIÓN. Si, como los datos y la tradición apuntan, esto vuelve a ser un objeto para consumo interno y con una meta electoral, el caso de la cosa sería utilizarlo para un conflicto local. En esta temporada sería la cosa Comuns y Podem. La dinámica es presionarlos a entrar en el corpus Procés, en el que serían fagocitados, o ubicarlos fuera de él, en el campo semántico de quienes no quieren un referéndum. Es decir, en el campo semántico PP, para entendernos. Hasta ahora les ha funcionado. A CDC, un partido que debería estar muerto hace años, por corrupción, le ha ido bien con ese juego. A ERC, un partido que ha introducido, junto a CDC y PP, la austeridad en Catalunya, también le ha ido de película. Y subiendo. A las CUP, un partido que en verdad quiere un referéndum, es decir, que choca con los dos partidos anteriores, y que ha pactado lo inverosímil –es decir, ha sido fagocitado– a favor de un referéndum que oficialmente –recordémoslo– carece de fecha y pregunta, parece no irle tan bien. Comuns debería enfrentarse frontalmente al Procés y empezar a hablar con culturas comunes sobre la viabilidad y el tiempo real de un referéndum efectivo, que no substituya a la política ni a los conflictos sociales. Creo, en fin, que ya se puede empezar a hacer cachondeo con el Procés. Ese manojo de nervios. Una parte de la sociedad catalana, alejada de Ciudadanos, el PP o el PSOE, ya lo hace. Relaja.

Fuente: http://ctxt.es/es/20170607/Politica/13211/Puigdemont-Proc%C3%A9s-CTXT-Guillem.htm