El domingo 26 de noviembre culmina la primera etapa de las elecciones generales en Cuba. Es en ella que los electores deciden en sus circunscripciones, por el voto directo y secreto, quiénes serán sus delegados(equivalentes a concejales) a las Asambleas Municipales del Poder Popular (AMPP), las que posteriormente en voto de segundo grado y de […]
El domingo 26 de noviembre culmina la primera etapa de las elecciones generales en Cuba. Es en ella que los electores deciden en sus circunscripciones, por el voto directo y secreto, quiénes serán sus delegados(equivalentes a concejales) a las Asambleas Municipales del Poder Popular (AMPP), las que posteriormente en voto de segundo grado y de su seno eligen a sus presidentes y vicepresidentes municipales(equivalentes a alcalde y vicealcalde). La cantera de la que surgen todos estos cargos son las asambleas de nominación de candidatos a delegados de circunscripción. En ellas los vecinos pueden proponer y elegir a mano alzada hasta a ocho candidatos, lo que implica que se pueda ir a una segunda y hasta tercera vuelta electorales mientras uno de los candidatos no reciba la adhesión de más de 50 por ciento de los electores de la circunscripción.
Este proceso culminará el 24 de febrero de 2018 con la toma de posesión de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, la elección por ellos del presidente, vicepresidente y secretario de ese órgano de gobierno. Al mismo tiempo y, al igual que en el caso anterior, como culminación de un proceso de consultas de la Comisión Nacional Electoral con los diputados, estos elegirán al presidente y cinco vicepresidentes del Consejo de Estado, su secretario y a los restantes 25 miembros de la máximo instancia legislativa y ejecutiva del país entre sesiones de la ANPP. Raúl Castro ha reiterado en varias ocasiones que no se presentará a la relección como presidente del Consejo de Estado, aunque puede conservar el cargo de primer secretario del Partido Comunista de Cuba para el que fue relecto por el Congreso de la referida organización.
La permanencia de Raúl en esa función es un verdadero privilegio para el nuevo equipo de dirección del Estado cubano. Seguramente ya no se ocupará del día a día de las tareas gubernamentales y del Estado. Pero cuántos gobiernos en el mundo -si es que alguno- pueden contar con una supervisión, asesoría y orientación del calibre de las que puede brindar Raúl con su sabiduría política, su talento organizativo y en temas de seguridad nacional. En fin, sus dotes de estadista y jefe militar desarrolladas en apoyo a Fidel en el enfrentamiento, a lo largo de toda su vida adulta, a la agresividad del imperialismo. Esto, para cualquier gobierno que se respete y bregue por su independencia respecto del imperialismo sería de un valor inapreciable. Mucho más en el caso de Cuba, situada por la geografía en las fauces mismas del monstruo
de que hablara Martí y sujeta a su política de hostilidad y asfixia económica por casi seis décadas. Y todavía más cuando el nuevo presidente de Estados Unidos ha vuelto a la retórica y, en parte, a las primitivas actitudes hacia Cuba de los peores tiempos del enfrentamiento planteado a la isla por la arrogancia de la superpotencia, ha redoblado el bloqueo y producido una reversión importante del proceso de normalización en las relaciones que avanzaba en la administración de Obama.
Volviendo a las elecciones del domingo, estarán en liza en sus circunscripciones 27 mil 221 candidatos, propuestos en las asambleas de ese nivel con la asistencia de 6 millones 746 mil 867 electores, 78.35 del padrón electoral. De ellos son mujeres 34.50 por ciento y jóvenes menores de 27 años 19.49 por ciento. De los actuales delegados fueron nominados 66.44 por ciento.
Las biografías y fotos de los nominados están expuestas en diversos lugares de sus circunscripciones desde el primero de noviembre para que sean conocidas y comentadas previamente por los votantes. Ello les permite disponer de elementos de juicio para votar por el candidato de su preferencia. Conviene recordar que en las elecciones cubanas no participan partidos políticos ni hay campañas electorales, por lo que no se asignan fondos para ese fin. El PCC no interviene en la nominación de los delegados, cuya candidatura surge libremente de las asambleas de vecinos.
Después de las elecciones del domingo inicia otra fase en que las AMPP nominan a los candidatos a delegados a las Asambleas Provinciales y a diputados a la ANPP. De ellos, aproximadamente 50 por ciento deben ser miembros electos de las AMPP y el resto propuestos por las comisiones de candidatura integradas por las organizaciones de masa. De esta forma se asegura una adecuada combinación de la representación territorial con la sectorial pues de dichas comisiones surgen candidatos obreros, artistas, intelectuales, líderes religiosos, militares.
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