Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado y […]
Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado y destacado su obra
***
Empezamos de nuevo un nuevo ciclo de entrevistas querido amigo. No sé por dónde empezar. Tengo muchas noticias y muchos temas en el tintero. Hago una selección breve. Le pregunto por mujeres y amianto. Tomo pie en esta carta de Ricardo Torregrosa Marín
Admiro a Ana Cecilia y a Isbelia Buitrago por el coraje de su testimonio, por poner rostro humano a las frías cifras estadísticas de víctimas del amianto, o asbesto, como lo llaman nuestros hermanos de Latinoamérica. En la región de Murcia han muerto hasta 2011, más de 40 mujeres por mesoteliomas producidos por el amianto. La mayoría de ellas en Cartagena. En otras localizaciones, focos de muertes por amianto como Getafe, Sevilla, Euskadi, Cataluña, algunas de estas muertes de mujeres,han sido reconocidas como contaminación doméstica o medioambiental por amianto, por lo tanto, indemnizadas por las empresas contaminantes. Ninguna de las 40 mujeres fallecidas por mesotelioma en la región víctimas del amianto han conseguido justicia. No conozco sus nombres, menos sus rostros, no sé quienes son. Quienes sí las conocen, son los médicos del Santa Lucía, que a pesar de saber que sus maridos o hijos trabajaban en Bazan, Repsol o Enfersa y ellas les lavaban la ropa de trabajo nunca les han dicho nada. Les han ocultado el origen de su cáncer. Si están ocultando las muertes por amianto de los trabajadores, con mucho más empeño lo hacen con las esposas (http://noticias.caracoltv.com/colombia/murio-isbelia-buitrago-la-arquitecta-la-que-el-asbesto-le-asfixio-sus-suenos)
¿Por qué ese ocultamiento con las esposas? ¿Sólo con las esposas? ¿Cuántas mujeres se calcula que se han visto afectadas por el amianto en estos últimos años en España?
En general, las afectaciones no laborales vienen a demostrar que las mismas se generan incluso cuando la dosis de fibras inhaladas suele ser netamente inferior a la habitual en los centros de trabajo en los que el asbesto se manejó, como parte del proceso productivo y como ingrediente del producto final lanzado al mercado, o bien, alternativa o simultáneamente, porque el amianto ha venido a ser un integrante más o menos profuso, de las propias instalaciones fabriles.
Esto viene a desmontar no pocas de las milongas esgrimidas en sede judicial, tanto por parte de las empresas demandadas, como de sus abogados y los peritos que testifican, en persona o a través de sus informes técnicos, como, también, las aducidas incluso por algunos jueces.
Concretamente, y por lo que respecta al mesotelioma (la patología maligna asbesto-relacionada que requiere de dosis más débiles o exposiciones más breves, o ambas cosas, para llegar a aflorar como cáncer incurable y mortal a corto plazo, una vez aparecidos los síntomas que posibilitan el diagnóstico), tales víctimas no ocupacionales ponen de manifiesto lo inapropiado de distinciones entre puestos de trabajo supuestamente «no expuestos al riesgo», por un lado, y «en contacto con el amianto», por otro, cuando la tozuda realidad es que, refiriéndonos al mesotelioma, de puertas para adentro, en el centro de trabajo en el que el asbesto ha estado presente, los expuestos a ese riesgo, lo han sido TODOS, y en el entorno más o menos lejanos de esos focos de polución industrial por amianto, hasta los animales domésticos residentes en dichas zonas resultan afectados, sin que para ellos se pueda aducir ninguna suerte de actividad laboral encubierta e ignorada.
Le pondré un par de ejemplos, que no son, por supuesto, los únicos que se podrían mencionar.
De acuerdo, adelante querido amigo.
En Maule et al. (2007), los autores concluyen, que a 10 kilómetros de distancia del foco de polución -una fábrica de amianto-cemento-, el riesgo de afectación por mesotelioma, sigue siendo el 60% del registrado en el entorno inmediato de dicho origen.
Un estudio realizado en California, confirmó la asociación entre la proximidad de viviendas a una fuente de polución de amianto, de origen natural, y el riesgo de mesotelioma, y estimó que las probabilidades de aparición del mismo, disminuyen, aproximadamente, un 6’3% por cada 10 kilómetros de lejanía de la fuente más cercana, de difusión del amianto. Por lo tanto, dicho riesgo, incluso a larga distancia de la fuente, está lejos de ser insignificante.
Estremecen las cifras que nos da.
