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Una pregunta de Saral Sarkar a John Bellamy Foster y la respuesta de este último

Fuentes: Ecologiste.in

I. Una pregunta para John Bellamy Foster  El profesor Bellamy Foster es un académico reconocido. Si su erudición también implica servir a la causa que apoya, se le puede pedir que conteste por favor a las siguientes preguntas/comentarios de un lector de este artículo: ¿Para qué sirve reemplazar el término comúnmente utilizado y bien comprendido […]

I. Una pregunta para John Bellamy Foster 

El profesor Bellamy Foster es un académico reconocido. Si su erudición también implica servir a la causa que apoya, se le puede pedir que conteste por favor a las siguientes preguntas/comentarios de un lector de este artículo: ¿Para qué sirve reemplazar el término comúnmente utilizado y bien comprendido de «gran crisis ecológica» con el apenas conocido y no bien entendido largo término marxiano «brecha metabólica en la relación de los humanos con la Tierra»?

Hay algunas frases/afirmaciones más en el artículo que suscitan comentarios críticos. Por ejemplo, «crear un mundo de desarrollo humano sostenible…». Esto me hizo enarcar las cejas. «Desarrollo sostenible» ha sido desde los años 80 la expresión en boga de la economía capitalista desarrollista. Pero el término no significaba nada nuevo. Era como agua potable pura deshidratada. Por supuesto, Bellamy Foster utiliza el atributo adicional «humano». Pero «desarrollo humano» también ha estado circulando durante mucho tiempo. ¿No significa llanamente desarrollo económico sostenible?

Una pregunta directa: ¿No cree Bellamy Foster que el objetivo inmediato del ecosocialismo debería ser iniciar una política de decrecimiento, de contracción de la economía, de contracción de la población? ¿Y el objetivo a largo plazo, una economía estacionaria socialista de nivel bajo?

Sabemos cuánto caos ecológico causaron la Unión Soviética socialista y otros países «socialistas» del Este de Europa. No es correcto por tanto decir, creo, «Es el capitalismo… lo que constituye nuestra ‘casa en llamas». ¿No sería mejor, porque es más cierto, decir que es el industrialismo lo que ha constituido durante los últimos doscientos años nuestra casa en llamas, siendo capitalismo y ‘socialismo’ simplemente dos variantes políticas del mismo modo de vida industrial?

Y esta fue la respuesta de Foster:

II. Contra la expropiación de la Tierra. Una respuesta a Saral Sarkar

John Bellamy Foster

Agradezco las preguntas de Saral Sarkar a mi prólogo al libro de Ian Angus Facing the Anthropocene. Intentaré responder a sus preguntas tan brevemente como pueda y en el orden en que fueron hechas. He numerado mis respuestas para comodidad del lector.

1.No hay ningún sentido en el que el concepto de Marx de «brecha irreparable en el proceso interdependiente de metabolismo social» (o brecha metabólica), tal como es usado este concepto hoy por ecosocialistas, pueda ser visto como un sustituto de la idea de crisis ecológica global. El desarrollo de Marx de un enfoque de sistema socioecológico (basado en la idea de metabolismo) surgió a partir de los debates científico-naturales de su tiempo y prefiguró el auge del concepto de ecosistema y más tarde del análisis del Sistema Tierra. Está íntimamente conectado con nuestro actual conocimiento científico.

Así, un artículo en el número de marzo de 2017 en Scientific Reports se refiere a la « brecha metabólica «, citando el Capital de Marx, en un intento de abordar alguno de nuestros problemas humano-ecológicos contemporáneos. De manera similar, los científicos del Grupo de Trabajo del Antropoceno definen este como una «brecha antropogénica» en el Sistema Tierra (o metabolismo terrestre). De hecho, más que como desplazamiento de la idea de crisis ecológica global, la brecha metabólica de Marx puede ser vista como algo que añade claridad a nuestro conocimiento de esa muy real crisis y particularmente las interconexiones dialécticas entre sus aspectos sociales y ecológicos.

2. El concepto de «desarrollo humano sostenible» fue destacado en el artículo hoy clásico de Paul Burkett « La visión de Marx del desarrollo humano sostenible «, publicado en el número de octubre de 2005 de Monthly Review. Marx escribió en el volumen tercero del Capital la que es sin duda la concepción más radical de sostenibilidad presentada nunca, defendiendo que los individuos no poseen la Tierra, que incluso toda la población de todos los países del mundo no posee la Tierra, sino que simplemente la conserva en fideicomiso para las futuras generaciones y debe mantenerla e incluso mejorarla como buenos cabezas de familia. Él definía el socialismo como una formación social en la que los productores asociados regulan racionalmente el metabolismo con la tierra de manera que se promuevan genuinas necesidades humanas, economizando al mismo tiempo el gasto de energía

Es ciertamente posible, por tanto, sobre la base del materialismo histórico clásico, desarrollar una concepción revolucionaria de «desarrollo humano sostenible» -radicalmente opuesta a «desarrollo sostenible» tal como se define en la economía neoclásica-. Desarrollo humano sostenible no se puede tomar como si significase crecimiento económico sostenible -un término que desde una perspectiva de sistema Tierra es una contradictio in adiecto-. Con toda seguridad sería un error fatal para la izquierda desarmarse intelectualmente abandonando conceptos disputados como sostenibilidad y ecología -o, si vamos al caso, igualdad, democracia y libertad- simplemente porque hayan sido apropiados y distorsionados de diversas formas por la ideología dominante. Debemos luchar por nuestras propias perspectivas.

