Recomiendo:
0

Andalucia

No uno, sino dos 4 de diciembre

Fuentes: Sindicato Unitario de Andalucía

En 1977, cerca de dos millones de personas andaluzas salieron a la calle empuñando nuestra verde, blanca y verde; hartas de paro, de emigración, de señoritos, de pobreza, hartas de burlas, de exclusión… hartas de cuarenta años de fascismo. Eran gente orgullosa, valiente. El poder tenía que ahogar ese sentimiento. Y lo intentó. Aún no […]

En 1977, cerca de dos millones de personas andaluzas salieron a la calle empuñando nuestra verde, blanca y verde; hartas de paro, de emigración, de señoritos, de pobreza, hartas de burlas, de exclusión… hartas de cuarenta años de fascismo.

Eran gente orgullosa, valiente. El poder tenía que ahogar ese sentimiento. Y lo intentó.

Aún no tengo claro si fue por conciencia o coincidencia la elección del día 4, pero en esos primeros días de diciembre del año 1868, tras el triunfo de la Revolución liberal de septiembre, el gobierno provisional y el ejército regular se disponían a clausurar las juntas revolucionarias y las milicias ciudadanas que éstas tenían bajo su control.

Un batallón de los Voluntarios de la Libertad de Cádiz, con Fermín Salvochea a la cabeza, se opuso a su disolución1, sobre todo después de que el gobierno provisional hubiera excluido a los demócratas del gobierno y de la constitución de ayuntamientos sin el concurso del sufragio universal.

Las juntas y sus milicias fueron fundamentales para convertir un pronunciamiento militar más, encaminado a un nuevo cambio de gobierno, en una auténtica revolución. Una vez en el poder, los liberales conservadores, moderados y monárquicos, excluyeron a quienes defendían la democracia desde abajo y las reivindicaciones del 4º Estado, la clase obrera, que ya empezaba a participar en política dentro del partido demócrata.

Una revolución, dos objetivos: unionistas y federales; conservadores y demócratas. No fue derrotada Isabel II, solo se inició un paréntesis en el reinado borbónico. Los vencidos fueron los presos y los muertos que defendían los derechos sociales y la democracia desde abajo. De los que defendían el poder del pueblo.

En 1977, por conciencia o coincidencia, se eligió el 4 de diciembre para expresarnos en andalú contra nuestra marginación, pobreza y miseria a pesar de vivir en una tierra rica. Y ahí también se enfrentaron dos objetivos contradictorios. Por un lado los que preparaban el Pacto de Antequera2, por otro los que defendían la Andalucía que soñó Infante. Aquellos, los que aceptarán y acatarán el marco autonómico que quedará fijado en la Constitución monárquica, éstos, los que luchaban por hacer realidad la Andalucía autónoma y soberana, organizada en una democracia republicana representativa y que no recibiera su poder de ninguna autoridad exterior al de las autonomías cantonales que la instituyeran. La que, además, se preparara para el advenimiento de la igualdad social mediante la independencia económica del pueblo. Es decir, por hacer efectivo el contenido socialista, soberanista, republicano y democrático de nuestra Constitución, la andaluza de 1883.

Fue un 4 de diciembre de vencedores y vencidos. El 4 de diciembre de quienes estaban preparando el actual Estado de Derecho y el 4 de diciembre de a quienes les volverían a ningunear la justicia, la justicia para nuestras víctimas.

El fascismo no podía consentir a dos millones de gente andaluza en la calle exigiendo justicia, reparación y democracia, orgullosa y valiente. Tenía que ahogar esos sentimientos revolucionarios y lo intentó asesinando a Caparrós, y lo consiguió un 28 F.

Durante los cuarenta años que han transcurrido desde entonces, los vencidos han mantenido la llama del 4 de diciembre revolucionario. Años que han estado silenciados y aislados pero que cada vez que reivindicaban esta fecha como el Día de Andalucía, sus quejíos llegaron a otros, y nos pellizcaban el corazón.

Ahora somos más conscientes de la derrota y más gente concienciada de que la derrota nos llevó al 28 F, al triunfo definitivo en Andalucía del orden político y de la paz social de la que era capaz la monarquía española restituida por Franco, el nuevo Estado de Derecho al que someter a Andalucía y a su clase obrera.

Pero gracias a esa labor callada de los vencidos, callada no por afónica sino por silenciada, cortocircuitada, para nadie hoy en Andalucía pasa desapercibida esta fecha. Bien por la ilusión que desprende, bien por desprecio.

Pero también somos más, o al poder les interesa que seamos más por lo que sea, o «pel que sigui» como se diría en catalán3. Hoy se vuelven a enfrentar dos tipos de 4 de diciembre. El que se repliega al Estado de Derecho burgués, centralista, capitalista, machista y europeo, y el 4 de diciembre que sigue soñando con una Andalucía soberana y socialista. Aquél, como pieza clave en el actual proceso constituyente español, y éste, el del proceso constituyente mediterráneo, euroafricano, euro oriental, universalista, socialista y feminista. En una palabra, andaluz. El 4 de diciembre legal frente al 4 de diciembre legítimo.