Genéricamente, se habla de «las esposas», porque ellas, a través del lavado de la ropa de trabajo en el propio domicilio, han estado manifiestamente más expuestas, pero víctimas de mesotelioma se llegan a registrar en otros familiares -hijas, hijos, hermanos, padres, etc., del trabajador-, con convivencia en el mismo hogar, al igual que cuando la afectación no ha venido de la mano de esa convivencia, sino por simple vecindad en una distancia de hasta varios kilómetros, y en concordancia con la dirección de los vientos predominantes, lo cual constituye, evidentemente, otro adicional elemento de convicción, aunque algunos jueces españoles todavía no se hayan enterado, o no se quieran enterar.
Por citar, al respecto, una fuente rabiosamente actual (fecha de publicación, el pasado día 21 del presente mes de Septiembre), mencionaría al trabajo de Marsh et al. (2017), y cuyo traducido título es: «Exposición no profesional al asbesto y riesgo de mesotelioma pleural: revisión y meta-análisis». Aunque el susodicho artículo está referido exclusivamente al asentamiento anatómico más frecuente del mesotelioma -o sea, el pleural-, sin embargo, y en términos generales, se trata de una situación que con igual o parecida pertinencia puede quedar referida a los demás asentamientos (peritoneal, pericárdico, o de la túnica vaginal de los testículos) -todos ellos igualmente incurables y mortales a corto plazo, a partir del diagnóstico, y tras una dilatada e insidiosa incubación oculta, de varias décadas de duración.
En España, a diferencia de lo que ocurre en otras naciones de nuestro entorno occidental y europeo, ni el mesotelioma es patología de declaración obligatoria, ni existe un registro nacional, de carácter oficial, ni existe un panel de expertos en su diagnóstico -a veces, sumamente dificultoso-, ni las impresentables «estadísticas» del INSS (acerbamente criticadas en la literatura médica extranjera, y también en la nacional), por lo que se carece de estimaciones fiables.
Hemos hablado de ello en algunas ocasiones. Es indignante, es increíble.
Lo que sí se ha podido estimar, en todo caso, es la amplitud del subregistro, que en el caso del cáncer de pulmón, en mujeres, originado por el amianto, llega a ser el máximo posible: el 100%. En cuanto a las otras patologías mortales asbesto-relacionadas, mesotelioma incluido, ese sub-reconocimiento, sin llegar a esa cota insuperable, se le aproximan estrechamente.
Una noticia. Doy aquí mismo el enlace, http://www.lavanguardia.com/politica/20170629/423769861031/parlamentarios-vascos-defenderan-en-el-congreso-compensaciones-por-el-amianto.html, y su comentario:
«Por lo visto, aquí «ni Dios» está dispuesto a hacer la más mínima alusión a la inevitable consecuencia negativa que también tendría lo que se propone. Siento hacer de aguafiestas en esta oportunidad. Si, a la vista de lo que se publica, alguien no lo tiene claro, que me pregunte. Se trata de un sistema en el que no hay señalamiento de culpables, todos quedan en el anonimato. Todos quedan amparados por un mismo rasero, cualquiera que haya podido ser su respectivo grado de indiferencia dolosa, cuando no de activo encubrimiento o de «guerra sucia» (despidos, amenazas, falsas imputaciones al trabajador, etc., que de todo ha habido)».
Eso, prosigue usted, «encierra un demoledor mensaje implícito, de cara a futuras situaciones similares, referidas a otros riesgos laborales. A tal efecto, resulta aleccionador el contenido del libro (que ya va por la segunda edición) Neurología de la maldad, de Adolf Tobeña (Plataforma Editorial). La sensación de impunidad individual garantizada, es lo único que les hacía falta a tan finos receptores de tales cantos de sirena. En teoría, podría quedar expedita la vía de la reclamación judicial, sin menoscabo de poder acogerse al sistema que se propone, pero, siendo realistas, reconozcamos que una vez alcanzada la indemnización, serían muy pocos, por no decir que nadie, quienes se aventuraran a los gastos, molestias, y potenciales decepciones, que presupone iniciar un proceso judicial que siempre será dilatado, saltando de instancia en instancia. Se hace ahora, porque no hay otra vía para alcanzar la indemnización».