3. El decrecimiento, en la forma en que se presenta normalmente hoy, no puede ser el principal objetivo organizativo del movimiento ecosocialista, puesto que ni aborda la amenaza ecológica inmediata ni se compromete con la necesidad de un cambio estructural del sistema capitalista. Dada la emergencia planetaria, el objetivo principal del movimiento ecologista en la actualidad debe ser mitigar el cambio climático, que sin embargo no se puede separar de toda una serie de problemas sociales y ecológicos.

En el Antropoceno, nos enfrentamos con la posibilidad futura, si la sociedad continua por la vía de business as usual, del fin de la civilización (en el sentido de sociedad humana organizada) e incluso potencialmente de la especia humana misma. Pero mucho antes de eso cientos de millones de personas se verán afectadas por sequías crecientes, el aumento del nivel del mar y acontecimientos climáticos extremos de todo tipo. Esto exige un cambio radical en la «hegemonía política y económica», como señala Kevin Anderson, del Tyndall Centre for Climate Change Research. Anderson también insiste en una suspensión inmediata del crecimiento económico y de todo intento de estimular el crecimiento a expensas del medio ambiente. Es necesaria la conservación, así como cambios en el uso de recursos, tecnología y valores de uso. Los combustibles fósiles deben quedar bajo tierra.

Todo esto va en la línea de lo que defienden los teóricos del decrecimiento. Pero todo el concepto de decrecimiento ha sido distorsionado por el hecho de que se usa generalmente para poner el concepto dominante de crecimiento económico a la cabeza, defendiendo simplemente una reducción del sistema, o dar marcha atrás, sin comprometerse a una crítica completa del capitalismo o a promover cambios estructurales revolucionarios que serían necesarios para enfrentarse al sistema capitalista. Ciertamente no hay ninguna duda de que debemos movernos hacia una economía de estado estacionario en el sentido de Herman Daly de no formación de capital neto.

El peso de la economía en los países ricos del mundo capitalista avanzado debe reducirse. Pero no deberíamos caer en el error de verlo simplemente como un problema de escala como hacen comúnmente los teóricos del decrecimiento. Toda la estructura del sistema del capital debe ser superada y reemplazada por una sociedad de igualdad sustantiva y sostenibilidad ecológica. El fracaso al abordar el cambio estructural revolucionario es la principal debilidad de la perspectiva decrecentista, que todavía no ha escapado de la ideología del capital. Así, pensadores decrecentistas destacados como Serge Latouche insisten en que el decrecimiento desde su punto de vista es de alguna manera compatible con el capitalismo.

4. Es cierto que si todo lo demás sigue igual, el aumento de la población sobrecarga la capacidad de carga del planeta. Pero las perspectivas malthusianas burdas no son útiles para abordar el problema ecológico. Es la acumulación de capital, no el aumento de la población, el principal factor en el cambio climático. Aunque las emisiones de carbono tienen que detenerse en todo el planeta en las próximas décadas -esto es, el mundo tiene que alcanzar cero emisiones netas para 2050- las mayores reducciones de las emisiones necesariamente deberán producirse en los países ricos, donde las emisiones de carbono per cápita son las más altas.

No hace falta señalar que los países ricos, con las mayores emisiones de carbono per cápita, no son aquellos países con las mayores tasas de crecimiento de población. De hecho, los países más pobres con las mayores tasas de crecimiento de población tienden a ser aquellos países con el menor impacto per cápita sobre el clima. El crecimiento de población en el capitalismo es una variable dependiente. Es dependiente de las condiciones del capitalismo y el imperialismo en un estado o región dados, y de factores como el empleo, la salud, la educación, los derechos de las mujeres, etc. Un libro excelente sobre este tema es el de Ian Angus y Simon Butler ¿Demasiada gente? [Too Many People?] 

5. La pregunta de si es el industrialismo más que el capitalismo la fuente de nuestra «casa en llamas» es extraño que la haga alguien con alguna conexión con el ecosocialismo. El argumento que presenta aquí Sarkar es que como la Unión Soviética dañó su medio ambiente y era un país industrializado pero no capitalista, deberíamos por tanto apartarnos del análisis de formaciones sociales históricamente específicas, como el capitalismo (o anteriormente el «socialismo realmente existente») y en su lugar deberíamos atribuir todo el problema a la idea más general, abstracta, de industrialización.

Si llevamos más lejos la misma lógica, llevaría a uno a defender que, dado que las sociedades preindustriales también destruyeron su medio ambiente, la industrialización no es una explicación suficiente. Deberíamos por tanto atribuir el problema ecológico a la sociedad humana en general. Y, luego, dado que los humanos son animales sociales, la sociedad en sí misma se puede considerar una explicación insuficiente, así que deberíamos atribuir el problema ecológico a la existencia misma de seres humanos. Ergo, simplemente, hay demasiada gente.

Este enfoque no es muy útil, en el sentido que elimina todos los elementos históricos cruciales del problema, y también nuestra capacidad de actuar de manera racional. Lo que está fuera de cuestión es que el capitalismo es un sistema dedicado sobre todo a la acumulación de capital. Como señaló Marx, el capitalista solo conoce ‘Vamos, vamos’ (Crece, crece), esto es, D-M-D’… D-M-D» … D-M-D»‘ ad infinitum. En estos intentos cada vez más irracionales para expandirse, el capital (el capitalista, las corporaciones) convierte en mercancía todo lo que existe, poniendo en peligro a la humanidad y a todo el planeta. En menos de una generación bajo el business as usual este proceso nos arrojará por el precipicio climático. Solo hay una conclusión posible: ¡Cambio de sistema, no cambio climático! 

Traducción de Carlos Valmaseda

Fuente: http://www.ecologise.in/2017/03/26/expropriation-earth-response-saral-sarkar