Porque toda la gente que desde sus escaños, círculos o asambleas han tomado posición en defensa del actual Estado de Derecho y de la legalidad, se han opuesto a la legitimidad de la lucha de los pueblos. Éstos también se han manifestado en conmemoración de nuestro 4 de diciembre. Y junto a ellos y ellas, la gran mayoría, gente ilusionada y engañada, reconducida al orden político y la paz social sometida a la Constitución franquista del 78 que aclama al actual Estado de Derecho burgués, capitalista, centralista, machista y europeo.

Un Estado de Derecho que también defienden los fascista que cada vez, en mayor número, salen del armario para defenderlo y defenderse de quienes continuamos la lucha por la defensa de la vida, de la vida digna, de la vida libre.

Un Estado de Derecho que asume y presume de la conquista de Andalucía, de la expansión europea basada en sojuzgar al otro, al diferente, o de eliminarlo cuando no le es rentable explotarlo. El Estado de Derecho que asume y presume del genocidio en sus colonias.

Un Estado de Derecho que nació y se impuso acompañado de ruidos de sables, con amenazas constantes de golpes de Estado para dejar a nuestras víctimas en las cunetas, sin reparar el daño ni hacer justicia con Infante, con Verdejo, con Caparros, ni con las cientos de miles de hermanos y hermanas nuestras.

Pero a pesar de por lo que sea, o «pel que sigui», los vencidos también somos más, estamos en más sitios, más organizados y contamos con un programa revolucionario, soberanista, andaluz, socialista, feminista, democrático y republicano. El marco es nuestra Constitución, la Constitución andaluza de 1883, que como Riego con la «Pepa», la proclamaremos pueblo a pueblo hasta que el poder termine acatándola. Y estamos construyendo nuestro programa revolucionario, pero no con escritos o discursos, sino con hechos.

Contamos en estos últimos tres años con la realización de tres Jornadas por la Constitución andaluza en Antequera, Sevilla y Granada, dos manifestaciones por la Constitución de Andalucía, la de este año flanqueado por fascistas.

Pocas y pequeñas organizaciones pero en plural, con ámbitos de actuación en muchos territorios y sectores, con gente de todo el arco generacional, luchadores y luchadoras viejos y viejas, nuevos y nuevas. Y organizaciones políticas, sindicales y culturales.

Hoy, el quejío del 4 de diciembre, nuestro quejío, puede peñizcar a más corazones. Somos gentes valiente, orgullosa. Quizás el poder vuelva a intentar ahogar nuestros sentimientos y quizás los consiga nuevamente. O quizás no, y seamos nosotros y nosotras quienes venzamos para que no haya vencidos, para que venza el ser humano, la vida digna, la vida libre.

Y en esto estamos, organizando las próximas Jornadas por la Constitución andaluza, las IV Jornadas que haremos en Huelva, la tartésica Onuba, la musulmana Welwa, la obrera Huelva. Pero de mientras desarrollando campañas por nuestra Constitución en nuestros municipios; piezas claves, fundamentales, las primeras determinaciones de nuestra lucha de liberación. Y dotándonos de organismos comunes, no para construir un sujeto político andaluz, electoralero, de los que tienen la política, o aspiran a tenerla, como profesión, sino para constituirnos la gente de Andalucía y a Andalucía misma como sujeto político, como sujeto constituyente.

Y en eso os esperamos y esperamos vuestras aportaciones con más hechos, para ir confeccionando nuestro programa revolucionario, el que persigue, desde la legitimidad de la lucha por los derechos de las víctimas y de los que sufren, de los excluidos del sistema, la construcción de nuestro propio Estado de derecho, el Estado de Derecho andaluz, soberanista, socialista, feminista y mediterráneo.

Por todo ello, conmatriotas, compatriotas:

Viva Andalucía soberana y socialista,

Viva Andalucía Libre.

Notas:

1 La rebelión encabezada por Fermín Salvochea, miembro del partído demócrata y de la I Internacional, como jefe de un escuadrón de los Voluntarios de la Libertad de Cádiz, se extendió por Puerto de Santamaría, Jeréz y otras localidades andaluzas.

2 La Organización Revolucionaria del Trabajo (ORT), fundadora del Sindicato Unitario, también firmó el Pacto de Antequera. Mientras nuestros dirigentes nos pedían continuar la lucha, algunos de ellos se aseguraban buenos puestos en las nuevas Instituciones «democráticas».

3 Lo expresamos en catalán en referencia a la intensidad con la que convocan las fuerzas del régimen a los andaluces y andaluzas cuando el pueblo catalán sale a la calle a exigir sus derechos nacionales.

Fuente: http://sindicatounitario.net/no-uno-sino-dos-4-de-diciembre/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.