Decía, en cierta ocasión, con toda la razón del mundo, Antonio Delgado (AVIDA Andalucía), que a las víctimas del amianto se les acusaba de «peseteros», de no moverse más que por el incentivo del dinero, sin tener en cuenta, los que así se expresaban, que esa era la única posibilidad que la ley les permitía a esos demandantes. ¿No estaría justificada esa crítica, en cambio, si de lo que ahora se trata, es de implantar un sistema que lo único que va a dejar en vigor, en la práctica, va a ser precisamente la indemnización recibida? Por este dilema ya han pasado las víctimas de otras naciones (Suiza, Holanda, etc.), y os puedo asegurar que en cada oportunidad no se imaginaron los efectos perversos que luego el desarrollo, en la práctica, de tales sistemas, todos similares y con iguales inconvenientes, llegan a evidenciar, cuando ya no hay vuelta atrás que lo pueda remediar».
Cierra usted de este modo: «Sé que todo esto es discutible, pero es mi sincera opinión».
¿Mantiene su reflexión? ¿Nos resume sus críticas a esa iniciativa parlamentaria?
Sin retractarme, no obstante, quisiera matizar, que cuando un pleito por amianto se alarga durante, por ejemplo, siete años, como con tantísima frecuencia ocurre, por «el juego al gato y el ratón», de las empresas demandadas, con su continuado recurrir a instancias superiores, hasta agotar todo el recorrido judicial posible, se entiende, por todo ese sombrío panorama, que sea muy fuerte, imparable, la tentación de salir de ese bloqueo.
Quienes así se pronuncian, no sopesan lo que en la práctica está ocurriendo en otras naciones en las que ese sistema ya lleva algún tiempo implantado, además de todos los inconvenientes ya anteriormente señalados aquí, y es que entre los gestores de esos fondos de indemnización, se incluyen a representantes patronales, cuyas firmas representadas son significativos contribuyentes económicos al sostenimiento del fondo, y el resultado perverso de todo ello viene a ser, que el fondo de marras viene a tener comportamientos claramente más excluyentes, que los que con anterioridad cabía atribuir a los jueces de los litigios. Es salir de «Guatemala», para entrar en «Guatepeor».
Una recomendación suya: «Publicado en «PubMed» el «Abstract» de este interesante artículo, cuyas conclusiones conviene tener bien presentes: Feder IS, Tischoff I, Theile A, Schmitz I, Merget R, Tannapfel A. «The asbestos fibre burden in human lungs: new insights into the chrysotile debate». Eur Respir J. 2017 Jun 29;49(6). pii: 1602534. doi: 10.1183/13993003.02534-2016. Print 2017 Resumen: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28663314«. ¿Qué conclusiones conviene tener bien presentes?
Facilito seguidamente la traducción del correspondiente «Resumen»:
La trazabilidad de las fibras de asbesto en los pulmones humanos, es un tema de discusión, especialmente para el crisotilo. Esta cuestión es de gran importancia para el diagnóstico diferencial, la evaluación del riesgo y la compensación ocupacional. En la actualidad no hay información longitudinal intra-individual disponible. Este estudio aborda la cuestión de si la carga de fibra de amianto en los pulmones humanos disminuye con el tiempo, después de la cesación de la exposición.
La base de datos del Registro Alemán de Mesotelioma, fue examinada para pacientes con recuentos de amianto de al menos 500 fibras por gramo de pulmón húmedo, que habían sido analizadas dos veces, de diferentes escisiones de tejido, a intervalos mínimos de 4 años.
Se descubrieron 12 conjuntos de datos, con información longitudinal individual, con un intervalo medio de aproximadamente 8 años (rango 4-21 años). Ambos exámenes se realizaron después de la interrupción de la exposición (mediana: cirugía, 9,5 años, autopsia, 22 años). La carga pulmonar de fibra de asbesto fue estable entre ambos exámenes (mediana 1623/4269 «cuerpos de amianto» por gramo de pulmón húmedo). La microscopía electrónica demostró una preponderancia del crisotilo (mediana, del 80%).
Este estudio es el primero en presentar datos longitudinales intra-individuales, sobre la carga de fibra de amianto en los pulmones humanos vivos. La alta biopersistencia de los anfíboles, pero también del crisotilo, ofrece explicaciones mecanicistas para la toxicidad de las fibras, especialmente el largo período de latencia de las enfermedades relacionadas con el asbesto.
Gracias por la traducción.
Lo que estos resultados vienen a evidenciar, es que la tan cacareada menor bio-persistencia del crisotilo, es más un mito que una realidad, promocionado por la persistente «ciencia-basura» de las publicaciones de David Bernstein y otros mercenarios similares, de los que han llegado a quedar al descubierto los jugosos «incentivos» que de forma más o menos encubierta, según de qué oportunidad estemos hablando, han venido a «engrasar» su diligente magín.
