La NASA acaba de hacer públicos los resultados de una investigación, publicados en la revista Nature, que revela que los seres humanos han alterado dramáticamente el suministro de agua. Tomando como base la monitorización vía satélite de los cambios experimentados en diferentes regiones del mundo a lo largo de 14 años, este estudio (al que […]
La NASA acaba de hacer públicos los resultados de una investigación, publicados en la revista Nature, que revela que los seres humanos han alterado dramáticamente el suministro de agua. Tomando como base la monitorización vía satélite de los cambios experimentados en diferentes regiones del mundo a lo largo de 14 años, este estudio (al que han bautizado con el nombre de GRACE en honor a los satélites gemelos Gravity Recovery y Climate Experiment que participan en él), la agencia espacial ha analizado la pérdida de agua dulce, no sólo en lagos y ríos, sino también en nieve, hielo e, incluso, acuíferos.
Se trata de la primera vez que se combinan mediciones directas a partir de satélites con otros conjuntos de datos (modelos hidrológicos para estimar las tendencias) para este estudio, creando el primer mapa sobre los cambios en la disponibilidad de agua dulce en todo el mundo.
Para hacer más comprensibles estas conclusiones, la NASA ha calculado las pérdidas de agua en gigatoneladas al año, considerando que una gigatonelada sería suficiente para llenar 400.000 piscinas olímpicas. Pues bien, si el depósito de agua dulce más grande en EEUU es el Lake Mead, con cerca de 32 gigatoneladas cuando está lleno, en Groenlandia se pierde agua a razón de 279 gigatoneladas al año (equivalente a más de ocho Lake Meads). Del mismo modo, en la Antártida, se pierden unas 128 gigatoneladas de hielo anualmente.
El objetivo del estudio también era tratar de determinar las causas de esta disminución de agua dulce y las conclusiones son devastadoras: en dos tercios de los 34 puntos calientes analizados desde el Estado de California a China se pueden relacionar con el cambio climático o las actividades humanas directas, tales como el bombeo excesivo de las aguas subterráneas para el regadío en la agricultura. Así sucede, por ejemplo, en el norte de India, el norte de China o buena parte de Arabia Saudí.
Precisamente por esta causa, se da la circunstancia de que la disminución de agua dulce se da en algunas de las mayores regiones productoras de alimentos del mundo. Como consecuencia de ello, el estudio concluye que, de no comenzar a hacer un uso más eficiente del agua, en poco tiempo se verán obligados a trasladar sus cultivos a otros lugares.
Uno de los científicos coautores de la investigación no ha dudado en afirmar que la actividad humana es la principal causa de la alteración tan dramática del paisaje acuático en la Tierra, contribuyendo al cambio climático. Así sucede en más del 40% de los puntos calientes, con ejemplos como el agotamiento de las aguas subterráneas y la sequía del sur de California, el sur de Rusia, Ucrania o el norte de África.
A esta acción directa del ser humano se suman los cambios climáticos -también provocados, en gran parte, por nuestro tren de vida- registrados en hasta 12 regiones, como se ilustra con la sequía de Brasil o los períodos más húmedos en el Amazonas y el oeste tropical de África.
Por otro lado, la construcción de grandes infraestructuras también ha terminado por tener efectos muy negativos para las reservas de agua dulce. La investigación de la NASA señala cómo ejemplos de ello los grandes embalses de China, como la presa de Three Gorges en el río Yangtze, que pasa por ser la planta hidroeléctrica más grande del mundo.
Fuente: http://blogs.publico.es/kaostica/2018/05/17/nasa-agua-dulce/