Tengo también varias referencias suyas sobre desamiantados defectuosos. ¿Cuándo un desamiantado es defectuoso? ¿Por qué hay tantas noticias sobre esta temática? ¿Es muy complicado desamiantar bien? Le recuerdo una carta de un director general a este propósito:
Apreciado Francisco, Paco, Lorena y Salvador
Ciertamente vergonzosas situaciones como la que esta noticia describe. Por desgracia el concepto de «Control de calidad final», higiénicamente hablando; en cualquier tipo de actividad relacionada con el amianto, es una de las asignaturas pendientes en nuestro país.
Si no tenemos ni regulada legalmente la Identificación y evaluación de materiales con amianto en edificios e instalaciones… ¿cómo vamos a poder ponernos rigurosos en la supervisión final?
Gracias por mantenernos siempre informados. Quizás deberíamos pensar en hacer un encuentro entre unos pocos… para conocernos y consensuar algunas cosas…
Un desamiantado puede resultar defectuoso, por ejemplo, por no haber sido exhaustivo, o por no haberse realizado con las necesarias precauciones, para minimizar el riesgo al que han de quedar sometidos tanto los operarios que lo realizan como quienes, habiendo permanecido presentes durante su ejecución chapucera, hayan quedado igualmente expuestos al riesgo. Frecuentemente, se tratará de operarios de la propia empresa en la que el desamiantado se efectuó, o el público, en general, como ocurrió en Sevilla, en el Teatro Maestranza, en el que renombrados ejecutantes, músicos de la orquesta, personal del teatro, y público asistente (incluyendo voluntarias visitas guiadas, por la zona tras escenario, en donde se realizaron las obras de desamiantado), quedaron todos hermanados en el ignorado riesgo padecido.
Puede ser defectuoso, por un etiquetado nulo o deficiente de los residuos generados, con potencial o efectiva presencia de asbesto, o por una retirada y transporte a vertedero incorrectos, o por su vertido en lugar no autorizado, o ejecutado en condiciones deficientes.
También puede obedecer, evidentemente, a la falsificación de la documentación requerida, para ocultar incumplimientos, ausencias, fingir capacitaciones, etc.
De todo ello quedan registrados ejemplos realmente acaecidos, incluidos en mi trabajo: «Historias para no dormir – Desamiantados escandalosos» «Rebelión», 15/09/2017 https://www.rebelion.org/noticia.php?id=231530
Véase igualmente mi otro artículo, publicado en dos partes:
«Presencia del desamiantado en la crónica judicial española (I)» «Rebelión», 1/10/2016 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217409
«Presencia del desamiantado en la crónica judicial española (II)» «Rebelión», 5/10/2016 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217540
Gracias por las referencias.
Desamiantar bien, es complicado, hasta el punto de que en las naciones europeas de nuestro entorno occidental, para poder ejercer esa función, las empresas y operarios que se dedican a ello, han de contar con una previa acreditación oficial de su capacitación, con arreglo a programas oficiales de formación, de contenido igualmente reglamentado. La acreditación no es eterna ni irreversible, pudiendo ser cancelada, si se constató mala praxis, a cuyo efecto, eso se comprueba mediante aleatorias y no anunciadas inspecciones. Se ha podido ver, por ejemplo, cómo en el Reino Unido, han habido años, en los que el número de desacreditaciones y correspondientes irreversibles anulaciones de licencia, han llegado a superar al de las propias acreditaciones del mismo año.
Nada similar ocurre en España, en donde basta un simple trámite administrativo -la inscripción en el R.E.R.A.-, basta para que de forma indefinida se pueda seguir desempeñando dicha actividad, sin que ni siquiera la condena en sentencia judicial, a causa de la patología asbesto-relacionada en los operarios, contemple dicha cancelación, tampoco aplicada por ningún otro ente público. Tendremos también, por ejemplo, cómo un anterior carrito de venta de churros, ha sido transformado en unidad móvil de desamiantado…
Parece imposible lo que nos cuenta.
Podríamos decir, que es como si para poder conducir un vehículo motorizado, bastara con inscribirse en un imaginario «registro de conductores», y además, sin previsión alguna de retirada del carnet de conducir, por ningún motivo.
Siguiendo con el contraste con lo reglamentado para el desamiantado en las susodichas naciones, diremos que las descargas en vertedero autorizado, de los residuos con contenido de amianto, han de ser filmadas, y los registros gráficos así generados, tienen que estar a disposición de los inspectores de la administración pública, durante un extenso tiempo prefijado, etc., etc.
Respiremos un poco si le parece.
De acuerdo. Respiremos.